Capítulo #12:
(último capítulo)
"¡Atrévete a Aceptarlo!...
Una pura y honesta Navidad"
Original de Rumiko Takahashi
Fanfic escrito por Felipe Torres entre junio y julio del 2001
y editado en agosto y septiembre del 2001
Una pequeña y solitaria hoja viajaba junto al viento. Un grito desesperado le hacía cordial compañía... Una lágrima negra oscurecía todo a su paso. Él no podrá seguir viviendo junto a la persona que quería... Hace un poco más de un mes que no se sabía nada de Ryouga y de Pchan, por supuesto. No había dado señales de vida. También había pasado ese tiempo desde que Ranma Saotome había tenido ese sueño, extraña pesadilla. "¿O habrá sido real?", se preguntaba una y otra vez, sin cesar... Ni siquiera él mismo se puede responder. Ranma se había sentido diferente en este último tiempo. Sin duda, sentía que algo en él había cambiado, pero el sólo hecho de no saber qué, lo tenía preocupado. Pero de algo sí estaba muy seguro: ese sueño que tuvo le cambió la vida. Era el día 23 de noviembre, llovía torrencialmente y el termómetro marcaba 12°C de temperatura. Era la hora de la cena y ya todos estaban presentes en el comedor en la casa de los Tendo, tapando sus pies y piernas con un gran cobertor de color rojo-marrón. - Brrrrr... Qué frío hace, tengo mis pies entumidos - comenta Genma. - Deberías estar como panda, tío Genma - opina Nabiki mientras recibía su tazón con arroz. - Y más encima, esta maldita lluvia que no cesa - murmura Ranma, mirando desganado hacia el techo. - No te desanimes, querido Ranma. De seguro, la nieve no tardará en llegar. Es sólo cuestión de tiempo - le sonrié Kasumi pasándole un tazón con arroz a Ranma. - No lo digo por la nieve, Kasumi. Es sólo que no puedo evitar sentir algo de nostalgia. - ¿Nostalgia? - se pregunta Nabiki -. ¿Por la lluvia?. Akane recibe su tazón con arroz. Trataba de mantenerse al margen de la conversación. Estaba algo preocupada. - Ah... - suspira -. No me hagan caso, sólo pensaba en voz alta. - Has estado muy extraño este último tiempo. ¿Te pasa algo, hijo? - le pregunta su padre mientras recibía su tazón con arroz. - Qué le va a pasar, Saotome. Ranma es más fuerte que un roble - opina Sound mientras también recibía su tazón. - ¡Par de buenos para nada! - les dice Happousai -. Yo sí entiendo a Ranma, al contrario de ustedes dos. ¿No se dan cuenta que está así por la lluvia?. Yo lo endiendo porque me siento igual que él - de sus ojos comienzan a salir algunas lágrimas -... ya que cuando salgo a hacer mi ronda diaria, no hay ropa íntima en los colgadores de las casas y departamentos. Y se echa a llorar ahí mismo, siendo consolado por el par de buenos para nada, Sound y Genma. Akane, que se había mantenido ajena a esta conversación familiar, estaba muy preocupada por Ranma, específicamente, por la actitud que ha tenido en este último tiempo. Él ni siquiera estaba comiendo bien y siempre estaba pensativo; además, se pasaba la mayoría del tiempo en el dojo entrenando. Eso significaba que algo le inquietaba. En efecto, Ranma ni siquiera había tocado tazón con arroz. Como todas las noches después de la cena, el chico de la trenza se iba al dojo a entrenar artes marciales de estilo libre, del cual él es uno de los mejores en todo Tokyo y Japón. Y, como todas las noches, su prometida Akane lo observaba, obviamente, sin que él se diera cuenta. Pero esta noche, ella se había decidido, le iba a preguntar sobre su extraño comportamiento. Para ello, se había puesto su traje de entrenamiento y una cinta en la cabeza, que recorría su frente y pasaba cerca de su nuca. Entró al dojo y Ranma voltea. Se quedan mirando durante un rato. De pronto, Akane toma postura de pelea. Ranma entiende el mensaje afirmando con la cabeza. Combatieron arduamente durante dos minutos. Sólo eso duró el combate, pues él ya había calentado lo suficiente y Akane hace tiempo que no hacía ejercicio. - Tienes que entrenar más si quieres durar en una pelea. No sacas nada con tener esa fuerza si no tienes resistencia; además, eres muy lenta. - Oh, qué sabias palabras. Ahora sí no tengo duda que algo raro te pasa - contesta sarcásticamente sentada en la duela del dojo. - Ja... Ja... Ja... graciosa. Para tu información, pobre imitación de detective, no me pasa nada. Sólo son otras de tus locas ideas. - Entonces todos en esta casa están locos, porque no soy la única que piensa así. Ranma, estamos... Digo, están muy preocupados por ti. - No tienen por qué estarlo. No es algo de su incumbencia. - Claro que sí, todos somos una familia. - Ah... - suspira -, ya lo sé. Se sienta al lado de Akane, algo arrepentido de sus últimos comentarios. - Si no quieres decírmelo, no importa. Ya sé que no soy la persona que tú querías para que fuera tu prometida, pero realmente me gustaría que tuvieras más confianza en mí. - No es eso, Akane. Verás, lo que me pasa contigo... En eso, un cerdito negro entra corriendo al dojo. Estaba todo empapado. Se dirigía hacia Akane. - ¡Pchan! - exclama Akane muy feliz de ver a su amiguito. - Ryouga... - murmura no muy contento de verlo. "Por qué siempre aparece cuando la cosa se pone bonita", piensa el chico. Akane abraza fuertemente al cerdito contra su pecho y éste parecía estar muy a gusto allí. - Pchan, estás todo empapado. Eres un travieso. "Es un despistado y un inoportuno", piensa Ranma. - ¿Sabes, Akane?. Realmente, estoy muy contento que Pchan siga entre nosotros, pero... ¡¿No crees que consientes mucho a ese cerdo de mierda?!. - ¿Por qué dices eso?. Sabes que quiero mucho a Pchan y él nunca se iría de mi lado, así que nunca más digas eso de "seguir entre nosotros". ¿Verdad, Pchan?. ¿Verdad que nunca te irás de mi lado?. Pero el cerdo baja la cabeza, no quería que Akane le mirara el rostro. - Akane, ya deja a Pchan y sigamos conversando, ¿sí?. Pero la chica ya no le prestaba atención. - Tendrás que darte un baño con agua caliente. - Akane... - Si no, te resfriarás. - Akane... - Si quieres, puedo bañarme contigo. - ¡¡¡AKANE!!! - grita furioso, formándosele una vena en la frente. - ¡Ay!... ¡¿Qué mierda te pasa ahora, eh?!. ¡¿No ves que estoy hablando con Pchan?!. El cedito aún no levantaba la cabeza. Ranma, ofuscado, veía como Akane aún abrazaba fuertemente a Pchan. - Nada, no me pasa nada, olvídalo. Mejor quédate con el cerdo ese. Ya hablaremos en otra ocasión - concluye rindiéndose ante la adversidad. Se dirigía a la salida del dojo a paso lento. - ¿Adónde vas?. Aún no he terminado de hablar contigo. - Ya sabes que no podemos hablar mientras ese desorientado esté contigo. Diciendo esto, se marcha de ahí, dejando a Akane extrañada y a Pchan muy nervioso. - ¿Desorientado?. ¿Por qué te habrá dicho eso, Pchan?. El cerdito sólo la abraza fuertemente, deseando que a ella se le olvidara luego ese comentario. No muy lejos del dojo Tendo, en el Uchan's, el restaurante de Ukyou, un extraño personaje conversaba muy agradecido con la dueña del local. - Muchas gracias, Ukyou, por aceptarme de nuevo como mesera en tu restaurante. - No sé si serás mesera o mesero, pero lo importante es que me ayudes aquí. En un tiempo más, los clientes aumentarán mucho por el asunto de las compras navideñas. Ya sabes, andan de tienda en tienda y se les abre el apetito. Sólo te advertiré una cosa y lo haré una sola vez: no quiero que me aullentes a los clientes con uno de tus escándalos, ¿entendiste, Tsubasa?. - No te preocupes, amiga Ukyou. Gracias a esto, tendré más dinero para los regalos de Navidad. Eso es más que un incentivo. "¿Y a quién se los va a regalar?", piensa Ukyou. Los que creyeron que era Konatsu Tsubasa (o Beny), estaban en lo cierto; para los que se le olvidaron quien es, les recordaré que es un travesti (travestido) escandaloso que le encanta mostrar sus cualidades femeninas, con el único fin de llamar la atención. Además, el hombre que se le insinúe se llevará un buen susto... ¿Habrá alguno tan idiota para no darse cuenta, me pregunto?. Volviendo a la verdadera historia, Ukyou y Tsubasa sienten que alguien entra al local. - ¡Qué bien!. Mi primer cliente. - Ya sabes, atiéndelo bien y nada de escándalos. Yo iré a buscar algunas cosas a la bodega. Cualquier cosa me avisas, ¿ok?. - Claro, no hay problema. "Odio cuando dice eso", murmura mientras de entraba a su casa por un pasillo. No ve que la persona que entró fue Ranma. Él traía un paraguas. Tsubasa comienza con su trabajo. - ¡Oh, pero si es Ranma Saotome!. Bienvenido, pasa. ¿Qué te vas a servir?. "Lo único que me faltaba: primero, el cerdo desorientado; ahora, el travesti escandaloso... Qué noche", pensó Ranma al verlo. - No finjas la voz conmigo, Tsubasa. Yo sé que eres hombre. - Ay, no digas esas cosas que me avergüenzo. Notoriamente, el que sentía vergüenza era otro: Ranma cruza los dedos para que no entre nadie más al local. - Sólo dile a Ukyou que estoy aquí, ¿quieres?. - Claro... - Tsubasa siente curiosidad al ver el paraguas de Ranma mojado -. ¿No me digas que está lloviendo afuera?. - No, cómo crees - responde irónico. - Es que cómo tu paraguas está mojado, yo pensé que estaba lloviendo. - ¡Estúpido!. ¡¿Acaso no escuchas como llueve o eres más despistado que alguien que yo conozco?!. ¡El paraguas está mojado porque no quiero que la gente vea como me transformo en mujer!. - Qué raro. Yo creía que te gustaba eso de ser mujer. No sabía que te diera vergüenza. - ¡¡¡Sólo trae a Ukyou!!!. - De inmediato. ¡Ukyou, Ukyou, Ukyou...!. Muy feliz, va corriendo a buscar a la chica. Ranma se sentó en la barda. "En este vecindario, hay muchas personas que podrían postular al premio Oscar del más loco de remate: la familia Kuno, el gato gigante y el travesti este", pensaba. Luego, murmurarba sin cesar: - Están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos, están todos locos... - ¡Hola, Ranma cariño!. - ¡AH! - se asusta un poco -. Hola, Ukyou. - ¡Qué bueno que hayas venido a verme!. ¿Quieres comer algo en especial?. Yo invito. Ukyou estaba muy contenta de ver a su amigo. Estaba al otro lado de la barda. En ese lugar, prepara rápidamente la orden del cliente. - No, gracias Ukyou. Cené hace poco rato... La verdad es que ni probé la comida - contesta desganado. - ¿No quieres comer?. ¿Te pasa algo, Ranma cariño?. - Otra más... - murmura en voz alta. - ¿Qué dijiste?. No te escuché. Ranma le cuenta lo sucedido en el dojo a su amiga con lujo de detalles. -... Y eso fue lo que pasó. - Ya veo. Para variar, Akane tratándote mal y sacándote celos con Ryouga. Ukyou se acerca a acariciarle el pelo a Ranma. - ¡No son celos!. - ¿Por qué no te vas de esa casa y te vienes para acá?. Tú sabes que yo nunca te trataría así. - Ya lo sé... Pero no puedo hacer eso, no después de haber tenido ese sueño. - ¿Sueño?. ¿De qué sueño me hablas, Ranma? - pregunta Ukyou extrañada. - ¿Qué quisiste decir con eso?. La presencia de Ryouga se deja ver en ese lugar. Él estaba parado en la entrada, sosteniendo su paraguas de color rojo. Se sentó al lado de Ranma. - Ryouga, ¿qué haces aquí?. O mejor dicho, ¿cómo llegaste hasta aquí?... ¿Y sin perderte?. Ukyou suelta una pequeña risita. - Te desquitas conmigo. Qué cobarde eres... Pero eso no importa - se le veía distinto, algo diferente tenía su mirada -. Cuéntame sobre ese sueño. - ¿Por qué estás tan interesado, Pchan?. - Supe que has estado actuando muy extraño este último tiempo: no comes, no duermes y estás con la cabeza en las nubes todo el día. - ¿Me has estado espiando?. - Digamos que he te estado observando. ¿Sabes una cosa?. Akane está muy preocupada. - Ya sabía que ese era el motivo de tu interés. - No importa el motivo. Cuéntame, por favor. - Sí, Ranma. Cuenta lo que pasó, me tienes en suspenso - dice Ukyou. - Ah... - suspira -. Está bien, les contaré. Ranma les cuenta a grandes rasgos, sin mucho detalle. Ambos oyentes quedaron intranquilos. - Qué terrible - murmura Ukyou. - ¿Así que yo estaba muerto en tu sueño? - pregunta Ryouga con una actitud extraña. - Al principio, parecía que todo estaba en su lugar, como si de verdad estuviera pasando, pero después, muchas cosas me hicieron dudar de eso, todo era muy confuso. Siempre que despertaba en las mañanas, me pellizcaba para comprobar si estaba soñando o no. Qué bueno que al despertarme definitivamente, Akane estaba allí contigo... Pero, ¿qué hacías en ese lugar?. Que yo recuerde, no estabas con nosotros antes que el tifón se hiciera presente. - Eh... - se puso algo nervioso y ríe irónicamente -. Yo tampoco sé cómo es que llegué hasta ese lugar. - Bueno, eso no es importante, Ranma - opina Ukyou -. Lo que aún no entiendo es por qué estás así. Sólo fue una pesadilla. - Las cosas no son tan así, Ukyou. No sabes cómo me sentí cuando viví esas situaciones, cuando supe que Akane moriría y no pude hacer nada para remediarlo. Su muerte fue trágica, al igual que todo lo que pasó después. Todo eso lo pude sentir, y hasta ahora, se me pone la piel de gallina con sólo pensarlo. - Eso no tiene nada de raro. A cualquiera le pasa - dice Ryouga. - Es verdad, Ranma. Tu sueño nunca pasará en realidad. Yo nunca me iría de este lugar sin ti. - ¡No, no me están entendiendo! - exclama perdiendo la calma -. ¡Lo que pasó en mis sueños perfectamente podría pasar en la realidad si las cosas siguen así!. ¡Imagínate, Ryouga, cuánto sufriría tu amada Akane si se llegase a enterar que su lindo cerdo predilecto es, en realidad, su mejor amigo!. Su Pchancito es nada más ni nada menos que Ryouguita. El chico desorientado baja la ceza muy triste. Ukyou, por su parte, había observado todo el tiempo la actitud de Ranma. "En verdad, la quiere y mucho, como jamás llegaría a quererme a mí". Ryouga levanta la cabeza. Estaba sonriendo, pero no de felicidad, era una mezcla de tristeza y satisfacción. - Bueno, será mejor que me vaya. - Espera, Ryouga. No fue mi intención hacerte sentir mal. Sólo dije lo que sentía. - No te preocupes, Ranma. Tienes toda la razón y agradezco tu sinceridad. Ahora, debo irme. Haré un largo viaje para remediar mi situación actual. El muchacho estaba saliendo del restaurante cuando: - Oye, Ryouga... Suerte, amigo. Voltea y ve a sus dos amigos que lo miraban fijamente. - Nos vemos en Navidad, Ranma. Cuida de Akane, por favor. - No sé por qué me lo pides, pero así lo haré. - Muy bien. Nos vemos en Navidad también, Ukyou. - Claro. Adiós, Ryouga. Ryouga se despide con pena notoria. Ranma ve como su amigo desaparecía de su vista. Ukyou veía a Ranma con pena. - Ranma... - ¿Sí, dime? - preguntó volteando para mirarla. - La quieres, ¿verdad?. - ¿Eh?. ¿A quién quiero?. - Ryouga también se dio cuenta, por eso se marchó. Estás enamorado de Akane, ¿verdad?. - ¡N-n-no responderé a esa pregunta! - exclama nervioso. - Ya no tienes que fingir más conmigo. Te conozco demasiado bien. Por favor, se sincero esta vez. Ranma se ve encerrado ante la presión de Ukyou. Al verla, se da cuenta que trataba de sonreír, pero se notaba que por dentro estaba sintiendo un gran dolor. Se percató que, de sus ojos, unas lágrimas querían salir; además, el movimiento tembloroso de su mentón la delataba. - Pero, Ukyou. No quiero que te pongas así... - Por favor, no me decepciones de nuevo. Ranma reflexiona después de este comentario. En realidad, no sabía qué hacer, así que trató de encontrar una respuesta en su interior: "¿Pero qué diablos me pasa?. No puedo hacer sufrir así a Ukyou, no le puedo mentir más... Pero si le digo la verdad, la haré sufrir aún más... ¡Rayos, qué hago!". - Es que... Ukyou... yo... - pero la lengua del muchacho se trababa. - ¡Diablos, Ranma, se hombre de una buena vez y atrévete a aceptarlo! - exclama Ukyou perdiendo la paciencia. - Sí, Ranma. Se hombre - dice Tsubasa entrometiéndose en la conversación -. Por más que te esfuerces, nunca podrás ser como yo. - ¡¡¡TÚ CÁLLATE!!! - grita Ranma furioso, lanzando a volar al travesti hacia afuera del restaurante. Esto lo ayuda un poco a desahogarse. - No debí decir eso, Ranma querido - se arrepiente Ukyou -. Lo siento. - ¿Sabes?. Tienen razón... Tú y ese travesti tienen razón. Si quiero ser un hombre de verdad, debo empezar por esto. - Pero Ranma... - Ukyou, eres mi mejor amiga y siempre lo serás, y tienes todo el derecho de saber que hay en mi corazón. - Ranma... - murmura asombrada por las profundas palabras de su amigo -. Nunca te había oído hablar así. - Ahora escúchame. No había querido admitirlo antes, pero definitivamente este extraño sueño me ha hecho ver las cosas desde otro punto de vista. Nunca me había sentido así de seguro. - ¿Seguro?... ¿Eso quiere decir que... la amas, verdad?. Ranma afirma con la cabeza. Un fuerte relámpago iluminó el ambiente por unos pocos segundos y, posteriormente, un estruendoso trueno se escuchó por todo el barrio. Ukyou dejó caer algunas lágrimas, pero se las seca de inmediato y, nuevamente, finge la sonrisa. - Bueno, hasta que lo dijiste. Qué bueno que te desahogaste conmigo, me siento contenta. Ahora, ¿vas a querer algo de comer?. - Pero, Ukyou... - No te preocupes, no podía esperarte por siempre. Además, sé que tienes que volver a casa temprano. No me demoraré, ¿sí?. - Bueno, si insistes... Ukyou comienza a preparar uno de esos "okonomiyaki" (pan tradicional japonés), mientras Ranma no podía dejar de sentir algo de pena por su querida amiga. "Cómo quisiera que esta situación terminara lo más luego posible. No quiero hacer sufrir a más gente, pero a veces las cosas de la vida dicen otra cosa...". - ¿Con qué vas a querer el pan, Ranma? - pregunta Ukyou, interrumpiendo el pensamiento de su amigo. - Eh... Con lo que sea, ya que tú invitas, ¿verdad?. - Claro, soy tu mejor amiga, ¿no? - sonríe. Ranma sonríe aliviado, Ukyou lo había tomado mucho mejor de lo que él esperaba. - Claro que lo eres, Ukyou. Siempre lo serás. "Ojalá Ryouga, Shampoo y los demás lo tomen tan bien como Ukyou. No quisiera tener más problemas con ellos". En otro lugar no muy lejano, Ryouga Hibiki lanzaba un grito desesperado en medio de la calle, bajo la lluvia. Maldijo a todo y a todos en ese momento. Se deja caer al pavimento, pero sin dejar que la lluvia lo moje. Se le oye que murmuraba algo. - Al fin lo aceptaste... Creo que ya es hora... El muchacho se levanta del suelo y con la mirada fija hacia el horizonte, parte rumbo a un destino que lo hace sentirse cada vez más desdichado.
Un mes exacto había pasado desde la confesión de Ranma en el local de Ukyou y de la extraña partida de Ryouga. Era el día 23 de diciembre y el termómetro marcaba 10°C de temperatura. Contra cualquier pronóstico, ya todo estaba cubierto de una blanca y hermosa nieve. En la tarde, a las 5:35 PM, comienza a nevar en el barrio de Nerima. En la casa Tendo, dos personas miraban por una ventana el tan hermoso paisaje blanco. - Qué hermoso se ve - comenta Kasumi -. Creo que este año tendremos una blanca Navidad, ¿no crees, Nabiki?. - Así parece, hermana. Sólo espero que el próximo año sea algo más tranquilo. - Es raro, pero hace tiempo que no te veo haciendo otro de tus negocios para ganar dinero. Yo creí que esperarías la Navidad, como otros años. - No cantes victoria todavía - sonríe -. Es sólo que estoy esperando que pase algo, pero si todo sigue igual, dudo mucho que me anime. Ahora que lo pienso, todo ha estado demasiado tranquilo, ¿no te parece?. - Es mejor así, Nabiki. Sólo espero que esta sea una pura y honesta Navidad. - ¿Pura y honesta?. ¿De dónde sacaste eso?. ¿Qué quisiste decir, eh? - pero Kasumi sólo le responde con una dulce sonrisa y se va con rumbo a la cocina. Nabiki queda asombrada -. Kasumi, cada día que pasa estás más atrevida... Qué raro, ¿por qué Ranma y Akane no llegan?. Ojalá no se les haga tarde. Nabiki no se imaginaba que la "pareja dispareja" estaba en una fuente de soda. En una mesa, estaban a punto de comenzar una conversación. Akane había pedido té de menta bien caliente y Ranma un vaso con agua. Junto a una ventana, miraban a la gente pasar por fuera del local. - ¿Ahora me vas a decir para qué me hiciste venir a este lugar, Ranma?. - Es que tengo que decirte algo importante. Aquí nadie nos molestará. - ¿Importante?. ¿Qué tan importante?. - Muy importante. Se puede decir que mi futuro depende de lo que te voy a decir. - ¿Tan importante es?. ¡No me digas, adiviné!. Quieres que te ayude con los exámenes. - No, creo que puedo arreglármelas solo. - ¡Ah, ya sé!. Quieres que te acompañe a una dulcería... ¿O quizás a una heladería?. - Por favor, no te burles. - Créeme, no lo hacía. - Claro que sí, ese tipo de cosas no tienen nada que ver con mi futuro. No te voy a pedir que me acompañes a un lugar. Esto es algo serio. - Ah, lo siento... Entonces, ¿qué es?. Ranma se sintió incómodo. Algo nervioso, empieza a jugar con sus dedos. - Es que no es fácil decirlo - dice sonrojándose levemente. - Qué pasa contigo. Tu actitud en estos últimos meses ha sido muy extraña. ¿Acaso tienes un problema?. Ya sabes que puedes confiar en mí. Ranma se pone aún más nervioso. En eso, él recuerda lo que ocurrió hace un mes en el restaurante de Ukyou, cuando se iba a casa, le dijo a Ukyou: "Por favor, guarda este secreto. Quiero que Akane lo sepa por mí y no por otra persona", y ella le prometió que no se lo diría a nadie. - Sí, Akane. Se podría decir que es un problema. - Ya sé. No tienes dinero para los regalos de Navidad. - No - responde seco, sonrojándose. "Ese no es un problema, es una realidad". - ¿Por qué te sonrojaste?. ¡Ah, ya sé!. Kuno invitó a pasar la noche buena a la pelirroja y no quieres ir a su casa. - No. - Entonces, fue Ukyou. - Ella no haría eso - contesta impacientándose un poco, ya que Akane no lo dejaba hablar. - Ja!. Como si no lo hubiera hecho antes - contra ataca, enojándose sola -. ¡¿Fue Shampoo, verdad?!. - Hace tiempo que no la veo. - ¡Nii hao, ailen ("hola, mi amor" en chino)! - saluda la bella Shampoo colgándose de él. - Shampoo, ¿cómo supiste que estábamos aquí? - pregunta el muchacho algo asfixiado. - Shampoo verlos desde afuera - contesta la hermosa china. - Grandioso - murmura Ranma. - Shampoo ha venido a invitarte a que pases conmigo esta noche buena. - ¡¿Lo ves, Ranma?!. ¡Siempre es lo mismo con ustedes dos!. ¡Yo me voy!. Akane, furiosa, sale del local dejando al chico a merced de Shampoo. - ¡Akane, espera!. ¡Todavía no hemos terminado de hablar!. - Ailen, deja que Akane se vaya y quédate con Shampoo. - No, Shampoo, no puedo ahora. Tengo algo que hacer - y de un tirón se suelta de ella -. Te prometo que hablamos los dos solos de esto más tarde. ¡Nos vemos!. Y va tras Akane. Shampoo lo iba a perseguir, pero un mesero la detiene. - Oiga, ¿que le pasa?. ¡Suelte a Shampoo!. - La cuenta, señorita. No se puede ir sin pagarla. - ¿Cuenta?. ¡¿De qué cuenta hablar?!. - La cuenta de la pareja que estaba en esta mesa con usted. - ¡¿Qué?!... ¡Arg, maldición!. Mientras Shampoo discutía con el mesero, Ranma trataba de alcanzar el firme y pesado paso de Akane. - ¡Akane, espera!. Ella se detiene, se da media vuelta y, muy enojada, le contesta: - ¡Ya estoy cansada que siempre llegue esa tipa a abrazarte y tú no hagas nada!. - ¡Pero yo no tengo la culpa, no sabía que ella pasaría por afuera de la fuente de soda! - responde poniéndose agresivo. - ¡Por lo menos, podrías evitar al abrazo, pero ni siquiera eso haces bien!. - ¡¿Acaso quieres que la arroje al piso y la insulte?!. - ¡No harías nada del otro mundo, lo haces siempre conmigo, pero con las demás chicas eres tan temeroso que das lástima!. ¡Y ya cállate y vete, no te quiero cerca mío!. - ¡¿Yo cerca de ti?!. ¡No me hagas reír, estúpida!. - ¡Cállate, Ranma!. - ¡Quién quería estar cerca de alguien como tú!. ¡Te crees mujer, pero la verdad es que eres mucho más agresiva que ningún hombre!. - ¡¿YA CÁLLATE, IMBÉCIL?!. Con un sólo golpe, manda a Ranma "al infinito y más allá". Ya era de noche. Estaban cenando en la casa de los Tendo. Con un cobertor cubrían sus entumidos pies debido al constante frío de un invierno que recién había comenzado. En la mesa, no se encontraban Akane y Kasumi. De pronto, la última de estas dos, llega al comedor y comienza a servir la cena. - ¿Y qué te dijo, Kasumi? - pregunta Sound. - No vendrá a cenar, no tiene hambre. No quiso decirme lo que le pasa. Todos miraron a Ranma, quien se sintió acorralado por las profundas miradas. - ¡No me digas que se pelearon otra vez, Ranma! - pregunta Sound, transformándose en un espíritu aterrador, moviendo su lengua en forma de serpiente. Ranma no sabía donde esconder la cara. - Qué mala suerte, y justo un día antes de noche buena - se lamenta Kasumi. - No me sorprende que haya pasado - murmura Nabiki. - No se preocupe, Tendo. Ya se reconciliarán - dice Genma mientras comía ferozmente. - Sí, Sound. Esos son problemas de adolescentes - agrega Happousai con sabias palabras -. Es mejor no meterse. Con esto, Sound vuelve a la normalidad, pero queda decaído. - Vaya, amestro. ¡Qué sabias palabras! - comenta Kasumi -. Usted sería más agradable si se comporta así. Todos se sorprendieron ante el comentario de Kasumi. - Ya lo sabía - murmura Nabiki -. Mi hermana cada día está más suelta. Como todas las noches, Ranma va a practicar al dojo, quizás a desahogarse. "¿Qué diablos está pasando conmigo?. Le reclamo a todo el mundo por el daño que le hacen a Akane y, sin embargo, soy yo el que peor daño le hace... Es raro, pero en mi sueño me di cuenta de algo parecido a esto. Debo hacer algo para que las cosas no tomen mal curso... ¿Por qué no puedo tomar esta situación como un duelo de artes marciales?. Si no hago que las cosas mejoren, todo lo que soñé podría pasar...". Ranma meditaba sentado en la brillante duela del dojo. De repente, una voz con extraño acento se dejó escuchar en las paredes del gimnasio. - Nii hao, ailen. - ¿Mmmm?. ¿Qué haces aquí, Shampoo?. - Dijiste que hablarías con Shampoo, ¿recuerdas?. Ranma no dejaría escapar esta oportunidad. Hace un mes, las cosas con Ukyou quedaron claras. Ahora, es la oportunidad propicia de dejarlas con Shampoo. No tuvo otra opción que contarle el sueño, pero sin mucho detalle. - ¿En realidad sonaste eso?. Eso no pasar nunca, Shampoo nunca dejaría a ailen solo. - No me entendiste, ¿verdad?. - Eso no importar. Shampoo estar furiosa con ailen, Shampoo tuvo que pagar al mesero en la tarde. - Te prometo que te devolveré el dinero, pero tenía que alcanzarla y decirle lo que siento, pero en vez de eso, me gané un pasaje gratis en aereolíneas Akane. - ¡Qué bueno, Shampoo estar feliz otra vez!. Ranma por fin se decidió a quedarse con Shampoo. ¿Eso quiere decir que saldrás con Shampoo en noche buena?. Ranma traga saliva con dificultad. Ya había estado en esta situación antes, así que tan nervioso no estaba. Mira a Shampoo fijamente y le responde sin dudarlo más. Ya era muy tarde. Había empezado a nevar intensamente. Una chica llegaba a un restaurante de comida china, que ya había cesado en su atención. Venía muy desganada, cabizbaja, triste. No hace ruido alguno para no despertar a los que dormían. Estaban las luces apagadas, tanto en el local como en la casa. Al llegar a la casa, la luz se deja ver. Era Mousse quien la había prendido. Hablaron en chino. - Mira la hora que es, Shampoo. Estaba muy preocupado por ti. - Déjame en paz, Mousse. No tengo ganas de hablar y menos contigo - contesta indiferente. - Pero, Shampoo... yo sólo... - ¡Te dije que te callaras! - dijo Shampoo antes que ella corriera hacia el miope. Parecía que lo iba a atacar, pero se deja caer en su pecho, llorando desconsoladamente -. Sólo abrázame... Mousse. Él la abraza fuertemente. No preguntaría nada... por ahora. Por otro lado, Ranma no podía conciliar el sueño. "Ya no soporto más esta situación. Mañana será el día, en noche buena. Se lo diré a Akane". Al día siguiente, y como dice la conocida canción, "hoy es Noche Buena y mañana es Navidad". Mucha gente compra los regalos de Navidad a última hora ("como buen chileno" dirían en mi país) y, como siempre, Ranma era una de esas personas. Vagaba por las calles del "Shoppin Plaza" sin encontrar lo que andaba buscando; en realidad, no sabía qué cosa comprar, pero sí sabía a quién comprársela. "Como tengo muy poco dinero, sólo compraré un sólo regalo y será para Akane. Al entregárselo, le diré eso tan importante que tengo que decirle. Es así de sencillo, esta vez no puedo fallar. Lo único que me falta es un regalo muy especial", pensaba el chico mientras caminaba lentamente con las manos en los bolsillos. Pasó un rato y comenzó a nevar. Para mala suerte de Ranma, no traía un paraguas. Se preocupó porque la nieve podría hacerle cambiar al cuerpo de mujer. - Qué extraño - se escuchó una voz -. Empezó a nevar muy temprano este año, ¿no crees, Ranma?. El invierno recién empezó y ya llevamos cinco días seguidos. A espaldas de Ranma, una figura muy conocida por él llevaba en una mano un paraguas rojo y, en la otra mano, una caja llena de hoyos. - Ryouga... qué sorpresa - balbucea Ranma algo tímido ante la posible reacción de su "amigo-enemigo". - ¿De compras, Ranma? - pregunta acercándose a él. - Eh... sí. Estoy comprando un regalo de Navidad. - ¿Para Akane? - insiste el viajero. - ¡Cómo crees!. No estoy loco para hacer eso. - Ranma, no sigas con eso - dice irónico -. Ya no tienes nada que ocultarme. Lo sé todo. Ranma levanta una ceja. - ¿Todo?. ¡¿Acaso Ukyou te dijo algo?! - exclama. - No. No tengo para qué preguntar algo que es tan obvio. Ranma se ve aminorado ante Ryouga, así que termina cediendo de todas formas. - Sí, es para Akane. ¡¿Contento?!. - No te pongas así - sonríe Ryouga -. Este último viaje me sirvió para entender y aceptar mi situación. - ¿Tu situación? - pregunta Ranma extrañado. - Sí. Entendí que nunca tedré una oportunidad con Akane. Decidí olvidarla, aunque se que no será fácil. Ella te quiere a ti y tú a ella, qué se le puede hacer. - ¿Akane quererme?. Estás loco, Ryouga - se entristece -. Akane nunca me querrá, la trato de lo peor. Cómo va a querer a alguien que lo único que ha hecho es hacerla sufrir como nadie. En estos momentos, debe odiarme. - Eso no es cierto, Ranma. Akane es incapaz de odiar a alguien y menos a ti. Es verdad que a veces se molesta contigo, pero nada más. - ¿Nada más? - murmura Ranma con sarcasmo. - Ay, Ranma, eres patético. Te pareces a mí cuando te expresas de esa forma tan pesimista. - ¡No me compares contigo! - contesta efureciéndose. - Sólo digo la verdad. - ¡Cállate, cerdo de mierd...!. Pero Ryouga alcanza a taparle la boca a Ranma antes que terminara la oración. - Qué maneras son esas de dirigirse a un amigo, Ranma. Qué vergüenza - dice con graciosa ironía -. Cómo quieres que Akane te quiera si eres así de impulsivo. Ranma se saca ña mano de Ryouga de su boca y retrocede tres pasos. - ¡No me des consejos!. ¡Además, eso es asunto mío!. ¡Y si quieres pelear, yo estoy listo cuando quieras!. Ranma se había puesto en posición de combate. Ryouga, muy calmado, se cruza de brazos ante la mirada fija de su amigo. - Veo que no me estás entendiendo, Ranma. Mientras los dos muchachos recorren el centro comercial, conversaban calmadamente sobre el tema. Ambos iban debajo del rojo paraguas. - ¿Cómo que te vas?. ¿Y adónde?. - Adonde pertenezco. Y no creo que nos volvamos a ver otra vez. - Ah, ya entendí. Vuelves a tu casa con tu familia. - No. En realidad, vengo de allá. Ya me despedí de ellos. - ¿Y cómo que no te perdiste, Pchan?. Ryouga lo golpea en la cabeza. - No puedes dejar de molestar, ¿eh?. - Lo siento... - en eso, Ranma advierte la presencia de la misteriosa caja con orificios -. ¿Y para qué traes esa caja?. ¿Es tu regalo para Akane?. - Aunque no lo creas, acertaste. Se puede decir que es mi regalo de despedida. - Parece que estás hablando en serio esta vez... Pero de seguro extraviarás el rumbo, como siempre, y te tendremos por aquí en poco tiempo - ríe Ranma y Ryouga lo acompaña, pero por dentro, una enorme tristeza lo carcomía. Se pasan toda la tarde buscando el regalo para Akane. Ranma es muy minucioso en la elección; mejor dicho, nada le gustaba. - Demonios, ya se está haciendo tarde y ya buscamos en casi todos los locales. - Espera, Ranma. Falta esa tienda. - Despistado, esa ya la vimos. Pero Ryouga ya estaba camino a ese local, por lo que Ranma tuvo que seguirlo. Ya mirando la vitrina del local, Ranma trata de convencer a Ryouga en no seguir perdiendo el tiempo, pero Ryouga insiste en quedarse. En eso, a Ranma le llama la atención algo en particular. - ¿Qué pasa, Ranma?. Te ves sorprendido. Ranma le indica que mire hacia un lugar específico en la vitrina. - Mira ese prendedor, Ryouga. - ¿Y qué tiene de especial?. Es sólo un pinche. Además, ese tipo de prendedores sirven para las chicas con el cabello largo y ambos sabemos que Akane lo tiene corto. - No, idiota. Lo que pasa es que ese pinche ya lo he visto en otro lugar, pero no sé en dónde. - Claro que lo debiste haber visto. Es un prendedor muy común, del tipo barato, ideal para tu bolsillo - ríe. - Cállate, estoy hablando en serio... ¡Ya sé, en mi sueño, ahí lo vi!. Estoy seguro. - ¿Estás seguro, Ranma?. En efecto, era el prendedor con forma de flor que le regaló Akane a Ranma en su sueño. - Claro que estoy seguro. Debe significar algo especial, Ryouga. Quizás... - pero Ryouga ya no estaba por ninguna parte -. ¿En dónde diablos se metió ahora?. Ese caliente, debe haber ido a la casa de Akane. Ni siquiera fue capaz de esperarme, el muy pillo. Qué molesto. Mejor me voy a casa, por más que siga buscando, nunca encontraré ese regalo especial para ella. De todos modos, aunque le hubiera comprado algo me lo hubiera tirado en la cara, está tan enojada conmigo que es mejor ni siquiera decirle lo que siento. En la casa de los Tendo, Akane estaba tomando una taza de té, tapando sus piernas con el cobertor que está bajo la mesa. "Hoy es noche buena y aún no se me quita la rabia con ese idiota. Ni siquiera se ha dignado a pedirme disculpas... Ojalá y no se moleste conmigo con el regalo que le tengo", pensaba la menor de las hermanas Tendo. En ese instante, un cerdito negro aparece por el corredor y entra al comedor, corriendo hacia Akane. - ¡Pchan! - exclama feliz abrazándolo -. ¡Qué bueno que apareciste!. ¿Adónde te habías metido?. - Andaba perdido en las afueras de Nerima, así que lo traje hasta acá - dijo Ryouga (...) quien venía detrás del cerdito. - Gracias, Ryouga. Fuiste muy amable - agradecía la chica mientras el cerdito se entretenía entre sus brazos. - Es lo menos que podía hacer. Como no tengo dinero, este es mi regalo de Navidad para ti - decía con tristeza notoria. - No te pongas así, Ryouga. Ya sabes que a mí los regalos no son lo más importante. ¡Ya sé!. ¿Por qué no te quedas a cenar esta noche con nosotros?. Pasaremos la noche buena todos juntos y con Ranma. - Es buena idea, hermana - dice Nabiki, que llegaba con Kasumi. - Así es, Ryouga. Será muy agradable tenerte en nuestra mesa - agrega la mayor de las Tendo. - Les agradezco su hospitalidad, de verdad. Pero no puedo. Sólo estoy de paso. En realidad, vine a despedirme de ustedes. Nabiki se siente algo extraña, algo en Ryouga le hacía sentirse así. - Qué lastima. ¿Y adónde vas? - pregunta Akane. - A un lugar muy lejano. Nabiki por fin descubre lo que le hacía sentirse rara. - Oye, Ryouga. Sólo por curiosidad, ¿qué tan lejos tienes que ir?. - Más de lo que te imaginas, Nabiki. La chica disipa sus dudas. Al parecer, había descubierto el terrible destino de Ryouga. En eso, Ranma llega a la casa. - Así que aquí estabas. ¿Por qué no me esper...?. Pero Ranma divisa a Ryouga y Pchan en una misma situación, quedando sin palabras. Pero Ryouga le hace unas señas con sus manos refiriéndose a la caja con orificios que él traía. Ranma entiende el mensaje y se queda tranquilo. Las dos mayores hermanas Tendo se despiden de Ryouga. Akane, de su bolsillo, saca un tirita de cuero, de esas que se ponen en las muñecas de los brazos. - Toma, Ryouga. No es gran cosa, pero lo que importa es la intención. - Muchas gracias. Te prometo que cada vez que lo vea, me acordaré de ti. Las tres hermanas se retiran de ese lugar, dejando solos a Ranma y Ryouga. - Ranma, antes de irme, quiero pedirte un favor especial. - Claro, dime qué. En el dojo, el par se alista para una última pelea de artes marciales. - Ey, Ryouga. Disculpa por no creerte que te ibas. Al ver que trajiste a un cerdo igual a Pchan, me di cuenta que realmente no tienes intenciones de volver pronto. - Y créeme que no fue fácil encontrar a un cerdo negro así. - Bien, ¡empecemos!. - ¡Claro!. Esta vez, Ranma tuvo que trabajar más de la cuenta para vencer a Ryouga. Ambos estaban tirados en el suelo exhaustos. - Peleaste duro, ¿eh, Ryouga?. - Pero como siempre, volviste a ganar... Así que no le compraste nada a Akane, ¿verdad?. - ¿Qué?. ¿Cómo lo supiste?. - Sólo lo intuí. - Sí... - se deprime un poco -. Pero no importa, no hubiera encontrado ese regalo tan especial para ella. - No te pongas así. Ya verás que se te ocurrirá algo. Eso te lo aseguro. - No digas eso, que siempre que aseguras pasa algo. Ryouga se puso de pie y se pone su mochila en la espalda. - Ya me voy, Ranma. - ¿Te enojaste por el comentario que hice, verdad?. - Claro que no. Es que ya se me hizo tarde - se dirige a la salida del dojo -. Adiós y recuérdame. - Claro, Feliz Navidad... Lo dices como si nunca más nos volviéramos a ver. - Ya te lo dije una vez, ¿recuerdas?. Feliz Navidad, Ranma. Y Ryouga desaparece de la vista de Ranma. Él queda algo preocupado. - Ojalá que el cerdito de Akane no se escape. Ranma se quedó un buen rato en el dojo pensando en lo conversado con Ryouga. Hablando de él, caminaba por las calles blancas del barrio. - Sin embargo, Ranma, tu comentario tiene algo de razón... Al igual que Ranma, las hermanas Tendo estaban pensativas mientras decoraban el árbol de Navidad. - Qué amable fue Ryouga en traerte a Pchan, Akane. - Sí, Kasumi. Ojalá Ranma fuera la mitad de amable que él. Qué pena que se tuvo que ir. - Y esta vez, para siempre - murmura Nabiki. - ¿Eh?. No te oí, Nabiki - dice Akane. - Eh... dije "por mucho tiempo". Sólo pensaba en voz alta. Nabiki queda sumida en sus pensamientos: "¿Cuál será la razón?. Habrá sido... No, no creo que sea por eso". Ukyou atendía a Ryouga en su restaurante, mientras Tsubasa lo hacía con los pocos clientes que habían. - ¿Otro viaje más?. Pero si recién llegaste. - Así es mi vida, Ukyou - contesta con comida en la boca. - Debe ser difícil estar en tu lugar. - Bueno, ya es tiempo que pueda asumir mi destino. Ya no hay vuelta atrás. - Si tú lo dices... ¿Qué quisiste decir con eso?. - ¿Quién, yo?. Nada, ¿por qué la preocupación?. - Es fácil: te apareces después de un mes de estar en quién sabe dónde, vienes aquí con cara de funeral y, más aún, haces ese tipo de comentarios. ¿Cómo quieres que no esté preocupada por ti?. Ambos se miran fijamente. Ukyou con tierna mirada, Ryouga, nostálgica. - Agradezco tu preocupación, pero ya no es necesaria. Ya debo irme. ¿Cuánto te debo?. - No te preocupes, Ryouga. Es Navidad y eres mi amigo. La casa paga... ¿Pero por qué me dices que ya no es necesario?. Ryouga ya estaba listo para marcharse y se dirigía a la salida del local. - Ya te darás cuenta, Ukyou. Gracias por la comida y Feliz Navidad. Adiós. - Feliz Navidad. Y no te preocupes por Pchan, lo cuidaremos bien. Vuelve cuando quieras. Ryouga sonríe y se marcha. Tsubasa llega al lado de Ukyou y juntos (o juntas) ven la ida del muchacho. - No sabes cuánto me gustaría poder volver, Ukyou... Había empezado a nevar. Ya era de noche y la familia Tendo con los Saotome y Happousai estaban en plena cena de noche buena. Habían risas, se rspiraba felicidad y familiaridad. Pero habían dos personas que estaban distantes, a pesar que estaban sentados juntos. Sus miradas se cruzaban una y otra vez, pero no se hablaban ni por si acaso. - Esta vez te luciste, Kasumi. - "El maestro tiene razón, esto está exquisito" - decía un letrero de madera del panda Genma. No es para tanto. Además, no lo hice yo sola. Nabiki me ayudó con el pavo. - Así es. Bauticé esta receta como "pavo al dinero". - ¿"Pavo al dinero"? - se preguntan todos. - Sí, es que me "costó" mucho prepararlo. Todos rieron (y la verdad, no sé por qué). Las risas se prolongaron hasta que la comida se terminó. Kasumi se percata de la hora. - Miren, ya son las diez de la noche. Queda muy poco para que sea Navidad. - Papá, ¿tú crees que canten villancicos este año?. Está nevando mucho - plantea Nabiki. - Por supuesto, hijo. En un rato más, escucharemos cantar en las calles a la gente del vecinario. - ¿No me digan que saldremos a cantar también? - se queja Happousai -. Hace mucho frío y aquí adentro está muy agradable. - Con usted adentro, lo dudo - murmura Ranma. - ¡¿Qué te pasa, Ranma?!. ¡¿Quieres pelear?! - se enoja el maestro. - ¡Maestro, Ranma, basta ya!. ¡No van a pelear en Navidad!. - No, cl-l-laro que no - responde Ranma apenado. - Ay, Akane. Eres tan pura e inocente - dice el maestro, lanzándose encima de Akane. La chica reacciona a tiempo, mandando a Happousai a que le eche un vistazo desde el cielo a Santa Clos. No muy lejos de allí, afuera del restaurante chino de la bisabuela de Shampoo, Neko-hanten (gato-restaurante chino), Mousse con Shampoo y Cologne estaban tratando de lanzar uno de esos fuegos artificiales caseros. Todos traían paraguas. Hablan en chino. - Mousse, ¿crees que dará resultado? - pregunta Shampoo. - Claro que sí. He hecho esto desde que tenía pañales. "Ojalá este ciego tenga razón. Es tan estúpido que quizás qué catástrofe ocasione", pensaba Cologne parada en su bastón. - Abuela, después iremos a cantar los villancicos con los demás, ¿verdad? - sonríe Shampoo. - Vayan ustedes solos. Yo iré a visitar a Happy. Shampoo escucha un agudo zumbido en el cielo. Al levantar la vista, ve con claridad a... - No hace falta, abuela. Ahí viene. Happousai venía cayendo, precisamente cuando Mousse exclama al viento "¡Retírense que está listo!". El coete sale disparado y choca con Happousai, y ambos se estrellan con una ampolleta de un alumbrado. Se desata una gran explosión. Posterior a eso, todo el vecinario de Nerima queda a oscuras. - ¡Mousse, te dije que era peligoso!. - Pero si iba todo bien hasta que el viejo llegó. Volviendo a la casa de los Tendo, Ranma y Akane aprovechan el corte de luz. Como si lo hubieran planeado, se tomaron de la mano y salieron del comedor sin que nadie lo notara. Por lo menos, eso era lo que ellos creían. - A veces, ese par me sorprende de lo tan simples que son - murmura Nabiki sonriendo. La pareja tropezó con todo antes de llegar a la cocina. - Ranma, ¿qué locura es esta?. - Eso dímelo tú. - Bueno, no importa. Ya estamos aquí. Después de un pequeño momento de silencio, Ranma toma la iniciativa. - Eh... Yo sólo quería pedirte disculpas por lo de ayer. No estuvo bien haberte hablado de esa forma. - No, Ranma. Soy yo la que debe disculparse. Tenías razón, tú no tuviste la culpa que Shampoo haya llegado. De pronto, Ranma se mete la mano en los bolsillos y, con sorpresa encuentra algo muy pequeño. Lo saca y, a pesar de la densa oscuridad, lo logra identificar: un pinche, el mismo prendedor que estaba en esa tienda en la tarde, el mismo de su sueño. - Ranma, ¿es para mí? - pregunta poniéndose contenta. - ¿Esto?... ¿Cómo llegó aquí? - murmura asombrado -. Eh, claro. Es para ti. Ranma, aún no recuperándose de la impresión, se lo da. - Es muy bonito. Gracias - dice emocionada. - ¿Por qué estás tan contenta?. A ti no te importan mucho los regalos. Además, es sólo un simple prendedor. - ¿Cómo supiste que quería dejarme crecer el cabello de nuevo?. - Eh... - se sorprendió aún más, sonríe -. Sólo lo intuí. - ¿Sabes?. Yo también te tengo un regalo, Ranma. Ryouga estaba en un lugar muy extraño y oscuro. No nevaba, todo estaba en penumbras. Él se veía muy triste. - Y pensar que volví sólo para que lo admitieras, Ranma. No podía soportar verte sufrir de esa manera, tú en tu mundo y yo en el mío. Por eso, hice este trato y todo volvió a como era antes, sacrificando el poder ver tu desgraciada vida. Por suerte, me di cuenta que no era nadie para desear eso... no soy nadie. Ahora que todo está diche, debo cumplir con mi parte... Sin embargo, dejaré que sigas creyendo que todo fue un terrible sueño... Ah, y con respecto al prendedor ese... creo que fue mi regalo de Navidad para ti. Al concluir, una luz ilumina a Ryouga. Un ser extraño baja desde el cielo por medio de la luz. - ¿Ya hiciste lo que tenías que hacer, Hibiki Ryouga?. - Sí, está todo listo. Creo que ya es hora. El ser asiente con la cabeza y ambos ascienden por el rayo de luz.
Cinco años habían pasado desde esa recordada Navidad. Una hermosa joven de pelo largo, amarrado con un prendedor en forma de flor, está incada enfrente de una lápida en el cementerio. En sus brazos, llevaba un cerdito negro. - Ryouga, te traje estas flores. Aunque nunca supimos qué pasó contigo ni cuando ocurrió, siempre te visitamos en esta fecha todos los años, pues este fue el día que nos vimos por última vez. De pronto, un joven con un niñito en brazos se acerca a la joven. - Es verdad, Akane. Pero recuerda que no sólo eso pasó ese día. - Ay, Ranma - se sonroja -. No enfrente del niño. - ¿De Kotaro?. ¿Y por qué?. - ¿Qué pasa, papito?. - Lo que pasa es que tu mamá es una vergonzosa. Hace cinco años, en un día como este, le dije que la quería y le regalé ese prendedor. Pero, en verdad, el regalo de tu madre fue mucho mejor. - ¿Cuál, el beso?. - Cual otro, tontita - y la besa. - Ya, no sigas. Mejor vámonos que las visitas llegarán en un rato más a la casa. - Pero primero, vamos a visitar a tu mamá, Akane. - Por supuesto. Y toman el camino a la tumba de la mamá de Akane. - Oye, mamá. ¿Y quienes vendrán?. - Aparte que estarán tus abuelos, tus tías Kasumi y Nabiki, y tus tíos Genma y Happousai, vendrán tu madrina Ukyou, los Kuno y muchos más. - Cómo me hubiera gustado que el padrino de Kotaro hubiese sido Ryouga - dice Ranma. - Es verdad, pero creo que Tsubasa lo hará bien, ¿no crees?. - Si tú lo dices - murmura sarcástico. - Ah, ¿sabías que hoy en la mañana nos llegó una postal de Shampoo, Mousse y la abuela?... En ese instante, comenzó levemente a nevar.Un fanfic de LG
Hace mucho tiempo, y con gran orgullo y emoción, puedo escribir esta palabra:
Ya saben, mátenme escribiéndome un mail por cualquier reclamo o sugerencia.