Saltando por
las breñas de mi huerto,
Recogiendo las nueces del verano.
Sabia natura pone en nuestra mano
Flora y fauna bellísima en
concierto.
Salta agitadamente por los
agros,
Viene y regresa rauda, ágil
tozando,
Levanta sus manitas como orando,
Rogándole al gran Dios de los
milagros.
Tanta destreza y gallardía
a la mano,
Rodeados vivimos de hermosura,
Entonces yo no entiendo la premura
Con que los hombres destruyen a su
hermano.
Aprende todo de la ardilla
¡niño!
De su nativo encanto y su ínfima
grandeza,
De su trabajo alegre y su entereza.
Y siembra por la vida tu cariño.
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