LA FIESTA DE LA CANDELARIA

                                               DESDE LORA DEL RÍO
                                             José González Carballo
                                            El Correo de Andalucía
                                                Miércoles - 2 Febrero 2000

FOTO: PEDRO J. GONZÁLEZ REJINFO

Desde hace algunos años, numerosos vecinos de Lora del Río, por iniciativa de la asociación cultural "Santiago y Santa Ana", vienen celebrando ante el fuego, en calles y plazas, durante la noche de uno de los primeros días de febrero, la feste candelarum, la fiesta de las candelas, que vienen a ser, repartidas por todo el pueblo, motivos y lugares de encuentro y sana diversión entre los loreños. Estas entrañables candelas me han animado a escribir algo sobre esta fiesta utilizando un curioso documento histórico, inédito hasta ahora, conocido sólo por un grupo de estudiosos loreños desde que se realizara la ordenación e inventariado del Archivo Histórico Municipal de Lora del Río, unos veinte años atrás.

Sin negarle un origen pagano, los antecedentes más próximos de esta manifestación popular, "recuperada" en Lora en su aspecto profano, se encuentran en la fiesta religiosa de la Candelaria, que la Iglesia católica celebra el día 2 de febrero conmemorando la Presentación del Niño Jesús y la Purificación de la Virgen María. Su nombre proviene de los cirios bendecidos o candelas que llevaban el clero y los fieles en la procesión que se hacía con motivo de dicha festividad. Esta procesión está documentada en Lora en el siglo XVI y tenía lugar en la iglesia mayor de Nuestra Señora Santa María, la actual parroquia de la Asunción. Portadores de estos cirios, pagados por el Concejo o Ayuntamiento, eran el Bailío o señor de la Villa, entonces encomienda de la orden de San Juan, el gobernador o alcalde mayor y los miembros del Cabildo.

La fiesta fue objeto de atención por parte del caballero sanjuanista don frey Fernando de Alarcón, tercer bailío o señor de Lora, que el 25 de agosto de 1581 fundaba una memoria dotando con 1.200 reales de plata (40. 800 maravedíes) dicha festividad de la Purificación de Nuestra Señora la Virgen María, de manera que, puestos a tributo por el Concejo, se adquiriesen cada año con su producto, unos 1.360 maravedíes, las velas de cera blanca o candelas que, pagadas a costa de los bienes de Propios por el Concejo, eran llevadas por el Bailío, el gobernador o alcalde mayor y los miembros del Cabildo, en la procesión general que tenía lugar anualmente en la iglesia mayor de Nuestra Señora Santa María. Las candelas, con el escudo de armas de don frey Fernando de Alarcón y portadas personalmente por el Bailío, el gobernador o alcalde mayor, los alcaldes ordinarios, el alguacil mayor, los regidores, el escribano del Cabildo y el procurador general, suponían un gasto de diez libras de cera siempre que no faltase nadie a la procesión, a razón de una vela de dos libras de cera el Bailío, una libra el gobernador o alcalde mayor, y velas de media libra los restantes, en cuyo caso la cera no consumida o su valor se entregaba por partes iguales a la cofradía del Santísimo Sacramento y a la de los pobres de la Caridad, aplicándose el  gasto  de cera de los no asistentes y el remanente en dinero que hubiese a misas cantadas o rezadas por don frey Fernando de Alarcón en el octavario de Nuestra Señora.

Don Fernando de Alarcón, cuya toma de posesión se produce en 1574 y su llegada a Lora en 1576, convencido de que la iglesia mayor de Lora era el lugar más adecuado para enterrar a los Bailíos, en 1577 había hecho para él y sus sucesores una sepultura, con sus armas en su lápida de mármol, que aún se halla en el presbiterio de la misma, enfrente y junto a las gradas del altar mayor, obra que completó con la construcción de otra similar para los criados o servidores de los Bailíos a los pies de la iglesia junto a la entrada de la hoy cegada puerta principal.

Su memoria también perdura en esta fiesta profana y popular de las candelas. Ante cualquiera de ellas,  se tiene la ocasión de inmortalizar a este Bailío y reconstruir la antigua procesión de las candelas de la festividad de la Purificación por las naves de la parroquia de la Asunción, gracias a los promotores de la fiesta y al milagro de la historia, que esta vez, por pertenecer la fiesta al patrimonio cultural vivo, inmaterial, no fue borrada.


FOTO: PEDRO J. GONZÁLEZ REJINFO

 
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