Porque "Los Cobertizos"
Por Alejandro Danzos, [email protected]
Villa Juárez, Sonora.

Bien, se debe a que en este lugar “Los Cobertizos” ha visto la historia del Municipio de Benito Juárez Sonora. En los inicios de la fundación de Villa Juárez los cobertizos sirvieron para dar alojamiento a miles de trabajadores del campo, en los Cobertizos la gente se resguardaba del sol y de las lluvias, era el punto de reunión de los trabajadores de campo en las piscas de algodón. Cultivo que predominaba en aquellos años y que a los agricultores (colonos) les era muy redituable.

Posteriormente se dejo de contratar personas para que realizaran la pisca de algodón, en su caso ingresaron las máquinas piscadoras. Por tal motivo los cobertizos dejo de operar para lo que se habían creado. Con el paso de los años “Los Cobertizos” adquirió una nueva función como “Centro de Eventos”, se organizaban las fiestas de la región como es el caso de la “Ferias del Trigo”, “Bailes de Graduación” de las diferentes escuelas Secundaria y Preparatoria. (comentario extra, mi graduación de la Secundaria fue en los Cobertizos, esperen, no estoy tan viejo eeehh).

Actualmente existe la Biblioteca Municipal y un Gimnasio Municipal que da servicio a los nuevos jóvenes de Villa Juárez.

La pisca de algodón

Este es un extracto tomado de un folleto que publicó la Administración de Trabajos y Progreso (WPA) en agosto de 1937, relacionado con el algodón.

La planta del algodón le llega a uno como a la cintura y produce muchas ramas que se extienden por todos lados y se llenan de flores y cápsulas donde crece la fibra. Aunque las cápsulas se desparraman por toda la planta, tienden a concentrarse un poco abajo del centro de la planta o más o menos como a un pie del suelo. Las cápsulas abiertas o capullos tienen cinco compartimientos que nacen de una base común y en cada compartimiento se encuentra una bola de algodón.

El piscador de algodón, equipado con un costal largo de lona que arrastra con el muslo derecho y sostiene gracias a un cinto encima del hombro izquierdo, pisca con las dos manos. Si el algodón está bien desarrollado las cinco bolas de algodón pueden ser piscadas con un sólo y rápido movimiento de mano. Una vez que las manos han juntado una buena cantidad de bolas de algodón, la mano izquierda se las pasa a la derecha y de ahí al costal. Cuando el costal está lleno o muy pesado para el hombro del piscador, se lleva a la pesa y una vez pesado se vacía en la carreta o se apila en enormes mantas blancas.

Este es un trabajo fastidioso. Un promedio de unos 70 bolls,hacen una libra de semilla de algodón por lo que unas 125 libras ya se considera una buena pisca. Para recolectar una cosecha de unos 12.5 million bales, se necesitan apróximadamente 150 millones de dias-hombre de trabajo, o el trabajo suficiente para proporcionar empleo constante a casi 4 millones de piscadores durante una temporada de 40 días de trabajo.

(Tomado del Boletín del Archivo General de la Nación, Núm. 4 (14) Oct. Dic. 1980)

Los piscadores de algodón fueron indudablemente de lo más valiosos hasta que los agricultores decidieron buscar formas más barátas de cosechar sus campos de algodón.

La introducción de la piscadora mecánica de algodón acabó con el atráctivo y lo práctico del programa de piscadores. La máquina desplazó al piscador de algodón...

Los piscadores de algodón se tuvieron que cambiar a otros cultivos, principalmente a cosechar vegetables.

Los piscadores de algodón se convirtieron en piscadores de chile. Otros se convirtieron en lechugueros o cebolleros. Muchísimas personas que continúan laborando en los campos agrícolas, todavía se acuerdan de aquellos tiempos, de los buenos días cuando el algodón se piscaba a mano.

 

Que opinas de este resumen de "Los Cobertizos", quieres decir algo, agregar datos o cualquier cosa, escribe a la siguiente dirección es [email protected] Tus comentarios nos hacen creceer !!!

--------------------------------------------------------------------------------------------
La bonanza del oro blanco
Por Sergio Anaya
CIUDAD OBREGÓN, Sonora (PH)

En 1947 la siembra de trigo y algodón comenzó a crecer de manera vertiginosa en el Valle del Yaqui hasta alcanzar el 87% de la superficie irrigada en 1955. Con más valor económico, el algodón se convirtió en la fuente segura de grandes fortunas que se hacían en unos cuantos meses, los que dura el ciclo del cultivo y su comercialización. Gracias al “oro blanco” se construyeron lujosas residencias en el Sur de Sonora. Aunque también fue la causa de grandes quiebras para quienes sembraron miles de hectáreas y en la época de pizcas vieron angustiados cómo las lluvias, una plaga o los bajos precios del mercado acababan con sus sueños de riqueza.

Ciudad Obregón fue asiento del mayor número de plantas despepitadoras en el Estado: Anderson Clayton, Mc Fadden, Tepeyac, Industrias Unidas del Pacífico, las algodoneras de Cajeme, del Yaqui, de Sonora, empresas que ganaron y dieron a ganar a la ciudad durante la bonanza algodonera. Todavía está fresco en la memoria de los cajemenses el recuerdo de las masas de pizcadores que seguían al algodón desde La Laguna, pasando por estas tierras hasta llegar a Mexicali.

Villa Juárez, Quetchehueca, Pueblo Yaqui y otros poblados rurales eran inundados cada año por miles de humildes jornaleros que venían del Sur con la “saca” al hombro. Concentrados en galerones o a la sombra de cualquier mezquite, pasaban aquí la temporada algodonera mientras a su alrededor pululaban vendedores de aguas frescas, taqueros, merolicos, panaderos ambulantes y tenderos. Todo mundo ganaba con los pizcadores hasta que un día llegaron las máquinas a los campos de algodón y junto con ellas una baja en los precios del mercado que hizo más riesgosa la inversión en este cultivo.

http://www.elimparcial.com/buscar/traernotanew.asp?NumNota=378166
----------------------------------------------------------------------------------------------------------