"A Cada Santo
Una Vela."
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¿Roberto leíste los clasificados de empleos? -
- No Mija, aun no. Estoy bañando la niña, el bus
de la escuela debe
pasar dentro de cinco minutos. -
- Recuerda mi amor que la maestra está esperando el cheque
de la
mensualidad. -
- Si Reinita, no solo la maestra, hasta el carnicero me lo recuerda.
-
- El teléfono no deja de sonar cobrando las cuentas, ayer
vino por
tercera vez el empleado de la energía eléctrica,
se le notaba
disgustado, venia expresamente a cortar el servicio. -
- ¿Y como le hiciste? -
- La vecina del 506 me escuchó suplicarle y ante la insensibilidad
del empleado, que se, no tiene la culpa, es su trabajo. Se
acercó
y me facilitó cien dólares, así pude darle
un abono. -
- Vaya milagro en este mundo de insensibles. ¿Y tú
le recibiste?
- No puede hacer nada ante su insistencia, aunque me dio tanta
pena, creo que le inspiré mucha lastima -
- ¡Amor! la verdad estoy desesperado. No se que hacer,
no
encuentro que me den un empleo, ni como barrendero, hasta
para eso estoy viejo.
- Y pensar que nos vinimos de nuestro país pensando encontrar
una
situación mejor.
- Vaya mejor situación, si allá estábamos
igual de pobres porque
el peso cada día valía menos, pero no éramos
extraños, ni
teníamos que tener permiso de trabajo, ni hablar inglés
fluente.
- Pero, Corazón, no te lamentes. ¿No ves como ha
aprendido en tan
corto tiempo Marcelita ha hablar inglés?
- ¿Y nosotros? ¿Que va a ser de nuestra vida? ¿Y
el trabajo?
- Tranquilo Mijo si nos desesperamos será peor.
- Pero como no desesperarnos si llevo más de medio año
buscando
un trabajo y nada, por ninguna parte.
- Dios se apiadará de nosotros, ¡ya lo veras!
- Hoy iré de vuelta y todos los días si es preciso,
no puedo concebir
que nadie quiera emplearme.
- Pero que te dicen porque, no te dan trabajo, si todas las mañanas
sales tan ilusionado.
- ¿Recuerdas el clasificado de ayer donde buscaban un
asistente
para un negocio boricua?
- ¿Si amor que te dijeron? te fuiste muy elegante.
- Pues tan pronto me hicieron pasar, el patrón no me dio
ni siquiera
posibilidad de hablarle de mis conocimientos, me dijo que ese
trabajo era para un hombre de máximo treinta años.
- Pero si no aparentas los cincuenta que tienes, luces tan bien,
mira
que ni siquiera te han salido canas.
- Pues ya creo que me van a salir pronto Mija, este bendito país
se
va a encargar de ello, hasta creo que va a acabar conmigo.
Todo
sea por el porvenir de nuestra hija.
- Pero mi amor y todos los años de universidad y tus veinte
años
como gerente de computadoras en esas grandes multinacionales,
¿no sirvieron para nada?
- No te digo que el hombre no me quiso escuchar, ni siquiera
leyó
mi hoja de vida, la tiró cerrada a un cajón
del escritorio.-
- Y porque no se la pediste de nuevo te hubiera servido para
otra
entrevista, recuerda que no tenemos dinero.
- Pero orgullo si, vieja
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