CUBA: UNA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA CON JUSTO PROCEDER.

por Pablo Felipe Pérez Goyry.

LAS divagaciones internas en la vida cotidiana de los cubanos, no abdica en modo
alguno vivir con pundonor en Cuba o el exilio, más allá de la ilusión y método
para resolver el vía crucis y la diáspora, a partir de dogmas, salvo
excepciones. Paradoja de una existencia donde la certidumbre, de un destino
próspero con unidad nacional pareciera una utopía, y una acentuada
identificación con el criollismo genuino. Es decir, una existencia quizá "real y
maravillosa", sumergida en un "realismo mágico", que ultraja la dictadura de
Fidel Castro.

Fuera de la isla y adentro, millones de cubanos claman por una transición. Si
bien, debe estar centrada en conformar un plan unificado, que contenga el amplio
espectro de convicciones económicas, sociales, políticas, religiosas, etc.; y
hay que agregar, objetivos relacionados con las acciones sociales, filosóficas y
de opinión de todas las corrientes que existen en la comunidad cubana. Estos
requisitos se sustentan en la cantidad de organizaciones opositoras que existen
en la actualidad.

No obstante, fiel a su talante, el pueblo cubano marcha con certitud e
ilustración, hacia una pacífica transformación democrática; que le va a permitir
cimentar un país redimido y socialmente integrado. Empero... eso sí, no hay
lugar para las equivocaciones patrocinadas por fanáticos y embaucadores. Además,
hay que tener presente los desaciertos del pasado, y asumirlos como experiencia;
pues innumerables son las razones que han generado rechazo a los opositores que
abogan por acciones violentas, y la estrangulación de la economía cubana, por
Leyes como la Helms-Burton; gracias a estas agresiones, la mayoría de los
cubanos están resentidos.

Una transformación democrática, por la vía noviolenta, evitará traumatismos. Es
esencial realizar los cambios de manera coherente, teniendo como divisa el
organizar un orden nacional; con ayuda del diálogo franco, y plena percepción
para escudriñar - con sapiencia - iniciativas que permitan persuadir; sin estar
sometido a un rígido orden lógico demostrativo.

La Patria llama a todos sus hijos - sin preferencias - a encarar sin temor ni
exasperación una transición democrática en Cuba. Se necesitan voluntades
diamantinas, que permitan se expongan las verdades que se han ocultado - por
castristas y opositores - por más de cuatro décadas. Verdades con respetuoso
diálogo socrático y las manos en el corazón. Pese a que algunos aseguran es una
utopía, tal vez llena de mágico realismo.

Los nacionales anhelamos democracia plena en Cuba. Algunos profesan de es más
fácil alcanzar la meta por la vía de anexar la isla a EE.UU., con ayuda de una
injerencia directa; otros apuestan por un recrudecimiento del embargo económico,
para estrangular al régimen castrista - olvidando se perjudica al pueblo -. Por
más de cuarenta años, todos conocemos las secuelas de la violencia. Este humilde
ser humano, respalda - al igual que la mayoría - el cese del embargo y las
presiones violentas contra Cuba, porque los principales afectados sufren con
estoicismo en la isla.

Inevitable es la transición. Proceso complejo, con innumerables escollos; como
los políticos corruptos, aquellos truhanes que estimulan la desvergüenza, el
latrocinio y el terrorismo. También los que afrentan al adversario reseñando que
hacen mal otros, pero nunca lo que ellos van a hacer. No sólo son despreciables
los especímenes que han causado profundas heridas, y desgarrado el alma de la
nación en otros tiempos y hoy viven lejos de la Patria, también los que no ha
mucho y hoy se cobijan en Cuba.

No es factible, tampoco intuitivo, consentir de que una facción minoritaria
incite un modo de discernir que atenta contra el decoro del pueblo cubano. Es
importante estar alerta, porque en Cuba debe prevalecer - en el futuro - la
dignidad, honradez, humanidad y buena voluntad; dejando a un lado del camino
democrático, postrado de muerte, la mezquindad de los oportunistas, las
ambiciones, e ilusiones caprichosas. Por sobre todas las cosas, él deber es
zanjar los problemas del país, con ética; desprovisto de máscara, sin
sectarismo. No se debe dejar florecer la indecisión y el temor, estas carcomen
el espíritu.

Estoy convencido de que una transformación hacia la democracia es posible. Se
vencerán los obstáculos, con ingenio positivo. A pesar de que existe un compás
de espera, día a día se agiganta la fe de los cubanos; que tienen un maravilloso
poder en lo mental, excelsa persuasión a través del intelecto, y capacidad de
ideación. Han demostrado, como nación, poseer voluntad sobrada para vencer las
adversidades, el sufrimiento, la desolación y las tribulaciones.

Sé, es fértil una transición democrática con justo proceder. También, es una
valiente alternativa que permite triunfar y alcanzar la libertad en Cuba; porque
se actúa con benevolencia y amor, para con todos los compatriotas. En aras de la
paz y la benevolencia que debe existir entre todos, se hace necesario trabajar
con erudición, y hacer razonable - sin protagonismo - el sentido común de la
nación. Ejemplos singulares de esta amorosa búsqueda de unidad nacional, son el
Proyecto Varela y el quehacer de Cambio Cubano; el primero está liderado por
Oswaldo Payá, el segundo por Eloy Gutiérrez Menoyo. A estas opciones pacíficas y
maravillosas me adhiero; porque son posibles legitimar si nos unimos, pues en
ellas reside la esencia y pujanza de la Patria.

(Este documento puede ser reeditado - total o parcial - citando Autor y Fuente).

Medellín, 30 de mayo de 2003.

Pablo Felipe Pérez. G.
Apartado Aéreo No. 56381. Medellín. Colombia.
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