Amar es manifiesto, a veces, 
en la desventura, cuando el alma 
reconoce en sus aromas 
la providencia encadenada.
 
Al oír sonar muy quedo,
tu música... vagar
por los jardines de mi desvelo, 
mientras caen las hojas
de tu lluvia pertinaz 
que me conducen, insomne,
a otros lugares sin tiempo.
 
Callar es bello entonces. 
Sentir tu polvo amado 
ambular por mi cielo
de noches inmarchitables 
pleno de amor y miedo. 
 
Nada decir entonces,
revolotear en sueños 
la penumbra gris de tus bosques, 
como alas de amor que se abren 
bajo el añil profundo
de mis atardeceres. 

Oh virgen de pasión,
tú que reinas en mis noches, 
¿Rosa del paraíso! 
porqué no vuelves? 
Déjame sentir 
la magia de tu ensueño 
por oníricos caminos
de mi mente y embeleso. 
 
Dime mujer, 
¿qué tanto amor
guardas de mi cuerpo  omitido?
Dime ilusión!
¿hay otra forma de no morir
sino es tu canto 
lejano de sirena
que me desvela a solas? 
 
Languidecer es bello
en la distancia, 
bajo el hechizo obstinado
de tus tiernas penumbras.

Y ensimismado y solo,
esperar que concluya
en nuestro empeño
el ciclo inexorable
de la esperanza. 

Latiníssima.com © New York, All Rights Reserved. 2001 Designed by: Eddie Ferreira No part of this website may be copied or reproduced without prior permission

Hosted by www.Geocities.ws

1