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Hacia
el referéndum del Estatuto de Andalucía |
9 de febrero de 2007 Los cojos del Estatuto Zarrías, como todo el PSOE, le teme mucho a la abstención, que puede ser pereza pero también rebeldía. Por eso ha advertido de la mentira que supondría apropiarse las mañanas en bata de los abstencionistas, de aquellos que están “en el hospital” o “no quieren votar porque les duele el pie”. Si la abstención es alta, será culpa de los cojos de Andalucía haciendo en el domingo de Carnaval su propia chirigota, que es a lo que suena eso, los cojos del Estatuto. En la velocidad de la Autonomía, tenían que ser los cojos, con su enfermedad de mal andaluz, los que fastidien toda la propaganda y todo el bonito spa de salud, agua y gimnasio que es este texto, felicidad sin esfuerzo que viene por la sola postura o por mágicos magnetismos, y que nos están vendiendo como el Pilates. Ha sido culpa de Zarrías que vea desde entonces la campaña llena de cojos. Hasta Escuredo y Chaves tenían algo de viejos de la épica andaluza con andador, sentados el uno frente a otro como en sillones de masaje, en un acto (“Diálogos para un siglo”) que organizaba en Sevilla El Correo y que fue un intento de hacer un mitin con la novedosa forma del diálogo de asilo, a un ritmo de siesta y de antiguas batallitas de gotoso. Por cierto, gloriosa la frase de Chaves en la que que nos resumió cómo concibe él la convivencia de administraciones y cargos en su persona: “No sé si vengo aquí como presidente de la Junta, pero me quito rápidamente la chaqueta de presidente de la Junta y me pongo la de Secretario General del PSOE de Andalucía y les digo a estos señores: vayan ustedes a votar sí el 18-F”. Será por chaquetas... Una cosa de abuelos y de cojos pareció también el primer debate especial que Canal Sur dedicó al Estatuto, como un aparcamiento de viejas glorias igual que vespas (Escuredo, Soledad Becerril, Amparo Rubiales, Pepe Núñez...). Núñez, como Julián Álvarez en otra entrevista, al menos fue el único que puso números y pegas en el plácido solarium de escayolados en el que sonreían los demás. En esta Andalucía a cojetadas, cojos serán los que empañen el día histórico y cojos son los que quieren correr para salvarnos. Entre cojo y reverencias, todo esto a lo que suena, de nuevo, es a pata de palo. |