Litere@rte

 

De la historia cotidiana: El Dr. IQ

 

Chobojo Master

 

Hey, Chobojos. El Master está de vuelta.

Dadas las horas de vuelo de este Master y el kilometraje recorrido, el día de hoy les platicaré de la historia cotidiana, la de todos los días, la que sólo se conserva en pequeñas notas como esta o a través de las conversaciones. Les va una anécdota de un tal Dr. IQ, así como suena... con esa cercanía a cociente intelectual, que tanta falta hace... y en la presidencia del Zorro con más razón Bueno, allá tienen MS... dejen volar la imaginación y acomódenle palabras. Va el rollo, pues.

Hace años, primero en la radio y después por televisión, se transmitía el programa del Dr. IQ, quien se presentaba diciendo -Jorge, servidor; Marrón de ustedes - que ese era su nombre. El programa presentaba, con la infaltable promesa de un premio en efectivo, preguntas capciosas, trabalenguas de difícil repetición o “inquirencias” donde la respuesta daba pie a una broma provocando el regocijo de la asistencia y del publico en general. Aquellos que respondían, bien o mal, tenían la certeza de llevarse unos pesitos  en la bolsa.

El Dr. IQ, era hombre de cabello ondulado, totalmente blanco, con lentes de amplios cristales, de hablar rápido y preciso, dando siempre la impresión de gran agilidad mental y hacía permanente despliegue de ingenio.

Dentro del público asistente, se ubicaban las edecanes que ayudaban en el programa presentando a los participantes. Ante la indicación del Dr. IQ:

-Abajo a mi izquierda – o - arriba a mi derecha - eligiendo a voluntad algún cuadrante del auditorio, las edecanes invitaban algún asistente a levantarse y anunciaban:

-Aquí tenemos una dama Doctor - o un caballero, o un joven...

-Por la fabulosa cantidad de 150 pesos contésteme la siguiente pregunta: Tengo 150 sillas y 150 monos. ¿Cuántas sillas quedan vacías?

-¿Ninguna, Doctor?

-No. Fíjese bien en la pregunta. Repito: Tengo 150 sillas y 150 monos. ¿Cuántas sillas quedan vacías?

- ¿Cincuenta doctor?

-No. Le voy a dar otra oportunidad. Tengo ciento 50 sillas y siento 50 monos. A la una, a las dos...

-¿Cien, Doctor?

-Peeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerfectamente bien contestado. Porque si siento a 50 monos me quedan cien sillas sin monos sentados en ellas..

Algunos de los trabalenguas que el doctor IQ pedía a su público repetir, eran cosas como la siguiente.

 

El rey de Constantinopla

se quiere desconstantinopolizar,

aquel que lo desenconstantinopolizare

un buen desconstantinopolizador será.

 

El bato los repetía rapidito, sin equívocos, y era capaz de hacerlo una y otra vez sin tropezón alguno, cosa que maravillaba a la gente. Tenía un poder de lengua periquera impresionante. Jorge Marrón hizo época en la radio y fue conocido como hombre “docto” y brillante. Aportó una gran cantidad de tiempo de transmisión radiofónica y fue pionero de los futuros programas de concursos, que lamentablemente se convirtieron, muchos de ellos, en un basurero mental y sitio de estupidez profunda.

Para finalizar esta nota, les cuento que el ingenio del Dr. IQ produjo un comercial radiofónico para los Peines marca Pirámide, anuncio que contenía solo palabras que empezaran con a letra “p”. Palabras más, palabras menos, recuerdo esto:

Pepe Pérez Peluquero peina personas pudientes, personajes poderosos, por procedimientos particulares, políticos, policías (pirujas, puñales, pránganas, padrotes – agregado del master), . Prepara pociones para pelo, pone patillas parejas. Puede parecer petulancia pero Pepe Pérez Peluquero puede probarlo personalmente, porque Pepe Pérez Peluquero prefiere... Peines Pirámide.

Curiosamente muchos de nuestros males “políticos” también empiezan con “p” panistas, perredistas, prisitas, petistas...

 

Es cuanto Chobojos

 

GREMIO CALIDAD Y TRADICIÓN OBLIGAN

 

Tecleó:. Chobojo Master

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