CUBA: NO MÁS RENCORES Y AMARGURAS!


por Pablo Felipe Pérez Goyry.

LA revolución cubana y su sistema comunista, se instalaron en el poder, gracias
al reclamo del pueblo, por las iniquidades existentes en la isla. Cuando Fidel
Castro derroca a Fulgencio Batista y a sus seguidores "incondicionales", tenía
un "programa" que hacía énfasis en construir una sociedad sin clases. Con una
"prioridad", erradicar de Cuba la injusticia social, política y económica.
Muchos cubanos lo creyeron, y me incluyo.

Hoy, más de cuatro décadas, la práctica ha demostrado – sin dejar de aceptar los
"avances" en la educación y la salud - el crecimiento de nuevas clases sociales
y económicas; con un marcado discurso "antiimperialista" y contra las
injusticias en el mundo.

Cada día, se expande más la brecha entre la "riqueza" del cubano, con acceso a
dólares, y la "pobreza" de quien no los posee. Esto es una verdad. ¡Es
incuestionable su carácter pernicioso, como lo es la doctrina
marxista-leninista, implantada por Fidel Castro! Tal aseveración nos conduce a
rechazar el sistemático desafío a las libertades y dignidad de los cubanos. No
solo en Cuba, también a los coterráneos que viven en el exilio.

Castro, con su "idealismo" execrable, ha entronizado una complicada e
insostenible problemática en Cuba – quiera o no reconocerlo, la historia sí –.
Él, al mismo tiempo que los gobiernos de EE.UU., con algunas excepciones, son
los máximos responsables de esta realidad. Esto ha generado nuevos y crecientes
sentimientos de renovación política, económica, morales, religiosas y
psicológicas, en la sociedad cubana; fuerzas en desarrollo que en el futuro
cercano van a cuestionar y hacer justicia a la "generosidad" castrista.

Creo en la solución de los graves problemas que padece la humanidad, si los
hombres de bien trabajamos en esa dirección. También la certeza de tienen
remedio los engorros en Cuba. Porque la isla no es una excepción en el mundo
globalizado de hoy día. Una prueba, las vicisitudes que sufren los cubanos.

Las transformaciones en Cuba son inevitables. El Proyecto Varela pudiera ser una
alternativa. Si tenemos en cuenta, con pundonor, los argumentos del régimen de
La Habana, y que "aprueba" - hace pocos días - el "Parlamento cubano", que es la
imagen de la autocracia y embeleco castrista. Armas mezquinas del régimen para
conservar el poder, con la terquedad de "amordazar" a la oposición. ¡Esta
actitud es una flagrante agresión a los Derechos Humanos de los cubanos que se
oponen al gobierno!

No hay dudas, para pueda mantenerse el "status guo" del caciquismo, Fidel Castro
utiliza al pueblo cubano como un medio que permita perpetuar sus fines. Es
decir, el pueblo – en la isla – ignora que lo manipulan psicológicamente, como
instrumento, para logre sus objetivos la dictadura. En la actualidad, los
compatriotas, se han convertido en "piezas amalgamadas" del gobierno, al estilo
de stalinista. Solo eso, las personas son simples eslabones de las propiedades
de la camarilla castrista. ¿Se puede hablar de estado de derecho, en Cuba, si el
totalitarismo político, económico y social – "intocable" – abarrota el alma de
la patria?

Castro dice que las condiciones de vida en la sociedad cubana y el mundo, es su
mayor preocupación; pero siempre ha relegado – por más de cuatro décadas – las
necesidades espirituales, económicas y las libertades políticas, de los cubanos.
Es una transgresión de los derechos humanos y también el talón de Aquiles del
régimen "intocable". Estoy persuadido de que el estado de cosas en Cuba es
incoherente, como lo es el sistema comunista, que a la larga morirá. Porque el
Estado se debe al pueblo y no el pueblo al Estado.

¡Si existe injusticia social, económica y política en Cuba! Solo hay que
preguntarle al trabajador cubano por qué tiene que bregar en condiciones de
intolerancia política y disfrutar de limitaciones para exteriorizar sus
opiniones, cuando son contrarias a los lineamientos del Partido Comunista.
También le ocurre al que trabaja en las instituciones de turismo o empresas
mixtas, que todos sabemos son propiedades de Castro.

La situación en Cuba exige cambios políticos en la Constitución, es lícito y un
derecho humano. Como tal, debemos reivindicarlo con sabiduría y una bien
estructurada estrategia de Noviolencia. Hay que enfrentar la dictadura,
combatiendo desde el alma, con la verdad y benevolencia. Aplicando la urbanidad
de Buda, la pasión de Cristo, la fraternidad de Mahoma y la sabiduría de los
Vedas. El objetivo es alcanzar la meta, no con el propósito de humillar y
derrotar a nuestros antagonistas. Hay que convulsionar, por medio de la
intuición, las debilidades del enemigo. Esta debe ser la manera de batallar con
ilustración y las bendiciones Dios.

Es hora de reflexionemos en las enseñanzas de los grandes iniciados. Todos
nuestros conciudadanos – más allá de las discrepancias – son parte de la
totalidad cubana; en equilibrio con el universo. Con altruismo amoroso,
edifiquemos un auténtico bienestar - no solo utilitario sino también
espiritual - para todos los cubanos, sin favoritismos.

De vital importancia es impedir las luchas violentas – de palabras o acción –
entre coterráneos. La violencia, siempre inspira más violencia. El estandarte
que debe enarbolarse por la libertad y democracia de Cuba – utilizando la
filosofía de la Noviolencia - debe tener como esencia el rechazo al "hermético"
gobierno fidelista.
Evitemos ocupar nuestra mente en perversos y estériles pensamientos. Asimilemos,
con honorabilidad y como nación, la idea de un Frente de Unidad Opositora
Cubana, para continuar la lucha contra el castrismo. Teniendo muy presente que
EE.UU. no va ha ayudarnos a solucionar las necesidades de Cuba, siempre nos
impondrán otra enmienda o pasar a ser un "estado de tercera clase" del imperio.

¡Compatriotas! ¡No más violencia ni acciones que afecten a la patria! ¡No más
rencores y amarguras! Los cubanos necesitamos paz, para vivir como verdaderos
hermanos y en armonía con Dios. [Está permitida la reproducción total o parcial
sin modificar su contenido, citando Autor y Fuente).

Medellín, 01 de julio de2002.


Pablo Felipe Pérez G.
Apartado Aéreo No. 56381, Medellín, Colombia.

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