LA CENSURA:
ARMA DE LOS IGNORANTES




Hans Ruesch, autor del libro Slaughter of the Innocent, censurado en muchos países.
Manifiesto de este escritor contra la censura. Sonido en formato MOV (quicktime)




So in our western democracies, no public book-burns are necessary; there are subtler and more effective ways to stifle information unfavorable to the industrial powers-that-be.

Por lo tanto, en nuestras democracias occidentales no son necesarias las quemas públicas de libros; hay  formas más sutiles y más eficaces de suprimir la información perjudicial para los poderes fácticos industriales.

Hans Ruesch, Slaughter of the Innocent, preface to the 1983 reissue of Slaughter of the Innocent, page IX.

En 1976 fue publicado por primera vez el libro Slaughter of the Innocent, de Hans Ruesch, un tremendo y commovedor alegato en contra de la experimentación con animales. En Italia, el primer país donde la obra apareció, el libro fue retirado del mercado por presiones de la industria farmacéutica; lo mismo ocurriría poco después en Inglaterra y en los Estad os Unidos. Finalmente el libro tuvo que ser publicado por Civitas, que asumió la responsabilidad que otras grandes editoriales habían rechazado cediendo al chantaje. La lectura del prefacio del autor a la edición de 1983 nos suministra importantes datos que prueban que la censura es un mecanismo que funciona perfectamente en los países que se autodenominan democráticos.

Ahora bien, las amenazas contra la libertad de expresión y contra la difusión de las ideas no sólo provienen de las grandes multinacionales o de los gobiernos: el caso que presentamos a continuación pone de manifiesto que, en ocasiones, determinados sujetos, que se creen en posesión de la verdad absoluta y que opinan que están legitimados para decidir lo que la gente puede o no puede leer, actúan con la más absoluta ignorancia y hacen lo único que saben hacer: censurar, recortar, eliminar. Y proceden de esta manera porque son conscientes de que no tienen nada que decir, ninguna ideología que reflejar por e scrito, ninguna alternativa que defender frente a lo que ellos se empeñan en ocultar. Su única esperanza es evitar que las ideas con las que no están de acuerdo se difundan, porque no tienen otra forma de luchar contra ellas, carecen de argumentos para refutarlas. Es más sencillo borrar un fragmento de cualquier escrito que introducir un comentario en el mismo, porque para lo primero sólo es preciso destruir, mientras que para lo segundo sería imprescindible pensar, y para los censores es una pérdida de tiempo pensar. Con su ocultación de las ideas demuestran su derrota, admiten su impotencia para hacer frente a unos planteamientos que se niegan a aceptar desde su fanatismo y su intolerancia. La filosofía y su plasmación por escrito son nuestras mejores armas y su respuesta es la censura y la manipulación, por eso estamos seguros de que ya hemos vencido.

En el año 1995 fue publicado en castellano el libro A Declaration of War: Killing Peop le To Save Animals And The Environment. Si bien no era la primera vez que el manuscrito aparecía en dicho idioma -anteriormente, y poco después de ser publicada en Estados Unidos la edición original en 1991, fue traducido al español y se publicó bajo el absurdo título Una Declaración De Guerra: Matando Gente para Salvar Animales y El Medio Ambiente- sí era la primera ocasión en que la obra era editada en formato de libro impreso en papel reciclado, pues la anterior versión era una simple adaptación del texto norteamericano impresa en fotocopias y publicada como revista.

Por el contrario, la edición de 1995, con el título Declaración de Guerra: Matar a Personas para Salvar a Animales y Preservar el Medio Ambiente, más que una mera traducción al castellano, constituye una edición crítica y mejorada, con numerosas aportaciones por parte del traductor, como las notas incluidas junto al texto, el apéndice Un deber desatendido, y una completa bibliografía que no incluía el original. Por tanto, se trata de un excepcional documento, no sólo porque aporta una traducción completa y evidentemente mejor que la anterior, sino también porque ofrece al lector la op ortunidad de elegir entre los planteamientos un tanto nihilistas del autor estadounidense y los expresados por el traductor, que sin omitir fragmento alguno del texto, añade oportunamente sus comentarios en unas notas perfectamente identificadas como suyas. Además, la inclusión del apéndice Un deber desatendido (en el que se ponen de manifiesto las contradicciones de los supuestos pacifistas que dicen defender a los animales, en el marco de un escrito enormemente documentado que incluye fragmentos de autores de muy diversas opciones ideológicas y políticas) aporta a esta edición un claro tono de objetividad y cordura que se echa de menos en el original.

Por lo tanto, estas tres características (una traducción de calidad, la inserción de abundantes notas del traductor y el documentado apéndice), unidas a la amplia bibliografía que cierra esta edición, ponen de manifiesto que en lugar de encontrarnos ante una mera versión palabra por palabra del texto original, descubrimos en este manuscrito una publicación con un marcado carácter político, ideológico y literario que mejora en muchos aspectos la publicación de 1991.

La censura ha sido aplicada a esta obra de diversas formas: muchas asociaciones que dicen defender la liberación animal rechazan distribuir el libro por su carácter extremista, negando a sus miembros y a la opinión pública el acceso a un planteamiento coherente; otros colectivos, fundamentalmente anarquistas, no permiten la venta del manuscrito en sus catálogos, locales y librerías, en algunos casos por estar en total desacuerdo con la totalidad del libro, y en otras ocasiones porque desprecian profundamente las adiciones del traductor en forma de notas, apéndice y bibliografía. En este último aspecto la censura ha llegado a límites delirantes: se ha publicado una edición de esta obra con un texto que es el mismo que aparece en el libro de 1995, pero en la que se observan las siguientes ma nipulaciones y censuras:
1.En esta edición no figura el autor de la traducción, ni en la portada ni en el interior.
2.Se han suprimido las notas del traductor sin indicarlo explícitamente.
3.Se ha suprimido el apéndice, que incluye un comentario a la Declaración de Guerra y el opúsculo Un deber desatendido, de nuevo sin indicarlo en ninguna parte.
4.Se ha suprimido la bibliografía, también sin indicarlo expresamente.
5.Se ha suprimido la nota del traductor que cierra su versión del manuscrito norteamericano.
6.No se indica en ningún lugar que se trata de una versión censurada y manipulada de la traducción de 1995.
7.No se proporciona ningún tipo de argumento que pudiera justificar todas las variaciones textuales indicadas.

En resumidas cuentas, no sólo se trata de un robo y un desprecio a la edición de 1995, sino que además contituye una agresión ideológica por la evidente censura de que ha sido objeto. En consecuencia, hacemos la correspondiente advertencia a todos los que hayan podido tener acceso a esa edición espúrea y les manifestamos nuestro más profundo desacuerdo con la distribución, venta o difusión gratuita de una traducción ajena cuya titularidad es evidente y perfectamente conocida por quien ha procedido a robarla y censurarla.

Al mismo tiempo, hacemos un llamamiento a todos los interesados en esta ideología para que no la compren, vendan, regalen, ni difundan por ningún medio, en beneficio de la verdad, en contra de la censura y en defensa del esfuerzo editorial demostrado con la publicación del libro de 1995, que sigue fuera del circuito comercial y fue publicado al márgen de éste.
Sólo los censores tienen miedo de la verdad, pero la mentira es su peor derrota.


Artículo original en:
http://www.geocities.com/baseanimal

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