LA TORRE DE LA ASUNCIÓN


LA TORRE DE LA ASUNCIÓN EN 1910 DESDE EL BARRIO DEL POZO

Su construcción se debió al arcipreste don Manuel García Millán, dentro del plan de restauración de la iglesia y plaza adjunta que este cura emprendió tras incorporarse a esta parroquia loreña de Nuestra Señora de la Asunción en 1878.

Sus cimientos se comenzaron a excavar el día 15 de febrero de 1887, finalizándose el 13 de junio. Estos cimientos tienen por cada lado de la Torre 2 metros más de anchura que ésta.

La labor de ladrillo se inició el citado día 13, colocando el primero don Manuel García Millán. Finalizado el año 1887, la Torre se había levantado por sus cuatro lados a una altura de 27,5 metros. Además, se había procedido a derribar la anterior, ubicada sobre la capilla de Santa Catalina, actual Archivo Parroquial, cayendo la cruz de ésta el 4 de julio, aunque parece que esto se había hecho un año antes.

Continuó la obra en 1888 y 1889. El 22 de octubre del 88 se iniciaron las rampas de la escalera. Y a fines de enero del 89, el remate del primer cuerpo con el campanario, que había comenzado a construirse el 17 de noviembre del 88. Cuerpo de campanas que queda completamente terminado, con bóveda y todo, el 30 de marzo de 1889. Pintada la obra hasta ahora realizada durante los meses de abril y mayo, el pueblo en pleno se brindó a trabajar gratuitamente en la operación de subida de ladrillos y materiales al segundo cuerpo, tarea que duró dos días solucionando un problema que había dejado parada la construcción en el mencionado cuerpo. El primer ladrillo del segundo cuerpo es puesto también por el propio párroco el 12 de mayo, concluyéndose el 9 de agosto de 1889 (8 de julio para otro cronista) con la colocación de la cruz y veleta sobre la aguja que remata este cuerpo a 60 metros de altura.

Se desconoce el autor de las trazas de la Torre. Según Luis Javier Cava Cepeda y Fernando Quiles García, debió ser un arquitecto sevillano conocedor de las últimas tendencias del diseño. Posiblemente Francisco Aurelio Álvarez Millán o Juan de Talavera y de la Vega, que intervino en la reconstrucción de la torre de la parroquia de Santiago, en Alcalá de Guadaira, y autor del edificio sevillano actualmente llamado Costurero de la Reina, donde encontramos algunos elementos empleados en la torre loreña.

La dirección de la ejecución material de la obra fue llevada a cabo por el maestro albañil de Lora Aniceto Naranjo Alonso, teniendo como encargado a Manuel Velarde Nuño. Francisco Calzado Baeza, Rafael Rey Ruiz, Francisco Solís Borrego y Laureano Boronat Vázquez fueron la cuadrilla de oficiales que trabajaron en la Torre. Y la nómina de peones, la que sigue: Mariano Prada Naranjo, Antonio Ruiz Arias, Manuel Rey Ruiz, Eusebio Borrego, José y Manuel Guillén de Pina, Lorenzo Nieto Rodríguez, Francisco Vega, Baldomero Solís Borrego, Manuel Valencia Ruiz, Rafael Segura Morillo, Antonio Autero Méndez, José Autero Caro (hijo), Alonso Argüelles Oliveros y José Caro Buiza. A estos nombres debemos añadir el del Maestro Alarife Municipal, Manuel Fernández Aneres, figura importante en el panorama de la construcción en Lora cuando se construye la Torre.

La Torre, labrada con ladrillo y hormigón, tiene dos cuerpos y remata en un chapitel decorado con azulejos. El primero, de planta cuadrada, de 4 metros de lado, está coronado por un campanario, siendo poligonal el cuerpo superior.

La Torre es fruto del eclecticismo, estilo que se impuso en el último cuarto del siglo XIX, que se quería propiamente español, y que conjugó las diversas propuestas históricas, desde la gótica hasta la barroca. La Torre tiene esencialmente connotaciones góticas, con arcos apuntados resaltados por un elegante molduraje. Por otro lado, el almenado imita al empleado por el arte califal cordobés. Características que vienen a relacionarla con el mismo estilo de la iglesia de la Asunción, es decir, el gótico-mudéjar.

Valores supremos son la altura y la sencillez de líneas, evitando cualquier tipo de concesión a una decoración excesiva, limitada ésta, por la pérdida de la pintura de la Torre, a los resaltos del paramento mural, con los que se consiguen unos ricos contrastes de sombras y luces. Asimismo, al alternar la planta cuadrada del cuerpo bajo con la poligonal del superior, se busca el enriquecimiento volumétrico, idea ya ensayada en épocas pasadas. La torre de San Pedro de Sevilla puede considerarse como modelo de la loreña.

La Torre, que desde su construcción siempre ha estado al alcance de nuestras miradas por su altura y esbelta figura, es hoy un bello símbolo, el principal emblema de Lora, pieza esencial del paisaje loreño y testigo de multitud de acontecimientos que han marcado su pasado reciente. Injustamente olvidada y relegada a un abandono que la estaba sumiendo en la ruina, actualmente está siendo restaurada por la Parroquia, consciente de que su deterioro debía ser paliado con urgencia. Una labor que todos los loreños y no loreños vecinos de Lora amantes de su Patrimonio agradecemos.

En nuestro ánimo está el descubrirla a propios y extraños para que alcance el reconocimiento artístico que se le debe y la Parroquia el objetivo de su restauración. Por ello, dado el alto presupuesto de la obra, unos 20.000.000 ptas., y que la Torre es parte del Patrimonio loreño, se hace imprescindible la aportación económica no sólo de los feligreses y vecinos, incluidos los loreños que viven fuera de Lora, sino también de todas las Instituciones, llamamiento que ha hecho la Parroquia y su Equipo Económico a través de una circular para que se hagan aportaciones en su cuenta corriente número 2098-0537-12-0132000697, abierta en El Monte, oficina de Lora del Río. La Parroquia espera vuestra colaboración.

Con algún convenio o proyecto (Ayuntamiento, Sociedad Comarcal La Aceña S.L., Mancomunidad de Municipios, Vega Alta de Sevilla, etc), podría recuperarse incluso la pintura o esgrafiado inicial de la Torre, ahora que la obra de restauración tiene el andamiaje. La protección del ladrillo, el arreglo de todas las campanas o la reparación y adaptación del interior de la Torre para que fuese visitable en el futuro, constituyen otras posibles actuaciones, pudiéndose convertir la subida a la Torre en un atractivo más de un itinerario turístico por los pueblos de la Vega Alta, convencidos de que el Patrimonio es también un factor más de desarrollo.

DONATIVOS PARA SUFRAGAR LAS OBRAS DE RESTAURACIÓN, EN
EL MONTE, OFICINA DE LORA DEL RÍO, CUENTA CORRIENTE NÚMERO 2098-0537-12-0132000697, A FAVOR DE LA PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE LORA DEL RÍO.
 

 José González Carballo

 
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