EL BAJO NIVEL DE "LOS VARELA"

LA INDUSTRIA AGROQUÍMICA Y SUS APÓSTOLES, CONTRA LOS ALIMENTOS BIO Y LAS FAMILIAS VEGETARIANAS

El artículo de la discordia:

La Razón, 25/5/2000
Nutrición
DIETAS VEGETARIANAS
Cuando la mayor parte de la población mundial anhela todavía poder disfrutar de dietas ricas en alimentos de origen animal, en los países desarrollados hay muchas personas que, por diferentes razones, han decidido seguir dietas vegetarianas.
    Van Staveren y Dagnelie han hecho una revisión de los estudios sobre consumo de alimentos, crecimiento y desarrollo de niños holandeses que consumían dietas alternativas de tipo macrobiótico. En general, se observaba que los niños sometidos a dietas tan estrictas estaban en situación de riesgo, juzgado por diferentes marcadores antropométricos. Así, los niños y niñas de 0 a 8 años eran significativamente más bajos y tenían un menor peso corporal, cuando se comparan a los valores estándar para los niños holandeses. Además, no había en estos niños sometidos a dietas vegetarianas capacidad de recuperación del crecimiento.
    Resultados similares han sido los encontrados en niñas vgetarianas en el Reino Unido. Resulta también curioso y preocupante la fuerte irrupción en el mercado de los llamados "alimentos ecológicos", principalmente en los países del norte y centro de Europa, y no tanto en los mediterráneos. Así, un organismo del proyecto "EURO-Pork" se interresó por conocer la actitud de los consumidores daneses y británicos sobre el llamado "cerdo ecológico", así como las razones de preferir su consumo al del "cerdo convencional". En ambos casos, se valora muy positivamente su consumo. Los daneses consideran que es de mayor calidad y tiene mejor sabor, mientras que los consumidores británicos consideran que es más sano, y que conduce incluso a una mayor felicidad.
G. VARELA MOREIRAS


HEMOS ELEGIDO PARA ESTE NÚMERO LA COLUMNA DE G. VARELA MOREIRAS, PUBLICADA EL 25 DE MAYO EN "LA RAZÓN", por ser un claro ejemplo de cómo no sólo la industria agroalimentaria está en malas manos -y, por tanto, nuestra salud-, sino también las instituciones que se dedican aparentemente a buenos fines.
    El control de las universidades, los centros médicos y de investigación, instituciones y fundaciones de la nutrición y de la salud... por parte de las industrias a través de las llamadas "ayudas para la investigación", es una práctica habitual. Es muy lamentable esta situación, porque el apoyo que estas instituciones dan a las industrias contaminantes es lo que permite legitimizar las fechorías de éstas contra la salud pública.
    G. Varela Moreiras, vicedecano de la Facultad de Ciencias Experimentales y Técnicas de la Universidad San Pablo-Ceu de Madrid y uno de los responsables de la Sociedad Española de la Nutrición, es hijo de Gregorio Varela, presidente de la Fundación Española de la Nutrición y discípulo y seguidor disciplinado del desaparecido profesor Grande Covián.
    Grande Covián, acérrimo detractor de los alimentos naturales y biológicos, se puso al servicio de las industrias apoyando campañas como la de "Que no te amarguen la vida. Pon azúcar en tu vida", con el fin de remontar las ventas del azúcar blanco, que en aquellos momentos estaban cayendo en picado.
    Todo un experto en nutrición, de prestigio internacional, al servicio del departamento de márketing de una industria, formando parte de una campaña contra la salud pública.
    Se trataría sólo de una cuestión ética si no fuera porque lo que se conoce como "azúcar" en realidad es sacarosa, un producto químico en estado casi puro, catalogado por expertos como un "antinutriente" y "ladrón de calcio", origen de caries, descalcificación de huesos... Existen estudios que lo relacionan incluso con el cáncer de mama (Dr. Henry Jyeux. Profesor de Oncología. Facultad de Medicina de la Universidad de Montpelier).

LA MEDIOCRIDAD DE LOS VARELA
Gregorio Varela, padre, ha protagonizado campañas parecidas. Especialmente alarmante fue la mantenida en los medios de comunicación en defensa de la bollería y croissantería industrial. Es inaudito. El presidente de la Fundación Española de la Nutrición, haciendo campaña de pseudoalimentos a base de harinas desnaturalizadas, levaduras químicas, azúcar refinado, gasificantes, emulgentes, saborizantes, grasas saturadas...
    ¿Para quién trabaja nuestro flamante presidente de la Fundación Española de la Nutrición? Para velar por la salud de sus conciudadanos seguro que no.
    En España hay más niños con colesterol que en EE.UU., y esta situación ha sido relacionada con el aumento del consumo en los últimos años de bollería industrial, cargada de grasas saturadas (en el mejor de los casos). Por la parte que le toca, el Sr. Varela debería sentirse responsable, entre otras cosas, también de esta lamentable situación.
    Aunque -por suerte para todos- es más mediocre que Grande Covián, Gregorio Varela sigue con el trabajo sucio que hacía éste. A pesar de que son muchos los profesionales del mundo de la investigación y la ciencia que trabajan -más o menos abiertamente- para las industrias, son pocos los que se prestan a dar la cara. Sólo los más mediocres. Y más en esta época, en que los alimentos biológicos gozan de gran prestigio en el mercado internacional. Esa es precisamente la gran preocupación de las industrias químicas, puesto que el auge de los alimentos sin sustancias artificiales puede poner en serio peligro su negocio. Y claro, tienen que reforzar su imagen echando mano de todos los recursos, entre los que se encuentra, parece ser, también Gregorio Varela "junior".
    Más mediocre aún que su padre, escribe: "Resulta curioso y preocupante la fuerte irrupción en el mercado de los llamados 'alimentos ecológicos', principalmente en los países del centro y norte de Europa y no tanto en los mediterráneos".

    A G. Varela "junior" le resulta preocupante que aumente el consumo de los alimentos biológicos, es decir, los que no contienen aditivos, ni pesticidas, ni organismos manipulados genéticamente. ¿No es demencial?.

    La agricultura biológica es oficial en España desde 1.989, señores Varela, se imparte en las universidades y cuenta con la certificación oficial de los Consejos reguladores, que dependen de las Consejerías de Agricultura de las comunidades autónomas. Las denominaciones "biológico" y "ecológico" están protegidas por el Reglamento CRR 2092/91. Los agricultores biológicos reciben ayudas de la UE para el desarrollo de esta forma respetuosa de cultivar la tierra, que no contamina el medio, ni a los agricultores, ni a los consumidores.
    Las cualidades nutricionales y organolépticas de los alimentos biológicos ya nadie se atreve a cuestionarlas. La única crítica que reciben es que todavía tienen un precio superior a los contaminados y que no es fácil encontrarlos en muchos pueblos y algunas ciudades. Se lo contamos, señores Varela, con la mejor de nuestras intenciones, por si podemos ayudarles a que dejen de hacer el ridículo públicamente.

NULO RIGOR CIENTÍFICO
A pesar de que el ser humano es omnívoro, es decir, que está preparado fisiológicamente para comer de todo, los peligros que engendra hoy el consumo de carne y pescado están llevando a muchas familias a prescindir de estos alimentos. Estudios realizados y/o publicados por el Centro del Cáncer Heidelberger (1991), la Universidad de Harvard (1995) y el British Medical Journal (1994), constatan que los vegetarianos gozan de mayor salud, tienen mayor esperanza de vida y están más protegidos contra las enfermedades cardiovasculares.
    Quizás les vendría bien a los anónimos Van Staveren y Dagnelie, y al propio G. Varela "junior", consultar éstas y otras fuentes, antes de escribir sobre dietas vegetarianas.
    Además de la gran contaminación que genera la producción industrial de carne, es del todo insolidario consumirla en las cantidades que hoy se hace. Sólo un dato: una vaca corresponde a 1.500 raciones de comida. Con los cereales y leguminosas con que se ha alimentado la vaca se pueden preparar 18.000 platos; que, si son integrales y biológicos, cubren las necesidades proteínicas del ser humano.
    La carne llega a nuestras mesas con restos de antibióticos, sustancias químicas para el engorde rápido del ganado, hormonas..., incluso las prohibidas como el clenbuterol o la BST. Ambas sustancias prohibidas, a pesar de lo cual su uso es habitual en España; existe un potente mercado negro de estas sustancias y España es el país de la UE con mayor porcentaje de carne adulterada con clenbuterol (un gramo de clenbuterol cuesta lo mismo que un gramo de cocaína).
    Se utilizan miles de productos químico-sintéticos en la industria alimentaria. Los residuos tóxicos se van acumulando y la concentración máxima se encuentra en los últimos eslabones de la cadena trófica, en los animales y, en último término, en el hombre.
    La propia OMS advierte que el 60% de las enfermedades degenerativas modernas tienen relación con la comida y éstas tienen cada vez más incidencia en la población infantil. Además de cáncer, diabetes o descalcificación de huesos, están aumentando también alarmantemente entre los niños los casos de estrés. Es la llamada hiperactividad infantil, "consecuencia de una nutrición deficiente debido al excesivo consumo de grasas animales, alimentos refinados, azucarados, adulterados y desnaturalizados" (Influencias nutricionales de las enfermedades mentales. Dr. Melvyn R. Webach).


MÁS MASA CORPORAL PARA DEPOSITAR EL TÓXICO
Independientemente de que bien seguro que hay familias vegetarianas que no siguen una correcta nutrición (exactamente igual como las hay también entre las no vegetarianas), hay que reconocer que los responsables de la salud sufrenuna verdadera obsesión por las medidas y los pesos de los niños desde los primeros meses de vida. Estaría bien saber en qué modelo se basan para marcar las cifras estándar.
    Vale recordar aquí que es en las aguas más contaminadas donde los peces alcanzan los tamaños más grandes. Es una reacción de autoprotección de la naturaleza: los organismos generan más volumen de materia grasa para almacenar el tóxico y, así, aislarlo de los centros vitales.
    De manera que probablemente no haya que tomar siempre como un signo positivo que, en la actualidad, nuestros jóvenes sean cada vez más grandes; indiscutiblemente tienen mucho más tóxico para almacenar que hace cuarenta años.
    Sinceramente lamentamos que personas como Gregorio Varela Moreiras aparezcan como expertos y colaboradores habituales de nutrición en los medios de comunicación.


Arículo extraído de:
The Ecologist (para España y Latinoamérica), nº2, julio de 2.000.

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