CARNE DE PERRO Y GATO

 

LA CONFESIÓN DE UN VETERINARIO

 

(Traducido al inglés por Yoon Choi, y después traducido al castellano por LiberAcción)

 

Un veterinario hizo la siguiente confesión del mensaje de la página del Ministerio de Justicia después de que se revelara que el Ministro de Justicia y el cabeza de la Public Prosecutors Office se habían reunido en un restaurante de carne de perro.

 

"Debo confesar que he cometido actos vergonzosos en el pasado y querría ofrecer mis sinceras disculpas por las cosas que he hecho.
Un día, un perro que había sido hospitalizado en mis instalaciones, tristemente murió. El propietario preguntó si me podía hacer cargo de los restos del perro. Él no quería ver el cuerpo, prefiriendo en su lugar hacer esta pregunta por teléfono. Parecía que aunque encontrase el cuerpo entero, sería demasiado trabajo.

 

Yo no estaba seguro de dónde podría enterrar al perro, y también estaba preocupado porque el cuerpo podría descomponerse rápidamente con las altas temperaturas. Entonces llegó mi asistente, Mr. Yun, con una idea. Dijo que simplemente llamaríamos a un restaurante de carne de perro.

 

Así que telefoneé al restaurante, y en menos de diez minutos llegó un hombre joven en bicicleta. Pesó al perro y declaró que eran tres kwan (1 kwan son aproximadamente 3,75 kg). Entonces contó y nos dio 15.000 won. Me dijo que compraban perros muertos a unos 5.000 won por kwan. Añadió que si el perro estaba aún vivo (incluso si sólo estaba vivo en parte), pagarían 8.000 won por kwan.

 

[Nótese que un perro de tamaño normal en el mercado valdría unos 250.000 won coreanos (210-250 dólares)].

 

Y entonces, en ese momento, había nacido un vil "comercio". Incluso cuando un perro estaba en las últimas etapas de un cáncer terminal, o había sufrido una neumonía crónica, si el propietario le abandonaba, llevaba al animal al restaurante del carne de perro. Algunos días envié 7 perros al restaurante. Me dijeron que les llevase también gatos. Explicaron que si lo mezclaban todo bien, nadie se daría cuenta de que era carne de gato. Yo era joven y no tan consciente. Suponía que hacía estas cosas sin pensar mucho en mi consciencia. Pero ví de primera mano cómo perros enfermos eran convertidos en comida. Incluso si el cuerpo estaba en parte descompuesto, el restaurante seguía preparado para aceptarlo. Para mí, parecía al tiempo una manera conveniente de quitar todos los animales muertos de mi vista. Mirando atrás, sin embargo, ahora me doy cuenta de que fui culpable de promover tal mercado malvado. No era el único veterinario que vendía cuerpos medio descompuestos a los restaurantes de carne de perro. Yo creo que muchos otros veterinarios de las grandes ciudades venden perros muertos y enfermos de forma similar desde mediados de los 70. Sólo la cultura del secretismo entre todos los afectados prevenía que la verdad fuese revelada al público general.

 

Este tipo de carne de perros se llama "Zbusi" en japonés. Era Zbusi lo que llegaba a los estómagos de los amantes de la carne de perro. Aquellos perros enfermos habían sido tratados con todo tipo de drogas y antibiótivos que obviamente son tóxicos para todo el que los coma. Irónicamente, dado que los amantes de la carne de perros comen este tipo de comida específicamente como "comida saludable", no sería sorprendente que desarrollasen enfermedades como cáncer, alta presión sanguínea y diabetes.

 

Desde entonces he dejado mi trabajo como veterinario y ahora me dedico a vivir una honorable vida. Sin embargo, me sigo sintiendo muy avergonzado de mi pasada conducta, y me gustaría aprovechar esta oportunidad para presentar mis disculpas al público. En una ocasión, incluso le recomendé la eutanasia a un dueño de un perro simplemente porque la condición de su animal parecía algo complicada. Entonces vendí el cuerpo al restaurante. Por mis acciones, era un ser menor que mis víctimas. ¿Cómo podría ser perdonado por este tipo de conductas? Yo espero de verdad que pueda ahora pedir perdón a todos los perros.

 

Los perros son criaturas maravillosas. No pueden ni contemplar el hacer las horribles cosas que yo hice. Su naturaleza es siempre honesta, con fe y buena compañera de los humanos. Al contrario de la creencia popular, que a un perro le guste una persona debería parecer un cumplido.

 

Tras leer mi vergonzosa confesión, espero que otros veterinarios que han cometido los mismos actos den la vuelta de la misma manera. Nuestros pecados colectivos no pueden ser perdonados sólo con la cofesión, pero al menos previenen de que otros hagan lo mismo en el futuro".

 

Creemos que esta confesión será una poderosa arma en nuestra campaña para acabar con la carne de perro, y también nos ayuda a promocionar la causa de la legislación de protección animal. Si pudiésemos reunirnos con el veterinario que hizo esta confesión, le daríamos las gracias por su valentía.

 

Traducido de:
IAKA/KAPS e-mail update, 26 de septiembre de 2.003

 

LiberAcción

 

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