La guerra en Afganistán - Noam Chomsky (2001)

Extracto de la conferencia de Lakdawala, Nueva Delhi

La amenaza del terrorismo internacional es seguramente grave. Los horribles acontecimientos del 11 de septiembre causaron lo que quizá fue el mayor número de víctimas humanas en el acto que conste, a parte la guerra. La palabra "en el acto" no hay que pasarla por alto; lamentablemente este crimen no representa nada inusual en los anales de la violencia que no llega a ser guerra. Es bien posible que el número de víctmas se haya más que duplicado en el plazo de pocas semanas, cuando Afganos miserables huyeron – hacia la nada – bajo la amenaza del bombardeo, y se desorganizó la distribución de alimentos que se necesitaban desesperadamente; y había advertencias creíbles de cosas mucho peores que ocurrirían.

El coste para los civiles afganos sólo puede estimarse, pero conocemos las proyecciones sobre las cuales se basaron las decisiones y los comentarios políticos, un asunto de importancia extrema. Logicamente, son estas proyecciones las que proveen la base para cualquier evaluación moral de la planificación y de los comentarios, así como de cualquier juicio de las apelaciones a los argumentos de la "guerra justa" y, fundamentalmente, de cualquier estimación racional de lo que es por venir.

Aún antes del 11 de septiembre la ONU estimaba que millones de personas se sustentaban, y apenas, gracias a la ayuda alimentaria internacional. El 16 de septiembre la prensa nacional informó que Washington había "exigido [a Pakistán] la suspensión de los convoys de camiones que proveen la mayoría de los alimentos y demás suministros para la población civil de Afganistán". Ni en Estados Unidos ni en Europa hubo ninguna reacción apreciable a esta demanda de imponer una hambruna masiva; el escueto significado de las palabras. En las semanas subsiguientes el principal diario del mundo informó que "la amenaza de los ataques militares ha obligado a la evacuación de los cooperantes internacionales, inhabilitando los programas de asistencia"; los refugiados que llegaban a Pakistán "tras travesías extenuantes desde Afganistán, describen escenas de desesperación y miedo ahora que la amenaza de los ataques militares guiados por los americanos transforma su antigua miseria en una catástrofe potencial". "El país estaba atado a un lazo salvavidas", dijo un cooperante internacional evacuado "y acabamos de cortarlo". "Es como si hubieramos excavado una tumba colectiva detrás de milliones de personas", declaró a la prensa un funcionario de emergencias de Christian Aid: "Podemos arrastrarles lejos de ella o empujarles adentro. Podríamos estar observando millones de muertes". 1

El programa alimentario mundial de la ONU y otros pudieron reactivar algunos envíos de alimentos a comienzos de octubre, pero fueron obligados a suspender las entregas y la distribución cuando empezó el bombardeo el 7 de octubre, reactivandolas más tarde con un ritmo mucho más lento. Un portavoz del Alto Comisario de la ONU para los refugiados advirtió que "vamos hacia una crisis humanitaria de proporciones épicas en Afganistán, con 7,5 millones de personas con pocos alimentos y con riesgo de morirse de hambre", mientras agencias humanitarias condenaban "sarcasticamente" la ayuda lanzada por Estados Unidos desde el aire como una forma de propaganda encubierta que puede causar más daños que beneficios, según advirtieron.2

Un lector muy atento de la prensa nacional podría descubrir la estimación de la ONU según la cual "7,5 millones de Afganos necesitarán alimentos para el invierno – 2,5 millones más que el 11 de septiembre", un aumento del 50% que es el resultado de la amenaza de los bombardeos, actual en ese entonces. 3 Dicho de otra manera, la civilización occidental estaba basando sus planes en la suposición que éstos pudieran llevar a la muerte de varios millones de civiles inocentes – no de talibanes, prescindiendo de lo que se pueda pensar sobre la legitimidad de masacrar a los reclutas y a los sustenedores de los talibanes – sino de sus víctimas. Mientras tanto sus líderes, en el mismo día, descartaron con desdén las ofertas de negociación para la extradición del presunto culpable y la solicitación de alguna evidencia creíble que diera cuerpo a las demandas de capitulación.

El Ponente Especial de la ONU para el derecho a la alimentación pidió a Estados Unidos que acabara con los bombardeos, que estaban "poniendo a riesgo las vidas de milliones de civiles", renovando la petición del Alto Comisario para los Derechos Humanos Mary Robinson, que había alertado sobre una catástrofe al estilo de Ruanda. Ambas peticiones fueron rechazadas, tal como lo fueron las de las mayores agencias de ayuda y socorro. Y practicamente no se informó de ellas.4

A fines de septiembre la FAO advirtió que más de 7 milliones de personas se estaban enfrentando con una crisis que podría llevar a una hambruna difusa en el caso que se iniciaran acciones militares, con una muy probable "catástrofe humanitaria", a menos de reactivar inmediatamente la ayuda y acabar con la amenza de acciones militares. Tras el comienzo de los bombardeos la Fao avisó que éstos habían destruido plantaciones que suministraban el 80% del trigo del país, por lo cual se prevee que los efectos serán aún más graves en el próximo año. Todo ignorado.5

Estas peticiones, de las cuales no se informó, coincidieron casualmente con el día mundial de los alimentos, que también fue ignorado, y con la denuncia del Ponente Especial de la ONU que los ricos y poderosos tienen medios de sobra, aunque no tengan la voluntad, de acabar con el "genocidio silencioso" causado por la hambruna masiva en gran parte del mundo. 6

Volvamos brevemente al tema de la lógica: los juicios éticos y la evaluación racional de lo que puede esperarnos se basan en las presuposiciones de la planificación y los comentarios. Una cuestión completamente separada y sin ninguna relación con estos juicios es la exactitud de las proyecciones en las que se han basado la planificación y los comentarios. Hacia fines de año había alguna esperanza de que los repartos de comida sin precedentes de diciembre pudiesen modificar "dramaticamente" las expectativas del tiempo en que la planificación se emprendió, se llevó a cabo y fue evaluada en comentarios: que estas acciones pudieran llevar a millones de personas a la hambruna.7

Muy probablemente nunca conoceremos los hechos en virtud de un principio guía de la cultura intelectual: debemos dedicar una energía enorme a la exposición de los crímenes de los enemigos oficiales, contando adecuadamente no sólo a las personas que fueron literalmente asesinadas sino también a aquellas que murieron en consecuencia de opciones políticas; pero debemos cuidar escrupulosamente de evitar esta práctica en el caso de nuestros propios crímenes, en las raras ocasiones en que éstos se investiguen. La observancia de este principio está muy bien documentada. Sería una sorpresa muy grata si el caso presente saliera diferente.

Hay que mencionar también otro punto elemental. El éxito de la violencia, evidentemente, no tiene ninguna relación con el juicio moral acerca de sus objetivos. En el caso presente aparecía claro desde el principio que la superpotencia reinante podría demoler facilmente cualquier resistencia afgana. Mi punto de vista personal, por lo que vale, es que las campañas estadounidenses no pueden compararse ni accidentalmente con la fracasada invasión rusa de la década de los ochenta. Los rusos se enfrentaban con un importante ejército de tal vez 100.000 hombres o más, organizados, entrenados y pesadamente armados por la CIA y sus socios. Estados Unidos se enfrenta con una chusma en un país que ya ha sido practicamente destruido por 20 años de horror por el cual no llevamos ni la más leve carga de responsabilidad. Las fuerzas talibanas, así como estan, pueden colapsar rapidamente, exceptuando un pequeño núcleo duro. 8

Para mi asombro el juicio dominante – hasta después de semanas de bombardeos indiscriminados y del uso practicamente de cada artefacto disponible fuera de las armas nucleares ("cortadoras margarita", bombas de fragmentación, etc.) – fue la certeza que habría que hacer caso de la lección del fracaso ruso, que los ataques aéreos no serían eficaces y que un ataque por tierra sería necesario para alcanzar los objetivos de guerra estadounidenses de eliminar a Bin Laden y al-Qaeda. Eliminar el régimen talibán fue una ocurrencia tardía. No había habido ningún interés en esto antes del 11 de septiembre y hasta en el mes sucesivo. Una semana después del comienzo del bombardeo el presidente reafirmó que las fuerzas estadounidenses "atacarían a Afganistán ‘hasta cuando sea necesario’ para destruir la red terrorista de Quaeda y Osama bin Laden, pero se ofreció de reconsiderar el ataque militar a Afganistán en el caso en que los talibanes que gobiernan el país "entreguen al señor Bin Laden"; "Si escupís hoy a él y a su gente, reconsideraremos lo que estamos haciendo a vuestro país", declaró el presidente: "Aún teneis una segunda oportunidad". 9

Cuando finalmente las fuerzas talibanes sucumbieron, tras una resistencia asombrosa, las opiniones cambiaron hacia proclamaciones triunfalisticas y una euforia acerca de la justicia de nuestra causa, que ahora quedaba demostrada por el éxito de una fuerza abrumadora contra adversarios indefensos. Sin indagar el tema, supongo que los comentarios japoneses y alemanes tras las primeras victorias durante la segunda guerra mundial fueron parecidos y a pesar de disimilitudes obvias, hay una conclusión crucial que lleva al caso presente: la victoria de las armas deja las cosas así como estaban, aunque los gritos de venganza de los triunfalistas debieran servir de admonición para los que se preocupan por el futuro.

Volviendo a la guerra, los ataques aéreos transformaron rapidamente las ciudades en "ciudades fantasma", como informó la prensa, con la destrucción del suministro de energía eléctrica y agua, una forma de guerra biologica. La ONU informó que el 70% de la población había abandonado Kandahar y Herat en el plazo de dos semanas, muchos huyendo hacia el campo, donde en tiempos normales de 10 a 20 personas mueren o quedan mutiladas todos los dias a causa de las minas de tierra. Estas condiciones empeoraron mucho como resultado del bombardeo. Las operaciones de desminamiento de la ONU se detuvieron y a la tortura se agregaron artefactos estadounidenses que no explotaron, particularmente las pequeñas y letales bombas esparcidas por las bombas de fragmentación, y éstas son mucho más difíciles de eliminar. 10

Hacia fines de octubre funcionarios de organizaciones de ayuda humanitaria estimaron que más de un millón de personas habían huído de sus casas, incluyendo al 80% de la población de Jalalabad, y que sólo una "minúscula fracción" fue capaz de atravesar la frontera, mientras la mayoría se esparcía por el campo, donde había poca comida y cobijo o la posibilidad de suministrar ayuda; los llamamientos de las agencias de ayuda humanitaria a la suspensión de los ataques para permitir el suministro de aprovisionamientos fueron nuevamente rechazasadas por Blair e ignoradas por Estados Unidos. 11

Meses después se supo de cientos de miles de personas que morían de hambre en "campamentos olvidados" como él de Maslakh en el norte, tras huir de las "zonas de montaña donde el programa alimentario mundial había estado entregando ayuda alimentaria pero tuvo que pararla por los bombardeos, y que ahora no se pueden alcanzar porque los pasos están cortados" – y quién sabe cuantos más había en lugares que ningún periodista encontró – a pesar de que por ese entonces los suministros estaban disponibles y el factor dominante que obstaculizaba la distribución era la falta de interés y de voluntad.12

Hacia finales del año, mucho después del fin de los combates, un informe casual notaba que "el suministro de alimentos queda bloqueado o tristemente inadecuado", "aún no se lleva a cabo un sistema de distribución de comida" y hasta la ruta principal hacia Uzbekistán "está de hecho cerrada para los camiones de comida" más de dos semanas después de que había sido abierta oficialmente con mucha fanfarria; lo mismo valía para la arteria crucial de Pakistán a Kandahar, y otras estaban tan acosadas por milicias armadas que el programa mundial alimentario, que ahora disponía de alimentos, todavía no podía efectuar entregas y no había lugar para almacenarlos porque "muchos depósitos habían sido distruidos o saqueados durante los bombardeos estadounidenses". 13

Un examen detallado de fin de año encontró que la guerra de Estados Unidos "ha restablecido en el poder a casi todos los mismos señores de la guerra que habían malgobernado el país antes de los talibanes"; algunos Afganos ven la situación resultante como hasta "peor de lo que era antes de la llegada al poder de los Talibanes" 14 La toma de la mayor parte del país por los Talibanes, con escasa lucha, acabó con un periodo que los activistas para los derechos humanos afganos e internacionales describen como "el más negro en la historia de Afganistán", "el peor periodo de la historia de Afganistán", con enormes destrucciones, violaciones masivas y otras atrocidades, y decenas de miles de asesinatos. 15 Estos fueron los años del gobierno de los señores de la guerra de la Alianza del Norte y otros favoritos del occidente, tales como el sanguinario Gulbuddin Hekmatyar, uno de los pocos que no haya reclamado su feudo. Hay señales de que la lección ha sido aprendida tanto en Afganistán como en el mundo de afuera y que lo peor no se va a repetir, como todos esperan fervientemente.

A fin de año hubo señales mixtas. Como se preveía, la mayor parte de la población fue muy aliviada viendo el fin de los Talibanes, uno de los regimenes más retrógrados del mundo; y aliviada porque no hubo un retorno rápido a las atrocidades de la década antecedente, como se esperaba. El retorno de los señores de la guerra es una señal peligrosa, así como el anuncio del nuevo ministro de la justicia que quedará vigente la estructura básica de la sharia tal como la instituyeron los Talibanes, aunque "habrá algunos cambios respecto al tiempo de los Talibanes. Por ejemplo, los Talibanes acostumbraban colgar los cuerpos de la víctimas en público durante cuatro dias. Nosotros colgaremos el cuerpo durante poco tiempo, digamos 15 minutos". El juez

Ahamat Ullha Zarif agregó que se encontraría alguna nueva ubicación para las ejecuciones públicas regulares, no el estadio deportivo. "Los adúlteros, tanto hombres como mujeres, serán aún lapidados hasta la muerte, dijo Zarif, pero usaremos sólo piedras pequeñas", para que los que confiesen puedan escapar; los demás serán "lapidados hasta la muerte", como antes. 16 La reacción internacional tendrá sin lugar a dudas un efecto importante en el balance de las fuerzas en conflicto.

Cuando terminaba el año, campesinos desesperados, sobre todo mujeres, estaban volviendo al trabajo miserable de cultivar amapolas de opio para que sus familias puedan sobrevivir, dando marcha atrás a la prohibición de los Talibanes. En octubre la ONU había informado que la producción de amapolas se había ya "triplicado en las áreas controladas por la Alianza del Norte", cuyos señores de la guerra " habían sido sospechosos durante mucho tiempo de controlar la mayor parte de la fabricación y el contrabando del opio" hacia Rusia y el occidente, lo que se calcula que represente un 75% de la heroina mundial. El resultado del trabajo quebrantaespaldas de algunas mujeres es que "innumerables otras personas sufrirán y morirán a miles de millas lejos de sus casas en el este de Afganistán". 17

Estas consecuencias, y el legado devastador de 20 años de guerra brutal y de atrocidades, podrían ser aliviados por una presencia internacional adecuada y programas bien proyectados de ayuda y reconstrucción; si prevaleciera la honestidad, ésto sería llamado "reparaciones", al menos por parte de Rusia y Estados Unidos, que comparten la responsabilidad principal del desastre. Este tema fue puesto en discussión en una conferencia del programa de desarrollo de la ONU, el Banco Mundial y el Banco Asiático de desarrollo en Islamabad a fines de noviembre. Algunas líneas directivas fueron dadas por un estudio del Banco Mundial enfocado en el papel potencial de Afganistán en el desarrollo de los recursos energeticos de la región. El estudio concluía que Afganistán tiene una historia prebélica positiva en lo que se refiere a la recuperación del coste de infraestructuras cruciales como la energía eléctrica y a las oportunidades de inversiones greenfield en sectores como las telecomunicaciones, la energía y las tuberias de petróleo y gas. Es muy importante que estos servicios sean bien encaminados durante la reconstrucción. Habría que perseguir activamente las opciones de inversión privada en las infraestructuras. 18

Sería razonable preguntarse de quién cubren las necesidades estas prioridades y qué estatus deberían tener en las reconstrucción después de los horrores de las últimas dos décadas.

La opinión intelectual estadounidense y británica, a lo largo del espectro político, nos ha asegurado que sólo los extremistas radicales pueden dudar de que "ésta es basicamente una guerra justa". 19 Por lo tanto se pueden echar por la borda a los que no estan de acuerdo, entre ellos, por ejemplo, los 1000 líderes afganos reunidos en Peshawar hacia fines de octubre en un esfuerzo, apoyado por Estados Unidos, de echar las bases para un régimen postalibán guiado por el rey en exilio. Éstos condenaron duramente la guerra USA, que "está golpeando al burro en lugar del burrero", como dijo un orador atrayendose un consenso general.

Es bastante notable hasta qué punto se ha ignorado la opinión afgana antitalibana – y esto desde luego no es inusual; durante la guerra del golfo, por ejemplo, los disidentes iraquies fueron excluidos de la prensa y los diarios, a parte los "medios alternativos", pese a que fuesen facilmente accesibles. Sin ningún comentario, Washington mantuvo su antigua negativa oficial de tener alguna relación con la oposición iraquí hasta mucho después de que terminara la guerra. 20 En el caso presente, a la opinión afgana no se le evalua tan facilmente, pero la tarea no habría sido imposible, y el tema tan evidentemente significativo que merece al menos algunos comentarios.

Podríamos empezar por la reunión de los líderes afganos en Peshawar, algunos exiliados, otros que habían hecho un viaje dificil a traves de la frontera desde el interior de Afganistán, todos comprometidos en derribar el régimen talibán. Fue "una rara demonstración de unidad entre ancianos tribales, eruditos islamicos, políticos díscolos y ex comandantes de la guerrilla", como informó el New York Times. Incitaron unanimemente a Estados Unidos a parar los ataques aereos, "apelaron a que los medios de comunicación internacionales hicieran un llamamiento para el fin del "bombardeo de gente inocente" y "exigieron el fin del bombardeo USA en Afganistán". Incitaron a adoptar otros medios para derrocar el odiado régimen talibán, un objetivo que según ellos se podría alcanzar sin masacres y destrucciones.21

Esto se reportó, pero se despachó sin ulteriores comentarios.

Un mensaje parecido fue llevado por el líder de la oposición afgana Abdul Haq, que condenó los ataques aéreos como un "terrible error". 22 Muy estimado en Washington, Abdul Haq fue considerado "quizás el líder más importante de la oposición antitalibán entre los afganos de etnia pashtun asentados en Pakistán". 23 Él aconsejó de "evitar cuanto más posible el derramamiento de sangre"; en lugar de bombardear "tendríamos que socavar el liderazgo central, que es un grupo muy pequeño y cerrado y que es también la única cosa que los mantiene unidos. Destruyendolos, todos los combatientes talibanes cargarán fusil y manta y desaparecerán rumbo a sus casas, y esto será el fin de los talibanes", una evaluación que aparece bastante plausible bajo la luz de los acontecimientos sucesivos.

Varias semanas después Abdul Haq entró en Afganistán, aparentemente sin apoyo USA, y fue capturado y muerto. Como estaba emprendiendo esta misión para "crear una revuelta entre los talibanes", criticaba a Estados Unidos por rehusarse de ayudar a él y a otros en este propósito y condenaba el bombardeo como "un gran contratiempo para estos esfuerzos". Informó de contactos con comandantes talibanes de segundo grado y ancianos tribales ex-mujahidin y discutió sobre cómo se podrían llevar a cabo esfuerzos ulteriores, invitando a Estados Unidos a apoyarlos con financiaciones y otras ayudas en lugar de socavarlos con las bombas.

Abdul Haq decía: Estados Unidos está intentando mostrar los músculos, marcar una victoria y asustar a todo el mundo. No le importa el sufrimiento de los afganos o de cuanta gente perderemos. Y esto no nos gusta. Porque ahora los afganos estan sufriendo por estos árabes fanáticos, pero todos sabemos quién trajo estos árabes a Afganistán en la década de los 80, quién los armó y quién le dió soporte. Fueron los americanos y la CIA. Y los americanos que hicieron esto obtubieron todos medallas y buenos cargos, mientras durante todos estos años los afganos sufrieron por estos árabes y sus aliados. Ahora que América es atacada, en lugar de castigar a los americanos que hicieron esto, castigan a los afganos.

También podemos mirar hacia otro lado para una iluminación sobre las opiniones afganas. Una consecuencia benéfica de la última guerra afgana fue el haber producido como respuesta algunas preocupaciones tardías acerca del destino de las mujeres en Afganistán, que llegaron hasta la First Lady. Quizá les siga algún día la preocupación para la dificil condición de las mujeres en otros lugares del Asia central y meridional que, desafortunadamente, muchas veces no es muy distinta de la vida bajo los talibanes, incluso en las democracias más vibrantes. 24 Por supuesto ninguna persona sana aboga por una intervención militar para rectificar estas y otras injusticias. Los problemas son graves, pero hay que enfrentarlos desde adentro con el apoyo de extranjeros, si son constructivos y honestos.

Como el duro tratamiento de las mujeres en Afganistán ha cobrado por fin una atención bien merecida, podríamos esperarnos que la actitud de las mujeres afganas hacia las opciones políticas constituya una preocupación primaria. Un punto de partida natural para una encuesta es la "organización política y humanitaria más antigua" de Afganistán, la RAWA (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan, Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán), que ha sido "primera en la lucha" para los derechos de las mujeres desde su formación en 1977. 25 La líder de RAWA fue asesinada por colaboradores afganos de los Rusos en 1987, pero ellas continuaron su trabajo, en el interior de Afganistán arriesgando sus vidas, y en el exilio próximo.

La RAWA ha sido totalmente franca. Así, una semana después del comienzo del bombardeo, la RAWA emitió una declaración pública titulada: "Hay que derrotar a los Talibanes con un levantamiento de la nación afgana". Y continuaba así:

Una vez más, debido a la traición de los verdugos fundamentalistas, nuestra gente ha quedado presa en las garras del monstruo de una guerra de destrucción devastadora. Formando una coalición internacional contra Osama y sus colaboradores talibanes y como venganza por los ataques terroristas del 11 de septiembre, America ha lanzado una agresión arrolladora contra nuestro país... lo de que fuimos testigos en los últimos siete días no deja ninguna duda de que esta invasión verterá la sangre de muchas mujeres, hombres, niños, jóvenes y ancianos de nuestro país.

La declaración hacía un llamamiento para "la erradicación de la plaga de los talibanes y de Al Quaeda" mediante "un levantamiento global" de los mismos afganos, los únicos que "pueden impedir la repetición y la reincidencia de la catástrofe que se ha abatido sobre nuestro país..."

En otra declaración del 25 de noviembre, durante una demostración de organizaciones de mujeres en Islamabad para el día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, la RAWA condenó la alianza del norte apoyada por Estados Unidos y Rusia por su "historial de violaciones de los derechos humanos tan malo como él de los talibanes" e invitó a la ONU a "ayudar Afganistán, no la alianza del norte". La RAWA emitió avisos parecidos durante la conferencia nacional de la All India Democratic Women's Association en los mismos días. 27

También ignorado.

Se podría notar que ésta es apenas la primera vez en que las preocupaciones de los defensores de los derechos de las mujeres de Afganistán han sido despachadas. Así, en 1988 la consejera jefe de la UNDP para los derechos de las mujeres en Afganistán alertó que los "grandes avances" en los derechos de las mujeres de que había sido testigo estaban siendo puestos en peligro por el "fundamentalismo ascendente" de los islamistas apoyados por Estados Unidos. Su informe fue presentado al New York Times y al Washington Post, pero no fue publicado; y su explicación de cómo los USA "contribuyeron elegantemente al sufrimiento de las mujeres afganas" queda desconocido. 28

Tal vez sea correcto ignorar a los Afganos que han ido luchando por la libertad y los derechos de las mujeres a lo largo de muchos años, y encargar el futuro de su país a extranjeros cuyos antecedentes al respecto son menos que distinguidos. Tal vez, pero no parece del todo lógico.

No habría que confundir el tema de la "guerra justa" con una cuestión totalmente distinta: si hay que castigar por sus crímenes a los autores de las atrocidades del 11 de septiembre – "crímenes contra la humanidad", como los nombraron Robert Fisk, Mary Robinson y otros. Con respecto a esto hay un consenso practicamente unánime – aunque, como es notorio, los principios no se extienden a los agentes de crímenes aún mucho peores que son protegidos por el poder y la riqueza. La cuestión es cómo proceder.

La estratégia preferida por los Afganos que han sido ignorados tenía un apoyo considerable en gran parte del mundo. Muchos en el sur habrían apoyado las recomendaciones del representante de la Asociación de Solidariedad con las Mujeres Árabes en la ONU: "suministrar a los Talibanes las evidencias que vinculan a Bin Laden con los ataques del 11 de septiembre (tal como lo pidieron), usar presiones diplomaticas para que lo extraditen y procesar a los terroristas mediante tribunales internacionales", y adherir en general a la ley internacional según antecedentes que existen en casos aún mucho peores de terrorismo internacional. La adherencia a la ley internacional ha difundido apoyo también en el occidente, incluso el preeminente analista militar angloamericano Michael Howard, que lanzó un "ataque mordaz" contra los bombardeos exigiendo en lugar de éstos una "operación de policía" internacional y tribunales internacionales en vez de "intentar erradicar las células cancerogenas con un soplete" 29

La negativa de Washington a pedir la extradición de los presuntos criminales o de entregar las evidencias que habían sido pedidas fue totalmente abierta y generalmente aprobada. Sin embargo, su propia negativa a extraditar criminales sigue efectivamente secreta. 30 Hubo un debate sobre si las acciones militares USA en Afganistán fueron autorizadas por resoluciones ambigüas del Consejo de Seguridad, pero [este debate] evita el tema central: Washington simplemente no quería la autorización del Consejo de Seguridad, 31 que seguramente podría haber obtenido, claramente y sin ambigüedades. Desde cuando perdieron su monopolio virtual sobre las decisiones de la ONU, los USA han encabezado con mucha distancia los vetos, segunda Gran Bretaña y Francia tercera distante, pero ninguna de estas potencias se habría opuesto a una resolución patrocinada por los USA. Y no lo habría hecho tampoco Rusia o China, ansiosas de ganarse la autorización de los USA para sus propias atrocidades y represiones (particularmente en Chechenia y en la China occidental). Pero Washington insistió en no obtener la autorización del Consejo de Seguridad, lo que conlleva que hay alguna autoridad más alta a la que se somete. Los sistemas de poder se resisten a ese principio sin son bastante fuertes para hacerlo. En la literatura de la erudición diplomática y de asuntos internacionales hay hasta un nombre para esta postura: establecer "credibilidad". Una justificación ofrecida comunmente para la amenaza o el uso de la fuerza. Aunque entendible y convencional, esa postura contiene también una lección sobre el futuro probable, y más aún por el apoyo de élite que recibe abierta o indirectamente.


Notas

1.John Burns "Pakistan's Antiterror Support Avoids Vow Of Military Aid," NYT, 16 de Sept.; "U.S. Embassy in Kabul Is Destroyed By Protestors, NYT, 27 de Sept.. Douglas Frantz, "Fear and Misery for Afghan Refugees," NYT, 30 de Sept.; John Sifton, "Temporal Vertigo," NYT Magazine, 30 de Sept.. El funcionario de Christian Aid Dominic Nutt, citado en Stephen Morris y Felicity Lawrence, "Afghanistan Facing Humanitarian Disaster," Guardian, 19 de Sept. 2001. Para ulteriores citas y fuentes no citadas aquí, véase mi 9-11 (New York: Seven Stories, 2001)

2.UNHCR, Michelle Nichols y Paul Gallagher, "Bread Harder to Deliver than Bombs," The Scotsman, 8 de Oct.. Air drops, Mark Nicolson, "UN concern as airstrikes bring relief effort to halt" y Michela Wrong, "Relief workers hit at linking of food drops with air raids," Financial Times, 9 de Oct.; "Scepticism grows over US food airdrops," FT, 10 de Oct. ; "Agency rejects US and UK donations as 'propaganda'," South China Morning Post, 11 de Oct. (mencionando Medecins sans Frontieres); "US warned of catastrophe in wake of air assault," FT, 12 de Oct.; "US military food drops a 'catastrophe' – UN official", AFP, 15 de Oct., citando a Jean Ziegler, ponente especial de la ONU para el derecho a la alimentación; "Red Cross critical of US raid mistakes, aid airdrops," AFP, 18 de Oct., 2001.

3.Elisabeth Bumiller y Elizabeth Becker, "Bush Voices Pride in Aid, but Groups ListHurdles," NYT, 17 de Oct. 2001.

4.Una búsqueda en bancos de datos realizada por David Peterson descubrió que la petición del ponente especial de la ONU no había sido reportada y que la de Robinson recibió seis frases en la prensa USA, una en forma periférica en el NYT, cinco en el San Francisco Chronicle, tres de las cuales se dedicaban al rechazo de su petición; ninguna mencionaba la sustancia de su alerta. Esto es bastante típico.

5."UN food agency warns of mass starvation in Afghanistan," AFP, 28 de Sept.; Edith Lederer, "U.S. bombing disrupting planting which provides 80% of annual grain harvest," AP, 18 de Oct. 2001. Andrew Revkin, "Afghan Drought Inflicts Its Own Misery," NYT, 16 de Dic. 2001, citando el Departamento de Agricultura de Estados Unidos sin ninguna mención del bombardeo.

6."Global hunger a 'silent genocide' - UN rights expert" (Jean Ziegler), AFP, 15 de Oct., 2001.

7.Marc Kaufman, "Battling Hunger," Washington Post-Boston Globe, 31de Dec. 2001.

8.Entrevista del 30 de Sept. Publicada nuevamente en 9-11.

9.Patrick Tyler y Elisabeth Bumiller, "`Just Bring Him In'," NYT, 12 de Oct.; Jonathan Steele, "Fighting the Wrong War," Guardian, 11 de Dic. 2001, que sigue la línea de la "meta de guerra" constituida por la eliminación del régimen talibán según su primera explícita formulación hecha por Tony Blair el 30 de Oct. Según el pronóstico y dado el consenso, la citación es superflua. Para una valoración matizada con una conclusión algo similar, véase Milton Bearden, "Afghanistan, Graveyard of Empires," Foreign Affairs, Nov./Dic. 2001; Bearden fue el jefe de la base de la CIA en Pakistán de 1986 a 1989, responsable de los programas de acción encubierta de la CIA en Afganistán.

10.John Donnelly, "Waves of Afghans fleeing 2 cities," BG, 20 de Oct..; Michael Kranish y Colin Nickerson, "Pentagon gives a wary assessment," BG, 25 de Oct.; Laura King, "Airstrikes forge a ghost town," BG, 24 de Oct.; Indira Lakshmanan, "Days of travail, nights of fear," BG, 11 de Oct.; Colin Nickerson, "Mines make Afghanistan a landscape ofdanger," BG, 23 de Oct. 2001.

11."Supplies of food `not getting through to refugees'," FT, 22 de Oct.; Edward Luce, "Aid agencies troubled as Afghans disperse," FT, 23 de Oct.; Elizabeth Becker, "U.N. Plans Relief Airlifts," NYT, 23 de Oct.; y también un reportaje optmista de Jane Perlez, que culpaba a los talibanes, del mismo día. La agencias de ayuda humanitaria informaron que "oficiales de los talibanes estaban ayudando a que la ayuda alimentaria y médica británica alcanzara a las decenas de miles de refugiados afganos en condiciones desesperadas"; Mark Nicholson, Michela Wrong, Guy Dinmore, "UN warns of threat to relief in hostile areas," FT, 11 de Oct.. Acerca de la condena, hecha por las agencias de ayuda humanitaria, de la "propaganda inexacta" de la "máquina de tejer" británico-estadounidense que busca desviar la responsabilidad de la "prevista crisis humanitaria" hacia los talibanes, , véase Jo Dillon, Independent, 9 de Dic. 2001.

12.Christina Lamb, Daily Telegraph, 9 de Dic., que habla de las escenas más "atormentadoras" de las que recuerde. Tras "haber visto muerte y miseria en los campos de refugiados de muchas partes de Asia y África".

13.Carlotta Gall y Elizabeth Becker, "As Refugees Suffer, Supplies Sit Unused Near Afghan Border," NYT, 6 de Dic.; David Rohde, "`Grandchildren and Ladies' Become Casualties," NYT, 12 de Dic., que nota como "las entregas regulares de ayudas se han interrumpido tras el inicio de los bombardeos y el área necesita desesperadamente comida, medicamentos y equipos de riego", un reconocimiento poco común en la prensa nacional. Carlotta Gall, "As Afghans Return Home, Need for Food Intensifies," NYT, 26 de Dic.; David Filipov, "Warlords, bandits rule most terrain," BG, 17 de Dic.; Jeremy Page, Reuters, "Refugees' Return," BG, 27 de Dic. 2001. Acerca de la "crisis de nervios masiva" causada por "los bombardeos implacables" con armas devastadoras, como reportado por refugiados que habían huido, véase Peter Cheney, "U.S. attacks on Taliban stronghold `a nightmare'," Toronto Globe and Mail, 4 de Dic. 2001. Y para informes gráficos y detallados a lo largo de todo lo ocurrido, véase en particular los excelentes reportajes de Robert Fisk en el London Independent.

14.Norimitsu Onishi, "Afghan Warlords and Bandits Are Back in Business," NYT, 28 de Dic. 2001.

15.Tahmeena Faryal, portavoz de RAWA, la principal organización para los derechos humanos de Afganistán (véase abajo), entrevista con Sonali Kalhatkar de la Misión de las Mujeres Afganas, reimpresa en Z magazine, Ene. 2002. Joost Hiltermann, especialista para el Oriente Medio de Human Rights Watch, citado por Charles Sennott, "A dark side to the Northern Alliance," BG, 6 de Oct. 2001.

16."Afghanistan to apply sharia law with discretion: minister," AFP, Kabul, 27 de Dic.Sydney Morning Herald, 28 de Dic. 2001.

17.David Filipov, "As cash crop, poppies flourish anew," BG, 27 de Dic. 2001.

18.Nadeem Malik, "Afghan reconstruction to centre on oil and gas pipelines," News (Islamabad), 27 de Nov. 2001.

19.Robert Kuttner, editor, American Prospect, 5 de Nov. 2001; una conclusión apenas cuestionada en un sector muy amplio, aunque la misma edición de la revista, en una rara e importante desviación de la norma, reporta una significativa diferencia de opinión; véase la nota 26.

20.Para un repaso, véase mi Deterring Democracy (New York: Hill & Wang, 1992, segunda edición),"Afterwor.".

21.Barry Bearak, "Leaders of the Old Afghanistan Prepare for the New", NYT, 25 de Oct. John Thornhill y Farhan Bokhari, "Traditional leaders call for peace jihad", FT, 25 de Oct.; "Afghan peace assembly call," FT, 26 de Oct.. John Burns, "Afghan Gathering in Pakistan Backs Future Role for King," NYT, 26 de Oct.; Indira Laskhmanan, "1,000 Afghan leaders discuss a new regime," BG, 25 y 26 de Oct. 2001.

22.Barry Bearak, NYT, 27 de Oct. 2001.

23.Anatol Lieven, "Voices from the Region: Interview with Commander Abdul Haq,"Carnegie Endowment for International Peace, enviado el 15 de Oct.. Véase Lieven, Guardian, 2 de Nov. 2001. Las citas de abajo son de esta entrevista.

24.Véase, p.ej., Jean Dreze y Haris Gazdar, "Uttar Pradesh: The Burden of Inertia," en Dreze y Amartya Sen editores., Indian Development: Selected Regional Perspectives (Delhi: Oxford, 1996).

25.Carola Hoyos y Victor Mallet, "Women look to UN in rights fight," FT, 21de Dic.; Rasil Basu, "The Rape of Afghanistan," Asian Age, 3 de Dic. 2001. Figura líder de los programas de la ONU para el avance de las mujeres desde 1975, Basu fue consejero superior del gobierno afgano para el desarrollo de las mujeres bajo encargo de UNDP en 1986-88.

26. 11 de Oct. 2001, http://www.rawa.org/. Para una rara mención de la "postura antimilitarista" de RAWA Noy Thrupkaew, "Behind the Burqa" , American Prospect, 5 de Nov. 2001. Y también Faryal, op. cit.

27.Mohammad Shezad, "Women rally demands end to violence, victimisation", News (Islamabad), 27 de Nov.; N Ramachandra Rao, "For Women, Northern Alliance No Better," Times of India, 26 de Nov.; "RAWA representative against installing Northern Alliance," Press Trust of India, 25 de Nov. 2001.

28.Basu, op. cit. El informe fue rechazado también por la revista feminista MS.

29.Thrupkaew, op. cit. Howard, citado por Tania Branigan, Guardian, 31 de Oct. 2001. Véase también William Pfaff, 31de Oct.; New York Review, 29 de Nov. 2001. Hubo llamados parecidos por parte del Vaticán, del Consejo Latinoamericano de las Iglesias (véase LADOC, Perú, Nov. 2001), y muchos más.

30.Los casos actuales se refieren a Haití y Costa Rica, para crímenes donde USA están directamente implicados. El intento de Costa Rica de ocuparse de estos crímenes fue castigado reteniendo la ayuda. Haití está ahora sometida a un duro embargo por parte de USA por supuestas irregularidades electorales, con graves consecuencias para la miseerable población del país más pobre del hemisferio (y, casualmente, el objetivo primario de la intervención USA en el siglo XX, tanto militar como económica, por no hablar de la vergonzosa historia antecedente). Véase mi 9-11 (Haiti), y acerca de Costa Rica, Letters from Lexington (Monroe ME: Common Courage, 1993, capítulo 16); Deterring Democracy (capítulo 4); Year 501 (Boston: South End, 1993, capítulo 7). Sobre los efectos "devastadores" del embargo, véase Paul Farmer, entrevista de Dic. 2001, Haiti Bulletin (Ross Robinson & Associates). Autoridad médica internacionalmente prominente y especialista en Haití, Farmer ha dirigido una clínica en un sector rural de Haití durante 20 years. Estas cuestiones son practicamente desconocidas en Estados Unidos.

31.El hecho era notorio. Véase p.ej. Elaine Sciolino y Steven Lee Myers, "Bush Says 'Time Is Running Out'; U.S. Plans To Act Largely Alone," NYT, 7 de Oct. 2001: "Una señal de la insistencia de Washington en no tener las manos atadas fue el rechazo de las apelaciones del secretario general de la ONU Kofi Annan a que cualquier acción militar americana fuera sometida a aprovación del consejo de seguridad, como dijeron funcionarios de la administración". Para un juicio bien ponderado sobre los temas legales véase ASIL Insights (American Society of International Law), 2/10/2001.

Traducido por Arturo, Barcelona (Arizona)

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