Universidad Nacional
Autónoma de México
* Rommel
Rosas
Primer Semestre
Alumno: Carlos Augusto Estrada Nava
Grupo 001
Marzo 15 del 2002.
POLICÍA CAMERALISTA:
TRÁNSITO Y CONTRADICCIONES AL ESTILO JUSTI
“El
orden es necesario en todas las cosas,
pero principalmente en las universidades”
(von Justi).
Las
páginas subsiguientes explican la labor del cameralista von Justi en la etapa
de tránsito, entre feudalismo y Estado moderno, que significó la monarquía
absoluta. Bien sirvan para cavilar en torno al papel y el pensamiento
administrativo de un ilustrado alemán con espíritu liberal enfrascado en un
marco despótico y absolutista.
LA EUROPA QUE NOS TOCÓ VIVIR.
Las
bases políticas del Estado absolutista se fijaron con firmeza gracias al
proceso de institucionalización de la servidumbre, tanto en Prusia como en
Rusia, aconteció una consolidación jurídica y económica de dicho sector. La
nobleza y parte de la futura burguesía comenzó un proceso de expropiación del
poder.
La interacción trasnacional en
Europa poseía un carácter extraeconómico desde tiempos del feudalismo, su forma
primaria de expansión era la conquista y no el comercio como tal, se baso en un
plano político y no en el económico. Las guerras tuvieron una repercusión
social e ideológica capital, puesto que había grandes pérdidas demográficas, de
cultivos, riquezas y recursos en general.
Para comprender las reglas de
policía no hay que olvidar que “la razón interna más fundamental del
absolutismo radica en el campo. Su compleja maquinaria de represión estaba
dirigida primordial y esencialmente contra el campesinado” [1].
El bélico siglo XVII fue una época de caída de los precios, disminución de la
población y por ende una severa crisis de mano de obra. Las guerras y los
desastres civiles repercutían sensiblemente en el panorama europeo.
Ante tales circunstancias, la misión
del absolutismo fue convertir la teoría jurídica en práctica económica.
Paulatinamente se forjó un aparato represivo inexorablemente centralizado y
unitario para vigilar y suprimir la extendida movilidad rural en tiempos de
depresión económica. Aquí nace la demanda concreta de la policía: la seguridad
interior. Toda la red de juristas no podían enfrentarse a dichos problemas de
forma adecuada, “se necesitaba hacer posible un Estado absolutista más avanzado
que las relaciones de producciones sobre las que se asentaba, para ir más allá
de la servidumbre”[2].
La atención principal del Estado
absolutista recaía en la guerra, sobre todo en la pre-alemania, puesto que la
conquista y expansión territorial eran los suculentos bocados de poder para los
autócratas de la época. Sobretodo, en Prusia la militarización extrema del
Estado estaba ligada estructuralmente a la característica inherente del
absolutismo: la relación funcional entre los propietarios feudales y las
monarquías absolutas. Este proceso generó nueva burocracia, la cual, en Prusia,
se caracterizaba por su concienzudo profesionalismo[3].
LA SEMILLA HA GERMINADO.
En
el feudalismo se engendró el capitalismo mediante la monarquía medieval (débil
y floja), pero en el XVIII la monarquía absoluta (fuerte y unificada) vio la
luz. Estableció un dominio territorial pleno y aniquiló los centros autónomos
de poder (desarrollando focos independientes).
“El Estado reclama la liberación de
los medios de producción de manos feudales, pero no lo hace para sí, sino para
la burguesía”[4]. Aniquilando
la propiedad privada feudal se da paso a la propiedad privada capitalista.
Aunado a ello, el surgimiento de nuevos modos de producción (manufacturas)
produce un nuevo estatus de Estado: “como poder territorial, el Estado
absolutista ha concentrado la violencia y los medios de administración,
antiguamente en manos de depositarios particulares”[5].
Una vez destruidos los poderes
feudales, y todos empapados del espíritu ilustrado, se necesita un nuevo tipo
de administración dado que el modo de producción capitalista implica una
estructura económica dinámica y favorable que hace florecer la centralización
política y de policía (administrativa). En las universidades de Alemania esta
búsqueda (enfocada en el estudio del Estado) toma la forma del Cameralismo.
La monarquía absoluta tiende gradual
y sistemáticamente a erradicar los vestigios medievales, pero nunca logrará desterrarlos
de su administración. Esta administración absolutista “conlleva una curiosa
mezcla de elementos estamentales y elementos burocráticos (predominando los
segundos) que confunden la legislación y la ejecución en las manos del monarca.
En una confusión institucional de esta naturaleza, no hay poder ejecutivo ni
poder legislativo, sino legislación y ejecución confundidas en la voluntad del
rey”[6].
Para poder diferenciar entre el
legislativo y el ejecutivo, obligatoriamente, debemos eliminar el carácter
absoluto y despótico de aquella monarquía, paradójicamente estaríamos
liquidando a la propia monarquía absoluta y despótica. Se trata de una
serpiente que se devora desde la cola. Ante los inminentes vientos de cambio,
los administradores absolutistas (y cameralistas) se encuentran inmersos en
dicha contradicción. Mismas incongruencias y desfasamiento de conceptos que los
llevaron a utilizar de sinónimos términos como ciudadano=súbdito, o
república=monarquía, trátese de von Justi o del propio Hobbes, en sentido
literal no conllevan errores pero su connotación cambiaría drásticamente a raíz
de la Revolución francesa.
LA VÍA VON JUSTI.
La
misión del absolutismo era liquidar al feudalismo, en Alemania se mantuvieron
muchos resquicios de él: los campesinos estaban sujetos a la tierra y la
administración oficial aún poseía privilegios de poder e islas de autonomía
territorial. El Estado absoluto, no había cumplido su deber histórico[7].
Aunque en el esquema capitalista del Estado
absolutista la tierra deja de ser el fundamento de la producción y la
agricultura el centro de la vida productiva (suplida por la manufacturera), von
Justi plantea las tres reglas principales del libro precisamente en ese tipo de
producción (agrícola), ello por la desolación de los parajes teutones de la
época y para poder darle sustento a las fábricas. Recordemos que la situación
alemana no había terminado con el feudalismo como tal. Este último punto nos
explica lagunas o contradicciones en el libro de von Justi, a saber:
En su época la guerra era un tema central del
Estado (de hecho, el más importante), pero Justi sólo lo comenta y se enfoca a
la administración interior[8],
y en ella relaciona cuestiones inherentes a la justicia, finanzas, exterior,
etc. Como ilustrado y pacifista que era, tenía un desprecio por la guerra, por
ello las cuestiones militares las suscribe a la parte política, “toca a la
policía potenciar las fuerzas materiales, morales e intelectuales que, situadas
en l seno de la sociedad, incrementan el poderío del Estado y el bienestar de
los ciudadanos. La política, por su parte, está interesada en las medidas
necesarias para defender al Estado de las agresiones externas o bien de las
conjuraciones interiores”[9].
Como buen ilustrado, Justi concibe al Estado como
una institución perfectible (lo mismo que degenerable), por ello concebía a la
policía como impulso progresivo para velar por la salud, nutrición y vigores
completos de un Estado, en tanto que a la política la define como la fuerza
activa pronta a prevenir las guerras con los estados extranjeros o las
sediciones, o lanzar represivas contra ellos.
Von Justi se encuentra en pleno tránsito político
del feudalismo (resquicios alemanes), monarquía absoluta y el Estado moderno,
por ello busca unir los puntos de pasadas administraciones y los nuevos
tiempos: antiguamente el gobierno más se limitaba a elaborar las leyes y un
tanto a actuar, Justi racionaliza la administración estatal al agregarle el
estudio demográfico, avances científicos para el campo, estadísticas, informes
de oficios de la población (aunque sea una labor larga, reconoce), etc.
Esa racionalización del ejercicio público la
acompaña con las artes y la luz del conocimiento para civilizar a la comunidad,
en un intento de vencer nuestra fragilidad humana, y vencer las
tinieblas de la ignorancia.
Comparte con Hobbes las cadenas de la religión,
las cuales le impiden reconocer las libertades básicas de los hombres a ser,
pensar y vivir con libre albedrío (y no dictaminarle a qué debe dedicarse para
ser productivo). Y también posee su visión funcionalista (concibiendo a la
comunidad como un sistema orgánico): “la circulación del dinero es respecto del
Estado, lo que la sangre por relación al cuerpo humano, es fácil sentir que el
lujo es propiamente este grado de calor que mantiene su fluidez y quien da la
vida a todos los miembros que le componen” (JUSTI, 1756).
Utilitarista y capitalista, está cierto de la
importancia capital del comercio (y su inherente libertad) y bajo la visión de
un sistema armónico y enfocado al unísono, establece los parámetros para
convertirnos en máquinas trabajadoras y productivas, felices (si lo permiten
las circunstancias), para aumentar las fuerzas y el poder del Estado.
“Un medio seguro para impedir que se
introduzca alguna mala doctrina en el reino, es la censura de los libros, (...)
yo estoy bien lejos de sentir que con eso se perjudique la libertad de pensar”.
Pues aunque sea hijo de la duda metódica, inevitablemente debió ser consecuente
a sus dogmas religiosos y la preservación del gobierno estatal, el cual no
podía sostenerse al socavar libertades básicas en tiempos revolucionarios.
En un afán de concertar las defensas
absolutistas y el espíritu ilustrado cayó en incongruencias inocultables,
meritorio es el atrevimiento a ser el primero en hacerlo con rigor,
sencillamente era el precio a pagar por defender un régimen agónico ante el mar
del capitalismo burgués que avisaba un eminente liberalismo.
BIBLIOGRAFÍA
· ANDERSON, Perry (1974). El Estado Absolutista.
Siglo XXI editores. México. pp. 592
· HOBBES, Thomas (1994). LEVIATÁN o la materia,
forma y poder de una república eclesiástica y civil. Fondo de Cultura
Económica. México. pp. 613
· GUERRERO, Omar (1996). Las ciencias de la
administración en el Estado Absolutista. Distribuciones Fontamara. México.
pp. 275
· ________________ (2000). Teoría administrativa
del Estado. Oxford University Press. México.
Pp. 368.
· ________________ . La administración pública
del Estado Capitalista.
[1] ANDERSON, Perry. Pp. 206
[2] Ibidem. Pp. 209
[3] Ello contrastando los fraudes y las malversaciones endémicas en los órganos estatales rusos y demás estados europeos.
[4] GUERRERO, Omar. La administración pública del Estado capitalista. Pp. 132
[5] Ibidem. Pp. 139
[6] Ibid. Pp. 249
[7] Una conclusión evidente nos dice que dichas condiciones no permitían una revolución burguesa, cosa diferente en Francia.
[8] Al igual que su discípulo Bonnin. Dicha cuestión es criticada por von Stein quien integra la administración en 5 partes.
[9] GUERRERO, Omar. Las ciencias de la administración en el Estado absolutista. Pp. 180