S�bado, 29 de junio de 2002
La basura que no quieren en Francia
PILAR RAHOLA
Pilar Rahola es escritora y periodista
No ser� la primera vez que nos llega la basura que no quieren en otros lados Como esa basura, en forma de purines, que nos env�an Holanda y Alemania con sus lindos cerditos engord�ndose y cag�ndose en nuestro subsuelo, para que despu�s sus ciudadanos, libres de contaminaci�n, puedan comer pata negra aut�ntica. Y todos contentos, que ahora en Catalu�a ya somos 12 millones de cerdos. La falta de sensibilidad m�nima que nuestro pa�s demuestra respecto a la sostenibilidad, al medio ambiente y, en definitiva, al futuro de nuestros hijos, me resulta el gesto m�s elocuente de irresponsabilidad de nuestros gobernantes. A lado y lado del puente a�reo, que si Catalu�a es un desastre en materia medioambiental, con su patrimonio paisaj�stico destruy�ndose en aras del dios especulaci�n a ritmo de v�rtigo, lo de las Espa�as tampoco resulta harto tranquilizador. Pero �qu� queremos en un pa�s donde consideran fiesta y jolgorio el ritual de tortura y muerte p�blica de un animal noble? Quiz� lo nuestro, lisa y llanamente, es una cuesti�n de pura falta de civilizaci�n... Ahora nos llega la lindeza de la vivisecci�n. Despu�s de correr con su proyectito bajo el brazo y ser expulsado de las Europas con criterio, el Centre des Recherches Primatologiques Limited, bonita firma radicada en un para�so fiscal de nada -una tal Isla Mauricio-, ha recalado en Camarles, localidad catalana famosa en su momento por tener de alcalde eterno -franquismo incorporado- al portentoso Primitivo Forastero, cuyo nombre era tan aut�ntico y bien dotado como el propio personaje. Que saliera por patas despu�s de ser considerado culpable de prevaricaci�n s�lo es el detallito de �ltima hora que nos tuvo en su larga y memorable carrera. Este art�culo, pues, nace de la indignaci�n, de la preocupaci�n y, me atrevo a decir, de la militancia en el concepto tan vilipendiado de la moral p�blica. Es indigno que nos llegue a nuestro pa�s lo que ning�n otro pa�s de Europa ha aceptado tener: una granja de cr�a y suministraci�n de primates para la experimentaci�n cient�fica. Es preocupante que pongamos esa bomba de relojer�a para la salud p�blica que puede significar la exportaci�n de primates en nuestra propia casa. S�, ya s� que me dir�n que lo suyo va a ser la cr�a en granja y no la exportaci�n. Pero... primero tendr�n que exportar, se supone, y segundo, �qui�n garantiza que no se convierta Camarles en un aut�ntico centro de blanqueo de primates, consiguiendo as� la firma explotadora un certificado de origen europeo de los animales, m�s f�cilmente colocables en el mercado americano, que si son primates africanos? En todo caso, la preocupaci�n sanitaria est� notoriamente justificada. Y finalmente, la moral p�blica tendr�a que sonrojarse ante la impunidad con que determinadas formas il�citas de comercio campan por sus anchas en nuestra Espa�a va bien, como tendr�a que sonrojarse ante la inapetencia de la Administraci�n por poner coto a la cosa. Camarles va a ser el salto europeo, el aval europeo a un comercio repugnante, basado en el maltrato inmoral de los animales y regido, no por criterios cient�ficos, sino fundamentalmente financieros. El aval que ning�n otro pa�s hab�a dado hasta ahora a la firma. �Por qu�? Una se lo pregunta sobre todo teniendo en cuenta que la granja de primates de Camarles hab�a sido previamente denegada por la Comisi�n de Urbanismo de Tarragona, con criterios legales m�s que solventes. Sin embargo cambi� el consejero de Medio Ambiente -de Puig pasamos a Espadaler-, cambi� el director general -de Montserrat Candini pasamos a Pere Maluquer- y por arte de magia cambi� el criterio de la Generalitat. A nadie se le escapa que los actuales propietarios del cargo no solo no tienen la misma sensibilidad que los anteriores, sino que tienen un cero patatero de sensibilidad ecol�gica. Maluquer, de momento, ha disparado todas las alarmas en el mundo del animalismo. Lo que resulta es un donde digo digo, digo Diego; la Generalitat se revis� a s� misma, dio el permiso y ahora la granja empieza a construirse. Por supuesto el marco legal es absolutamente d�bil -es de pena la ley de protecci�n de los animales, que ni tan solo proh�be la experimentaci�n-, pero incluso con ese marco en la mano se pod�a denegar. A�n se puede, si el Ayuntamiento pide la nulidad del acta de la licencia, por diversos defectos, entre ellos la inexistencia del informe pertinente de Agricultura. Y por supuesto, quedan los tribunales. Cosa que da, si me permiten, bastante pena, puesto que tener que llegar a los tribunales implica un rotundo fracaso: fracaso de Parlamento, fracaso de administraciones competentes, fracaso �ay! de moral p�blica. Dec�a el viejo eslogan catal�n que el trabajo bien hecho no tiene fronteras, pero m�s bien lo que no tiene fronteras es la impunidad con que se puede atentar contra la ecolog�a en nuestro pa�s. Pa�s de agujeros negros en el marco legal de protecci�n, pa�s de gobernantes que a�n creen que la sostenibilidad es una locura de cuatro amantes de la lechuga, pa�s de tortura animal institucionalizada y ahora, parece ser, pa�s plataforma donde recalar las actividades que el resto de Europa se sacude de encima. Espa�a va bien, dice este chico que �ltimamente viaja tanto y hasta aprende a destrozar idiomas code�ndose con los ocho ricos m�s ricos. Va bien..., sobre todo bien cargada de abusos contra valores fundamentales que tendr�an que garantizarnos un futuro sostenible. Lo de los primates de Camarles es la �ltima verg�enza, tanto en la Pujolandia feliz, donde felizmente campa la especulaci�n, como en el cierra Espa�a del para�so aznarista. As� de contentos est�n los de la firma de San Mauricio: '�Nadie quiere los primates para experimentaci�n? Pues vayamos a Espa�a, que para el salvajismo animal, nunca falla'. |
|