COLOMBIA: CUATRO PUNTOS CARDINALES PARA ALCANZAR LA PAZ.


por Pablo Felipe Pérez Goyry.

VIOLENCIA. Violencia en las ciudades y en las zonas rurales. Violencia, palabra
que como redobles de tambores se escucha aquí y allá; en los medios de
comunicación, en boca de familiares y amigos; de políticos y religiosos; de la
comunidad internacional. Nada, que si la palabra violencia tuviera la
posibilidad de hablar y defenderse, de seguro no la pasaríamos bien.

Lo mismo ocurre con el calificativo de "Autodefensas"; sin tener en cuenta que
es una nueva modalidad de los derechistas "Escuadrones de la Muerte", que
abundaban en ciudades y zonas rurales de América Latina; en los años 60 y 70 del
siglo pasado. Los de antes y los de ahora practican la violencia en todas sus
modalidades.

También profesan la violencia lo que se conoce como "Guerrilla"; que desde una
posición política de "izquierda" y una "aceptación" como opción de gobierno para
los que poco o nada tienen; y donde participe la sociedad en dar solución de los
problemas del país. Pero en la actualidad, es menos creíble esta alternativa
política; después de que ellos, "los guerrilleros", se vincularon directa o
indirectamente con el narcotráfico y la extorsión.

Todos, "Autodefensas", "Guerrillas", y delincuencia común; justificado o no,
ejecutan sin límites la violencia. Una violencia a la colombiana.

Pero esto de la violencia es una cosa cotidiana en Colombia. Los colombianos han
creado una sociedad sobre cimientos ensangrentados, donde el odio tiene la
palabra. Porque en Colombia por muchos años nunca terminan los conflictos.
Parece como si la semilla perversa de la violencia y el odio se han consolidado
en el país; y estas en su desarrollo incontrolable germinaran otras semillas,
que se siembran con nuevas Violencias y nuevos odios.

Una prueba de lo que digo es la nada agradable película, al menos para mí, "La
Virgen de los Sicarios"; basada en la novela homónima del escritor antioqueño
Fernando Vallejo. Película que muestra la violencia en las calles de Medellín -
llamada en la película "Medallo" y "Metralla" -. Es decir, la ciudad donde se
mata por "placer"; donde la vida es solo una simple justificación sin objetivo y
por ello no vale nada, absolutamente nada vale vivir.

La violencia me ha tocado verla de cerca, cara a cara. No podré borrar de mi
mente dos hechos desgarradores; propiciados por personal de la: Institución del
Espacio Público; dependencia de la Secretaría de Gobierno, en Medellín.

El primer caso sucedió cuando unos "funcionarios" agredieron a una señora (de
aproximadamente unos sesenta y cinco años); a la que lesionan una mano, al
negarse entregar las medias (calcetines) que vendía frente a la empresa
Coltejer.

Otra vivencia, nada agradable, aconteció a un señor de unos setenta años, que
vendía tintos (café) en el Parque Bolívar; los representantes municipales le
quebraron tres termos, el único sustento de un hombre que no posee pensión de
jubilación.

También me cuentan que un vendedor de chance (lotería), la carrera Palacé con el
edificio Portacomidas; los "funcionarios" en una semana le quitaron por tres
veces la pequeña mesa de madera que le serbia de escritorio para desempeñar su
trabajo.

Es evidente que también existe violencia de parte de algunos "representantes
estatales". Para mí es una realidad.

La violencia tiene múltiples matices y es una verdad "necesaria", donde todo
vale incluso la muerte. Es un vídeo que visualizamos impotentes todos los días,
frente a un televisor gigante, de gran resolución en su imagen; y cuyo título es
"Colombia", que es la historia escrita cada jornada por los colombianos.

Hace algunos años tuve la oportunidad de leer, ¿Qué es la historia? Escrito por
Edward Carr, y entre otras cosas decía:

"La historia llamada así con propiedad, sólo puede ser escrita por los que ven y
aceptan en la historia misma un sentido de dirección. La convicción de que
provenimos de alguna parte está estrechamente vinculada a la creencia de que
vamos a algún lado. Una sociedad que ha perdido la fe en la capacidad de
progresar en el futuro dejará pronto de ocuparse de su propio progreso en el
pasado".

George Dubuy afirma en su "Diálogo sobre la Historia" que:

"...siempre se han hecho chapuzas con la historia para consolidar un poder, para
mantener una reivindicación. Quizá es para esto para lo que ha servido en primer
lugar la historia. El pasado siempre ha sido triturado, atrapado en redes de
discursos trenzados para rodear al adversario y para protegerse en las luchas en
las que lo está en juego es el poder. Siempre se manipula la memoria, por su
puesto en función de intereses."

Por otro lado, el profesor colombiano César García Valencia escribe en su
"Historia de Colombia", en 1937:

"...cada hecho importante se relaciona con sus antecedentes y consecuencias y
alrededor de él se procura hacer una síntesis de la historia de Colombia por
determinados aspectos" "Generalmente se ha considerado que el estudio de la
Historia de Colombia en la época de la República, y aún en la de la
Independencia, presenta el escollo de la parcialidad, por relacionarse
íntimamente con los intereses y pasiones de los partidos políticos... Ese
escollo han creído salvarlo algunos profesores dejando a oscuras a sus
discípulos de cuanto concierne a uno de los períodos más interesantes de nuestra
historia. Otros se han estrellado en él, haciendo francamente historia liberal o
historia conservadora y convirtiendo en manantial de discordia lo que debe ser
motivo de comprensión y fuente de armonía para los colombianos".

Por su parte, el Miembro Correspondiente de la Academia Antioqueña de Historia,
Juan José García Posada; expresaba el 5 de septiembre de 2000:

"La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado, pero
sería vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente".
"En gran parte es debido a esa falla imperdonable que esta nación parece a veces
como si anduviera sin rumbo, sin ton ni son, distraída y sin propósitos". "Hay
un lamentable desconocimiento del pasado, de los hilos que enlazan la tradición
y el progreso y del encadenamiento causal entre los episodios culminantes del
allá y entonces y el de aquí ahora".

Una crítica sobre la historia o violencia en Colombia, no es mi intención. Es
decir, no busco contraste, comparación, etc., desde el punto de vista político,
económico y social. Trato de plasmar en estas líneas lo que he percibido y
perciben los colombianos como experiencia. Y por la necesidad de exteriorizar la
melancolía que siento en mi ser; por lo ocurrido, lo que ocurre y ocurrirá en
este país.

Es posible lograr el fin de la violencia en la vida colombiana. Pero se necesita
enfrentar el reto de hacer parte de nuestras vidas lo que he llamado: "Los
Cuatro Puntos Cardinales para Alcanzar la Paz en Colombia". Modesto aporte que
puede orientar una manera de participación ciudadana más sana y sin Violencia;
para alcanzar la Paz en el país. Esto quiere decir, que:

1. - Es posible erradicar la Violencia en Colombia, cuando exista un verdadero
espíritu de cooperación y solidaridad entre los colombianos, basado en el
principio de unas rectas relaciones humanas y una activa buena voluntad
universal.

2. - Es posible erradicar la Violencia en Colombia, cuando con un profundo
sentido de la justicia exista un verdadero reconocimiento de los derechos y
necesidades de los que menos o nada poseen.

3. - Es posible erradicar la Violencia en Colombia, cuando se practique un
sincero servicio al bien común nacional, es decir, lo que es bueno para todos es
bueno para cada uno de nosotros.

4. - Es posible erradicar la violencia en Colombia, cuando exista una sociedad
justa, incluyente y progresista. Esto es realizable si se interioriza, como
enseñanza positiva, la historia de la nación; con un profundo concepto ético y
amor a la verdad.

Pude ser una utopía realizar estas cuatro acciones. Estoy convencido que más
tarde que nunca será posible. Si se lograra Interiorizar, como enseñanza
positiva, la historia de la nación; con un concepto ético y amor a la verdad.

El día que estos principios se abracen con lealtad por los colombianos; llámense
liberales, conservadores, socialistas, comunistas, católicos, protestantes,
ateos, anarquistas, etc.; podrá borrarse para siempre de la memoria nacional la
palabra Violencia en todas sus expresiones. Más que criticar, es hora de aportar
soluciones pacíficas. El granito de arena necesario, que sume y no reste.

El camino para la paz definitiva en Colombia tendrá que afrontar muchas
adversidades. Por este motivo no deben escatimarse, bajo ningún concepto, todo
aliento que permita llegar finalmente a una paz negociada; sin violencia. Los
Cuatro Puntos Cardinales para Alcanzar la Paz en Colombia; es una modesta pero
ambiciosa propuesta alternativa, entre muchas, para crecer como nación ante el
mundo.

Cada meta en la vida se debe sustentar en la premisa de: ¡Si es posible
descubrir lo realizable, en la medida en que estemos dispuestos a derrotar lo
irrealizable! No tengo ninguna duda que en verdad bien vale la pena el riesgo
para conquistar lo inaccesible. (Este documento puede ser reeditado - total o
parcial - citando Autor y Fuente).

Medellín, diciembre 13 de 2001.


Pablo Felipe Pérez G.
Apartado Aéreo No. 56381, Medellín, Colombia.

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