UNA REVISIÓN CRÍTICA DE LA ERA DE LOS ANTIBIÓTICOS
UN VIAJE POR LA HISTORIA
Con el inicio del siglo XX, se desarrollan los primeros
pasos en la lucha antibacteriana. El premio Nobel Paul Ehrlich
(1854-1915) junto a su colaborador Sahachiro Hata son
considerados como pioneros de la quimioterapia al descubrir, en
el año 1909, una sustancia integrada por compuestos de arsénico
denominada Neosalvarsan. Este fármaco tuvo un éxito notable en
el tratamiento de la sífilis. Sin embargo, la repercusión en el
mundo de dicha terapeútica fue muy limitada. Pocos años
después, el químico Gerhard Domagk (1895-1964) introdujo una
terapia química que impedía la reproducción de las bacterias:
el prontosil, del grupo de las sulfamidas. El 15 de febrero de
1935, publica en un trabajo experimental el tratamiento de la
infección intestinal grave en ratones, que supone el principio
de la era de las sulfamidas. En el año 1929, el médico
Alexander Fleming (1881-1955) descubrió el efecto destructor de
las bacterias (bactericida) del hongo Penicillium notatum. Aunque
publicó este descubrimiento, el mundo científico no lo tomó en
consideración. Su campo de aplicación resultaba extraordinario
en las heridas gravemente infectadas y en las infecciones graves.
Independientemente, René Dubos (1900-1970), microbiólogo de
prestigio, gracias a su formación inicial en química vegetal,
observó como en la tierra las cepas bacterianas fabricaban
sustancias activas antibióticas.
En el año 1939, con el comienzo de la IIª Guerra Mundial, en la
Universidad de Oxford, Walter Florey recupera las investigaciones
de Dubos y de Fleming, haciendo posible, gracias a la inestimable
colaboración de Chain, la fabricación a gran escala de la
penicilina en el continente americano. Es evidente que los
primeros beneficiarios de este fármaco fueron los heridos y
enfermos de la guerra.
Tras el final del conflicto bélico, en el año 1945, llegó por
primera vez la penicilina al continente europeo.
En 1944 Waksman obtiene la estreptomicina a partir del hongo
streptomices. En la década de los 50, ante la ineficacia de la
penicilina en la tuberculosis, se inicia la generación de los
tuberculostáticos, a base de la estreptomicina. En los años 60,
aparece una nueva ola de antibióticos aplicados en ciertos
procesos tumorales, derivados del streptomices y denominados
antibióticos antitumorales. Ya en 1940, Abraham y Chain publican
las primeras
observaciones sobre poblaciones bacterianas resistentes a la
penicilina. Es el caso de la bacteria escherichia coli,
productora de una enzima que desactiva la penicilina.
La utilización de los
antibióticos en animales se remonta a la década de los 50.
Con la aparición de frecuentes infecciones entre los animales de
granja y por la necesidad de acelerar el crecimiento de los
mismos se introduce progresivamente el uso de dicho fármaco.
En Dinamarca, en 1994, por cada 24kg del antibiótico vancomicina
prescritos en medicina humana se prescribieron 24.000kg para
veterinaria.
Desde los años 70, distintos estudios han mostrado que el 50% de
todos los medicamentos recetados ambulatoriamente eran
inapropiados e incorrectamente indicados.
De otros estudios resulta que 7 de cada 10 personas reciben
antibióticos cuando necesitan curar resfriados corrientes.
Actualmente se tiene por costumbre recetar a cualquier enfermo.
Hoy en España se consume casi una caja de antibióticos por
habitante y año. Desde hace veinte años el 30% de medicamentos
consumidos son antibióticos.
Las resistencias bacterianas, generadas en estos veinte años de
utilización masiva de los antibióticos, han pasado de manera
ascendente del 30% al 50%, haciéndose muchas de ellas,
intratables. Los primeros casos de efectos secundarios de los
antibióticos se observaron ya desde los inicios de su
aplicación. En el año 1998 se publican datos en revistas
científicas de reconocido prestigio, referentes a la relación
entre morbilidad-mortalidad y la utilización de fármacos.
Pues bien, el 30% de los ingresos en urgencias estarían
provocados por el uso de medicamentos. Por otro lado, la cuarta
causa de mortalidad en el mundo occidental estaría motivada por
el uso indiscriminado de los medicamentos. Muchas de las
reacciones alérgicas, disminuciones de la respuesta inmunitaria
y alteraciones de la sangre, serían una pequeña muestra de las
enfermedades causadas por los antibióticos. De tal manera que a
lo largo de los años se han tenido que prohibir, retirar o
restringir algunos de estos fármacos utilizados tanto en
veterinaria como en medicina.
En los países industrializados casi todos los ciudadanos han
sido tratados alguna vez con antimicrobianos, que en conjunto
representan el primer grupo de fármacos en cuanto a ventas. El
coste ha ido en incremento. En 1983 el mercado mundial total
ascendió a 9 billones de dólares, y se espera que esta cifra
supere los 40 billones a principios del nuevo milenio.
HABLEMOS DE LOS
ANTIBIÓTICOS
Actualmente existen en el mercado más de un centenar de
agentes antimicrobianos que se utilizan tanto en veterinaria como
en medicina. La prescripción actualmente, en nuestro país,
mayoritariamente es ambulatoria, a través de las farmacias,
clínicas veterinarias y tiendas de alimentación animal. En
España existe un consumo elevadísimo de las denominadas
ampicilinas y amoxicilinas. En la última década, el incremento
del consumo de las cefalosporinas, eritromicinas y nofloxacinas
ha sido realmente espectacular. Nuestro país es conocido en
Europa por ser de los mejores clientes de la industria
farmaceútica, siendo el consumo por habitante el mayor de la
comunidad europea.
Como consecuencia de esta situación se observan un aumento tanto
de las enfermedades e intoxicaciones alimentarias producidas por
el uso de los antibióticos como un incremento de los costes
terapeúticos y de las resistencias bacterianas.
TIPOS DE ANTIBIÓTICOS
A lo largo de estos 60 años de era antimicrobiana, han
sido un total de 18 grupos de antibióticos los que están a la
disposición de la prescripción médica, farmaceútica,
veterinaria y alimentaria. Son las penicilinas, cefalosporinas,
monobactámicos, carbapenémicos, aminoglucósidos, macrólidos,
quinilonas, sulfamidas, tetraciclinas, nitrofuranos,
nitromidazoles, polipeptídicos, glucopeptídicos, cloranfenicol,
tuberculostáticos, antifúngicos, antivirales y antitumorales.
En la década de los 80, Gran Bretaña, dentro de un plan de
política antibiótica, estableció una serie de criterios para
la utilización facultativa de los diferentes grupos de
antimicrobianos. Entre los antibióticos que podían ser
prescritos, de manera limitada, por médicos y farmaceúticos se
encontraban las penicilinas, amoxicilinas, fluclo-xacilina,
cefuroxima, gentamicina, metronidazol, ácido nalidíxico,
pipemídico, nitrofurantoína, rifampicina, isoniacida,
clotrimazol, griseofulvina, nistatina, aciclovir y las
sulfamidas.
Podían ser indicados, con uso limitado, en unidades especiales y
hospitalarias las vancomicina, piperacilina, mezlocilina,
ceftazidima y ciprofloxacino, tuberculostáticos, antitumorales,
antifúngicos y tetraciclinas.
Sin embargo, entre estos criterios establecidos se consideraron
como no recomendables ni utilizables la amikacina, el septrim, el
cloranfenicol, la estreptomicina, algunas cefalosporinas y
algunas antiseudomónicas.
Los antibióticos se han utilizado y se utilizan en veterinaria y
en medicina alopáticas con finalidad preventiva, terapeútica,
aditiva, estabilizadora y transgénica.
ANTIBIÓTICOS Y
PREVENCIÓN
Preventivamente se podrían utilizar, de manera
seleccionada, no masiva y sin muchas garantías de eficacia, para
disminuir la transmisión de ciertas infecciones como son la
tuberculosis, la meningitis bacteriana y la endocarditis
infecciosa.
ANTIBIÓTICOS Y EFICACIA
TERAPEÚTICA
Terapeúticamente para tratar algunas de las infecciones
que se presentan en nuestro medio. Desde el inicio de la era
antimicrobiana se tuvo muy claro que se trataba de unos fármacos
con gran capacidad de actuación y de eficacia en situaciones
infecciosas graves bacterianas y de hongos. Entre las más
frecuentes e importantes caben citar tanto las heridas abiertas,
intervenciones quirúrgicas, septicemias (infección en la
sangre), perforaciones y complicaciones viscerales (pulmonar,
encefálica, cardíaca, renal, puerperal, etc.), infecciones
propias del contacto sexual (las gonorreas y la sífilis) así
como la tuberculosis y la brucelosis.
Sin embargo, su ineficacia es real en las infecciones virales.Y
también en las infecciones que aparecen en las prótesis
(valvulares y articulares), en las infecciones causadas por
protozoos, legionelas, aspergillius y micobacterias atípicas. En
el XXVII Curso de Antibioterapia celebrado en Barcelona en el
año 1997, el Dr.Ludvik Drobnic, jefe del servicio de
enfermedades infecciosas del Hospital del Mar afirmó que algunas
infecciones como la sinusitis y la fiebre reumática tenían peor
evolución si eran tratadas con antibióticos. Los niveles de
curación eran similares tanto si eran tratados los pacientes
como si no. En este sentido, este reconocido jefe de servicio
señalaba que la incidencia de fiebre reumática tras la
amigdalitis en los países industrializados es de 0,6/100.000
habitantes, mientras que los accidentes graves con la penicilina
oscilan entre un 5 y un 10/100.000, lo que invalida en la
mayoría de los casos su tratamiento con antibióticos.
ANTIBIÓTICOS Y
CRECIMIENTO DEL GANADO
Aditivamente para acelerar la velocidad de crecimiento
de los seres vivos. Este efecto es muy utilizado desde hace
tiempo en ganadería para que los animales coman poco y pesen
mucho.Es una práctica muy utilizada entre los ganaderos. Este
ahorro de alimento equivale aproximadamente a la ganancia del
granjero. Se trata de aditivos alimentarios permitidos y
autorizados que actúan como factores de crecimento. Parece ser
que actúan suprimiendo el metabolismo de la flora intestinal de
los animales, con lo que consumen menos nutrientes, ganando el
animal en peso. Un estudio del gobierno estadounidense realizado
en el año 1992, afirmaba que el ganado recibe 80 veces más
antibióticos (penicilinas y tetraciclinas) que los humanos. En
este informe, al referirse a la leche, señalaba que se había
descubierto en la misma la presencia de restos de 62
antibióticos.
ANTIBIÓTICOS TÓXICOS Y
VACUNAS
A manera de estabilizador, es utilizado como conservante
en la fabricación y preservación de las vacunas.
Entre los antibióticos más usados son kanamicina, nistatina,
estreptomicina y neomicina. Todos ellos como hemos dicho, con
anterioridad, son de utilización muy restringida o no
recomendada. Encontraremos presencia de estos antimicrobianos en
las vacunas de la polio, rubéola y varicela.
ANTIBIÓTICOS Y
TRANSGÉNICOS
Transgénicamente se utiliza acompañando al vector que
introduce la información genética en la fabricación del maíz
trangénico. Actualmente el antibiótico más usado en este
proceso de ingeniería genética es la ampicilina.
ACCIÓN DE LOS
ANTIBIÓTICOS
La utilización de los antibióticos ha abierto la caja
de Pandora bacteriana y está planteando serios problemas a la
comunidad actual. Clásicamente estos fármacos fueron valorados
por ser sustancias extraídas de los seres vivos, hongos, en un
principio, y posteriormente de manera sintética en los
laboratorios. Muy recientemente se ha descubierto el fenómeno de
producción de antimicrobianos por el propio organismo, a través
de las poblaciones microbianas que habitan en nosotros, es lo que
se denomina fabricación endógena de antibióticos; así como
toda una serie de plantas y alimentos con potente acción
antibiótica. En un principio se observó que la eficacia de
éstos radicaba en la capacidad de interferir con las reacciones
vitales de los microbios, provocando la detección de su
desarrollo (acción bacteriostática) o su muerte (acción
bactericida). Por lo tanto, la actuación de los mismos se
centraba en bloquear la reproducción de la población microbiana
favorable (saprófita) y desfavorable (agresiva). La acción de
los antibióticos podía recaer sobre la pared y la membrana
bacterianas, el cromosoma y la síntesis de las proteínas
bacterianas. Desde este concepto, durante décadas, se vivió una
gran euforia terapeútica. Se llegó, en ciertos foros de la
investigación, a afirmar que la guerra contra los microbios
había sido ganada en el presente siglo. Incluso algunos sectores
ultramodernos visualizaron un mundo sin microorganismos y
plantearon la guerra total: un planeta limpio de microbios. Fue
históricamente una exaltación inconsciente y pretenciosa.
Después de la aplicación indiscriminada y alegre de los
antimicrobianos, los microbios fueron poco a poco respondiendo
creando sus propios mecanismos de adaptación ante el ataque de
millones y millones de dosis durante tantos años. Su respuesta
se organizó en torno a varias estrategias diferentes.
RESISTENCIAS BACTERIANAS
La más conocida es la denominada resistencia
bacteriana. Consiste en generar suficientes cambios en la
bacteria para que ésta neutralice y desactive el antibiótico en
cuestión. Según el Estudio Sauce (Sensibilidad a los
Antimicrobianos Usados en la Comunidad en España), un trabajo
multicéntrico español que pone de manifiesto el problema de las
resistencias bacterianas, la resistencia media del neumococo a la
penicilina, en el año 1973, era cero; mientras que en el año
1998 oscila entre 36% y 50%. Otro tanto sucede con el meningococo
que, en el período 1987-1992, ha pasado del 26% al 43%. Esta
situación es extensible a otros microbios como son las
neisserias gonorrhoeae, meningococo, enterococos, estafilococos,
micobacterias, haemo-filus, serratia, estreptococos, itrobacter,
morganella, E.Coli, aspergillus,candida, etc.
Por si fuera poco, los gérmenes pueden volverse resistentes a
antibióticos con los que nunca se habían topado. Por ejemplo,
en mujeres tratadas con tetraciclinas para una infección
urinaria, la bacteria E.Coli se hizo resistente no sólo a ese
fármaco sino también a otros antibióticos. Otro gérmen que da
muchos problemas en el medio hospitalario es el estafilococo
áureo, responsable de ciertas pulmonías y de infecciones
postquirúrgicas. El 40% de los estafilococos resisten a casi
todos los antibióticos. Últimamente se ha emprendido una
cruzada a muerte contra el helicobacter pylori, dícese causante
de la úlcera de estómago. Ciertos sectores de la medicina
alopática han creído encontrar la solución a dicha enfermedad
utilizando una terapia con antibióticos. Sin embargo, desde las
academias de la medicina se empieza a considerar a dicho
microorganismo como muy beneficioso e incluso protector de la
flora digestiva.
ANTIBIÓTICOS Y
TRANSMISIÓN DE LAS RESISTENCIAS
En los países industrializados, responsables del 25% de
la producción cárnica mundial, la utilización masiva de
antibióticos puede ser el origen del aumento tan rápido de las
resistencias en la cadena de los alimentos.
El Instituto Robert Koch en Alemania, tras años de
observaciones, analizó en un trabajo presentado en el año 1998
la transmisión de resistencias entre animales y seres humanos.
Llegó a la conclusión que los gérmenes frecuentes en los
animales como son la salmonella, el campylobacter, los
enterococos, la E.Coli y otros podían transmitir sus
resistencias a los seres humanos, a través de la ingesta de las
carnes, huevos y derivados de la leche.
USO INDISCRIMINADO Y
AGRESISIVIDAD BACTERIANA
Otro tipo de respuesta adaptativa frecuente es la
fabricación por parte de los microbios de sustancias con gran
capacidad tóxica para el organismo, denominadas endotoxinas, que
dan al gérmen mayor agresividad. Es como si la bacteria, al
repeler el ataque, contraatacase aún todavía con mucha mayor
potencia, generando moléculas de alta toxicidad que se extienden
a lo largo de la circulación general en un proceso de
metastización, denominado septicemia.
ANTIBIÓTICOS Y PRIONES
Los priones serían, que no la última, la respuesta
adaptativa de los microbios descubierta por el premio Nobel
Stanley Prusiner en el año 1996 ante el fenómeno
socio-económico desatado por el mal de las vacas locas. Esta
enfermedad descrita, a partir de las lesiones y alteraciones
neurológicas observadas, en un principio en el ganado vacuno,
puede aparecer en personas operadas y transplantadas hayan o no
comido productos animales. También se ha descrito la muerte por
dicha enfermedad de colectivos tratados con la hormona de
crecimiento proviniente de animales ya enfermos. Se transmitiría
del animal al ser humano a través de la carne, leche y
derivados, embutidos, huevos y quesos. Es éste, el prión, una
proteína de la célula animal alterada a partir de un gen
enviado por la población bacteriana. Este tipo de respuesta se
encuadraría dentro del intercambio genético que realizarían
los microbios con las células animales.
NUEVAS ENFERMEDADES Y
ANTIBIÓTICOS
Prácticamente todos los antibióticos pueden inducir
efectos adversos que pueden oscilar entre ligeros y severos.
Entre los efectos secundarios más graves de los antibióticos
destacaremos la reacción anafiláctica a la penicilina presente
en una cada 200.000 inyecciones. Aparece inmediatamente después
de la inyección de la misma. Las reacciones alérgicas, puede
aparecer ante cualquiera de los antimicrobianos ya anteriormente
descritos.
Se pueden manifestar en la piel, en forma de urticaria. En los
bronquios, en forma de asma. En el intestino, en forma de
diarrea, colitis y colitis pseudomembranosa (muy grave). La
nefrotoxicidad (alteración renal) frecuente después de la
utilización de la gentamicina kanamicina, neomicina,
cefalosporinas, tetraciclinas, sulfamidas, vancomicina,
polimixina, rifampicina. La ototoxicidad (alteración auditiva)
muy frecuente después del empleo de la estreptomicina,
vancomicina, kanamicina, eritromicina. La neurotoxicidad, en
forma de psicosis, alucinaciones, temblores, somnolencia,
depresión, vértigos, convulsiones, ansiedad, alteración del
sueño, neuritis, relativamente frecuente después de la
utilización de la penicilina, isoniacidas, quinolonas,
ritromicina, ácido nalidíxico, nitrofurantoína, cloranfenicol,
tetraciclinas, aztreonam, imipenem. Recientemente, los servicios
españoles de farmacovigilancia, recibieron observaciones
referentes a cuadros de confusión tras la utilización de la
grepafloxacina (grupo de las fluoroquinolonas), comercializada en
nuestro país en el mes de octubre del 98. La depresión de la
médula ósea con manifestaciones de disminución en el número
de plaquetas, hematíes y leucocitos. De presentación frecuente
ante el uso de cloranfenicol,cefalosporina, imipenem, septrim,
nitrofurantoína. La hepatoxicidad (alteración del hígado)
frecuente con la utilización del septrim, cefalosporinas,
aztreonam, ácido clavulánico, eritromicina, tetraciclinas,
antisépticos urinarios. Por último, entre los efectos adversos
leves señalaremos ciertos transtornos digestivos, alérgicos y
de fotosensibilización (tetraciclinas, griseofulvina y
antisépticos urinarios).
ANTIBIÓTICO E INFECCIÓN
ENDÓGENA
Diversos trabajos experimentales han demostrado la
existencia de desplazamiento de bacterias desde el tubo digestivo
hacia la circulación general, favorecidas claramente por la
alteración de la capacidad inmunitaria de la flora intestinal.
Este fenómeno, no tan solo, se da en salud, sino también en
ciertos estados patológicos. Cuando la presencia de ciertos
gérmenes como las pseudomonas, E.coli, estafilococos, sobrepasa
los 10(8)grs. en las heces, frecuentemente tras el tratamiento
con antibióticos entre 5 y 28 días anteriores, alteran el
equilibrio de la microflora y extienden las bacterias más allá
de sus fronteras, produciéndose la enfermedad infecciosa grave
nosocomial o complicándose una infección inicialmente benigna.
Actualmente es sabido que la yatrogenia antibiótica hospitalaria
oscila entre un 15% y un 25%, según las épocas.
El presidente del Colegio de Médicos de Barcelona afirmaba, en
el mes de febrero de 1999, que este tipo de complicaciones
infecciosas graves, era el precio a pagar por los adelantos de la
tecnología biomédica.
Sin embargo, todos estos datos no hacen sino convulsionar y
destrozar el dogma de las infecciones por contaminación
exógena. Confirmando, en la actualidad, el papel de los
antibióticos en la génesis de las infecciones endógenas.
ANTIBIÓTICO Y MEDIO
HOSPITALARIO
Como se ha podido observar, el empleo de los
antibióticos puede generar tantas enfermedades que se plantean
serias dudas en cuanto a los beneficios en su utilización masiva
e indiscriminada. Se situaría, en el nuevo milenio, como un
fármaco útil ante las infecciones susodichas y de uso
restrictivo, básicamente, en el medio hospitalario. Su consumo
masivo y empírico (sin realizar previo antibiograma) en el medio
ambulatorio, únicamente sirve para contaminar más las aguas, la
tierra, los vegetales y los animales.
TERAPEÚTICA DE LAS
INFECCIONES
En la actualidad, la mayor parte de las infecciones, que
se presentan en la población española, precisan solamente
tratamiento ambulatorio. Son infecciones benignas, tanto
bacterianas, virales como de hongos, de las vías respiratorias
(sinusitis), bronquitis, neumonía, gripe, etc., digestivas
(diarreas estivales y gripe), urinarias bajas, genitales
(uretritis, vaginitis, bartholinitis), cutáneas (erupciones) y
sanguíneas (mononucleosis). Cursan generalmente con
manifestaciones de inflamación y de fiebre. Ante la puesta en
marcha de estos mecanismos propios de la infección, es
importante cuidar nuestro cuerpo a base de descanso y de reposo,
de ayuno y de dieta hipocalórica, de una correcta ventilación,
humidificación e insolación del espacio, de unas aplicaciones
oportunas de hidroterapia, de termoterapia, de arcilla, de buen
afecto y de tranquilidad del espíritu, del empleo de fitoterapia
y/o homeopatía. Es importante, no utilizar fármacos ni
supresores de la fiebre, ni de la inflamación ni de los
microorganismos.
Dr. Xavier Uriarte
Referencias
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Artículo extraído de:
La Salud en tus Manos (Boletín informativo de la Liga
para la Libertad de Vacunación), nº3, noviembre de 2.000.
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