CUBA: "CÚAN SUPERIOR PUEDE UN HOMBRE SER A OTRO".


por Pablo Felipe Pérez Goyry.

SI un individuo es inteligente y exterioriza la benevolencia desde su alma, será
un servidor de buena voluntad; y frente a los cambios necesarios, en bien del
género humano, tendrá mente desembarazada; y sus ideales de amor y fraternidad
serán en todo momento altruista.

Lo que escribió Alice A. Bailey, me ha persuadido: "Donde la buena voluntad e
inteligencia se combinan, surgirá un servidor útil para la acción constructiva".

No tengo dudas, como cubano, de que toda causalidad negativa tendrá sus secuelas
definidas, "más para el mal que para el bien"; estas van a restringir el
razonamiento y la percepción; e impiden encarar con sabiduría: los análisis y
las vías noviolentas para la solución de los conflictos, que hay en el planeta.

No es un arcano que algunas propensiones devotas, políticas y económicas –
adentro y fuera de Cuba -, tienen propósitos dañinos y obsecuentes. De igual
manera, muchas personas creen o consideran que salvaguardar las ideas con
violencia es una elección correcta; e inclusive se deben aceptar. Estamos ante
un detrimento de la moralidad y la ética; que no permite se respete los deberes
en la coexistencia pacífica.

En la mayor de las veces, se desatiende de que es una responsabilidad global
buscar conciliaciones, a las disputas; por la vía de la noviolencia; el Proyecto
Varela es un ejemplo.

Un intúitu a la historia, nos permite constatar que en los conflictos pocas
veces sé tienen en cuenta: las Leyes de Causa y Efecto, mucho menos las de
Acción y Reacción, como nos sujiere la filosofía hermética. Un testimonio
reciente son los eventos de septiembre 11 de 2001, en Estados Unidos de América
y más tarde en Afganistán. Y que decir, del drama que viven los colombianos,
iraquíes, y cubanos. ¿Cuál sera el próximo evento, nacional o internacional?

Plutarco decía, referente a las virtudes y la capacidad del alma: "que no
encontraba tanta distancia de bestia a bestia como de hombre a hombre".

Lo dicho demuestra que el género humano está débil, amodorrado y sumergido en la
escoria de las bajas pasiones. De esta manera, la desunión de la humanidad – y
la nación cubana es un testimonio vivo - abre paso a la violencia; estimulada
por lo utilitario y otras perversidades; olvidando que todos, hombres y mujeres,
el medio ambiente, las naciones, y el universo, son una totalidad. Que vivimos
unidos como eslabones, en la cadena de vida; y que debemos coexistir en armonía.
Es la única opción, para evitar dolorosas e irreversibles fracturas; que son en
la práctica los graves problemas que abarrotan a la humanidad.

Alguien expreso: "Qué puede haber de infelicidad el vivir en sociedad con
benevolencia. Si debe ser lo más deseado y perfecto en la convivencia humana".
Una gran verdad, verdad. Como también es verdad la pobreza del ser humano; que
se ufana de ser muy capaz y solo está aherrojado por las ambiciones.

Si, incuestionablemente, la humanidad es prisionera de su miseria espiritual; y
abandona un ánima incondicional, que adiestrada puede solucionar, con
noviolencia, los problemas del orbe. Ejemplos como: H.D. Thoreau, Mahatma
Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela, son una muestra de que con
noviolencia es posible alcanzar la paz entre todos los hombres.

Cada jornada, para mí, es una batalla para evitar la aniquilación del planeta, y
de Cuba especialmente; y es entonces cuando, anacoreta, cobija el alma la
angustiosa carga de la certidumbre y de lo indefectible. Por esta razón, creo
oportuno encomendar a los eruditos la disquisición de todo lo antedicho. Que no
es una crítica, es un codicilo al crecimiento de las almas cubanas necesitadas,
que son muchas, inclusive la mía; para seamos, algún día, auténticos innovadores
y bienhechores. Y nada más apropiado que interiorizar un prístino verso: "¡Oh,
cuán superior puede un hombre ser a otro!". (Este documento puede ser
reeditado - total o parcial - citando Autor y Fuente).

Medellín, enero 25 de 2002.


Pablo Felipe Pérez G.
Apartado Aéreo No. 56381, Medellín, Colombia.

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