La tradición del pueblo loreño acerca de la aparición o invención de la Sagrada Imagen de su Patrona ocupa actualmente un puesto insignificante, al haber sido superada en los últimos años por la investigación histórica. Esto no quita que la leyenda en que se basa, creada por el pueblo con una gran dosis de fantasía y transmitida de generación en generación, haya tenido la virtud de haber conservado durante siglos el fervor y la devoción setefillana, aunque relegara de alguna manera, y por mucho tiempo, la verdad histórica de sus orígenes.
En principio hemos
de advertir que la leyenda popular loreña presenta los mismos rasgos
característicos de todas las antiguas tradiciones de pretendidas
apariciones de imágenes de la Virgen en España:
-Se dice que la Sagrada
Imagen estaba oculta junto a un pozo o fuente del poblado de Setefilla.
-Que había
sido escondida allí en tiempos remotos y que, a poco de ser Setefilla
conquistada por los cristianos, la Imagen se apareció o fue encontrada
por un pastor.
-Igualmente nos relata
la leyenda que se quiso levantar una ermita para darle culto en un lugar
distante, pero que la Imagen aparecía una y otra vez en el lugar
donde se había manifestado, hasta que por fin se levantó
en su honor la iglesia de Setefilla, junto al lugar donde había
estado oculta.
Es evidente, pues, que la leyenda sigue exactamente los motivos que aparecen en otros relatos de invenciones de imágenes a lo largo y ancho de toda nuestra Península en la Baja Edad Media: el pastor, la imagen oculta y revelada milagrosamente, la resistencia de ésta a ser trasladada lejos del lugar, etc. Que estos mismos rasgos se repitan y fuesen atribuidos a las imágenes veneradas en las diversas localidades, se debe principalmente a los romances bajo-medievales sobre Nuestra Señora, de amplia difusión, que fueron la base de la tradición oral popular creada alrededor de cada santuario mariano. Y el de Setefilla no escapó a esta corriente.
La tradición
oral setefillana, no obstante, parece que empezó a tomar cuerpo
en la primera mitad del siglo XVI, cuando la devoción a Nuestra
Señora Santa María de la Encarnación, de Setefilla,
tenía preponderancia sobre las demás advocaciones marianas
de la comarca, reforzándose con la leyenda la fama de milagrosa
que por entonces ya tenía la Imagen. Posteriormente, en el siglo
XIX, con el Romanticismo, movimiento muy propenso a lo misterioso y a reavivar
leyendas de todo tipo, nos llegarán las primeras versiones escritas
que de dicha tradición conocemos:
-"Romance gratulatorio
a la milagrosa imagen de María Santísima de Setefilla",
de José Felix Carpintero, Imp. de D. Carlos Santigosa, Sevilla,
1807.
-"La Virgen de
la Sierra. Romance histórico-descriptivo", de Rafael González
Flores, Imp. Manuel González, Ecija, 1881.
-Y "La antigua
imagen de Ntra. Sra. de Setefilla venerada en su Santuario del término
de Lora del Río. La Virgen de Setefilla, Romance histórico-descriptivo",
de José Alonso Morgado, varias entregas, en Sevilla Mariana, Sevilla,
1882.
Aunque estos bellos relatos, expresión de la ingenua religiosidad popular y llenos de poético encanto, están faltos de rigor, bien es verdad que encontramos en ellos algunos aspectos que pueden ser explicados desde un punto de vista histórico. Así, en la resistencia de la Imagen a ser trasladada a otro sitio, vemos el claro propósito de defender el Santuario contra los intentos de llevar la Imagen a otra iglesia, en este caso a la iglesia mayor de Lora; disposición que bien pudo darse, sin resultado, cuando al finalizar el primer tercio del siglo XVI la aldea de Setefilla, lo sabemos documentalmente, acababa de despoblarse y sus vecinos se habían trasladado a Lora.
Ahora bien, lo que realmente merece la pena resaltar son las dos antiguas advocaciones populares con que aparece la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Setefilla en la tradición oral, advocaciones que bien pudieran tener cierto sentido y razón como comprobamos no sólo rastreando la toponimia sino también a la vista de leyendas medievales y razones teológicas. Nos referimos a dos nombres bellísimos, que merecen ser rescatados del olvido: Fons-fría o Fuen-fría y Roca-fría.
-VIRGEN
DE FONS-FRÍA O FUEN-FRÍA. El nombre
de Virgen de Fons-fría o Fuen-fría
se tomó de la cisterna o pozo-fuente en donde estuvo oculta y fue
hallada, lugar que efectivamente podemos localizar en el Santuario. Advocación
ésta que asocia a nuestra Imagen con el agua (aparición junto
a una fuente), que se repite en tradiciones medievales y que además
tiene conexiones con las Sagradas Escrituras y con doctrinas teológicas
de algunos escritores eclesiásticos:
+Así,
expresiones del Cantar de los Cantares que se aplican a la Santísima
Virgen, la llaman
Fuente Sellada, que se interpreta como
"Fuente de gracia", "Fuente de misericordia", "Fuente de aguas vivas",
y "Fuente que riega toda la superficie de la tierra"; fundamento bíblico
o connotaciones que precisamente han sido el motivo del culto a Nuestra
Señora de Setefilla a lo largo del tiempo, sobre todo la Fuente
que riega toda la superficie de la tierra. Este concepto es muy antiguo
y arraigó especialmente en la liturgia oriental, donde la Iglesia
armenia incluye en su Oficio de Difuntos las siguientes palabras: "La Fuente
de Vida que brotó del Edén fue la Santa Madre de Dios, porque
gracias a Ella la tierra, atormentada por la sed, fue purificada
por el Espíritu de Verdad".
+Por
otra parte, el venerable Ricardo San Lorenzo, en el Libro Noveno de
las Alabanzas a la Santísima Virgen, la llama claramente "Fuente
fría, en sí y refrigerante para los que la gustan,
pues Ella es fría en sí misma, por la extinción del
pecado, y nos da el refrigerio contra el ardor de las tentaciones y de
los vicios, si gustamos cuán suave es".
Aspectos que consideramos
válidos para que dieran título a nuestra Imagen, ya que en
Fons-fría o Fuente-fría
se confunden motivaciones psíquicas profundas (el agua virgen y
fecunda), raíces toponímicas, arraigo popular derivado del
lugar, y razones teológicas y doctrinales. En todo caso, tan sonora
y sugerente advocación, facilitó que la venerada Imagen jugara
un papel destacadísimo entre las advocaciones marianas de la región.
-VIRGEN DE ROCA-FRÍA. La advocación Virgen de Roca-fría proviene de la población de este nombre, topónimo popular que lógicamente se identifica con el poblado de Setefilla y su Castillo, como hemos comprobado en documentos que citan incluso al alcaide de dicha fortaleza de Rocafría.