RANMA1/2
"Atrévete a Aceptarlo"


Capítulo #5:

“La niña
y el deseo"




Original de Rumiko Takahashi
Fanfic escrito por Felipe Torres durante noviembre y diciembre de 1999
y editado el 6 de marzo del 2001




I


	Hace semanas el verano se hizo presente en Japón. Días
calurosos y un sol radiante y brillante son los protagonistas
de este período. Y trae consigo las tan esperadas vacaciones
escolares de verano, obviamente, por Ranma y Nabiki desde hace
tiempo y en menor grado por Akane.
	Y hablando de ellos tres, regresaban de la escuela con
destino a casa. Con la cara sonriente y bajo un bello atardecer,
caminaban lentamente por la calle arbolada. Ranma iba al medio,
Akane a la derecha y Nabiki a la izquierda.
	- ¡Qué bien!. Se acabó el último día de clases, y ahora a
disfrutar las vacaciones, ¿no les parece, chicas?.
	- Claro, Ranma. Así podremos ir al centro comercial, a las
fuentes de soda, a las piscinas, a tantos lugares, pero ustedes
tendrán que invitarme porque mi billetera últimamente ha estado
pidiendo auxilio - dice Nabiki.
	- Ay, hermana, siempre es lo mismo contigo - dice Akane
mirando al cielo -. Yo, por mi parte, en este verano me dedicaré
a aprender a nadar, no quiero que cuando vayamos a la playa yo
sea la única que no me meta al mar.
	- Qué lástima que las vacaciones de verano sean tan cortas,
¿no, Akane? - se burla Ranma riéndose. Nabiki suelta una risa
también.
	- Muy gracioso. En vez de decir tonteras, mejor apurémonos
que mi papá dijo que nos tendría una sorpresa y tiene mucho que
ver con nuestras vacaciones.
	- ¿Eso te dijo? - preguntaron los dos al unísono.
	- Bueno, por lo menos eso escuché: "les tengo una noticia
y tiene que ver con sus vacaciones de verano".
	- Bueno, qué esperamos. ¡Vamos!
	Así exclaman Nabiki y Ranma ante la lentitud de Akane.
Fueron presa fácil de la curiosidad y no demoraron nada en llegar
a su destino.
	Al llegar a casa, Kasumi los recibe amablemente y muy
sonriente, como de costumbre, y les comunica que la cena estará
lista en una hora.
	La hora pareció interminable para los tres. Pasaron todo el
rato esperando en la mesa muy impacientes: jugando a hacer torres
con vasos, Ranma; cambiando de canal en canal con el control remoto
del televisor, Nabiki, o simplemente mirar a los demás, Akane.
	Sin embargo, los tres pensaban en algo en común: cuál será
la noticia que tendrá que dar Sound Tendo sobre las vacaciones de
toda la familia.
	Al fin, aparece Tendo acompañado del panda, Genma Saotome.
Tendo entra al salón en una actitud de un verdadero rey, reflejando
todo el poder que tiene como dueño, amo y señor de la casa y del
dojo Tendo. Muy serio por cierto.
	Luego llega Kasumi con la cena y todos se sientan a esperar
lo que tenía que decir Sound.
	Todos se miraban unos con otros ya impacientes.
	- Papá, ¿a qué hora nos dirás esa noticia tan importante?.
La comida se está enfriando - le decía Kasumi.
	- Espera un poco, hija. Quiero que estén todos presentes -
contesta aún con la misma actitud seria.
	- ¿Y quién falta? - decía un letrero del panda.
	- El maestro Happousai - recuerdan todos en voz alta.
	- Lo único que nos faltaba - se lamenta Ranma -. Podemos
quedarnos aquí esperándolo todas las vacaciones. Ese viejo bueno
para nada debe estar por ahí robando y divirtiéndose como siempre.
	Y de sorpresa, como si alguien lo hubiera adivinado,
Happousai entra al comedor de un salto, vestido de ladrón y con una
bolsa llena de ropa interior en la espalda, e impulsándose con la
cabeza de Ranma, de un salto se inca en su lugar, obviamente con
cojines para alcanzar la mesa. Todos quedaron mirando como Ranma
se incorporaba lentamente con una rabia que no podía retenerla.
	- Vaya, hasta que por fin llegó - expresa Nabiki, esperando
que al fin su padre comunique la noticia.
	Ranma estaba muy furioso, así que se descarga de un tirón.
	- ¡Oiga, maestro, ya estoy harto de usted y de sus
inesperadas entradas!. ¿¡Me podría decir en dónde se había
metido!?.
	- ¿Eres ciego o qué?. ¿No ves que fui a hacer mi ronda
diaria? - le contesta limpiando tranquilamente su pipa.
	- ¡Sí, ya veo, supongo que nunca va a cambiar!. ¡¿O me
equivoco?!.
	- ¡Eso a ti no te incumbe, mocoso insolente!.
	- ¡Claro que sí!.
	- ¡¡Ya basta!! - exclama Tendo poniendo orden de inmediato.
Se dispone a dar la noticia -. Ahora que están todos presentes les
diré el por qué de esta citación.
	La actitud de Tendo había cambiado completamente. La nota
de curiosidad todavía daba vueltas en el ambiente.
	- Verán, unos parientes lejanos nos han invitado a todos a
que pasemos unos días en su casa en Yokohama.
	- ¿Te refieres a la tía Obe y al tío Takino Heichi? - le
pregunta Kasumi.
	- Ellos tienen una niña, se llama Nakita - dice Nabiki
sorprendida.
	- Ella vendría siendo nuestra prima - pregunta Akane.
	- Ay, pobre de la tía Obe. Tendremos que cuidarla del
maestro - dice Akane en forma burlesca.
	- Ya lo creo, y no me extrañaría que Happousai también
acosara a la niña - completa Ranma ante la risa generalizada que
surge. Obviamente, a Happousai no le causó ninguna gracia, pero
se quedó callado para no oponerse a la mayoría.

	Esa misma noche empacaron sus cosas y viajaron al día
siguiente en tren hacia Yokohama. Era una cuidad muy cercana de
Tokio que no quedaba a más de una hora de viaje.
	En el tren los asientos eran para tres personas, así que
se distribuían de esta forma: Genma, Tendo y Kasumi; al frente
iban Nabiki, Ranma y Akane.
	El señor Tendo leía el periódico del domingo, Genma tomaba
una siesta (para variar), Kasumi tejía una linda bufanda para el
próximo invierno, Nabiki escuchaba música en su “personal estéreo”,
Ranma miraba lo que hacían los demás y Akane miraba por la ventana
el paisaje que le ofrecía la naturaleza en esta oportunidad. Pero,
¿y dónde está Happousai?...
	- Akane, yo quería ir al lado de la ventana. ¿Por qué no
eres más comprensiva y me dejas ganarme allí - dice Ranma algo
sentido.
	- Ay, Ranma, déjame aquí, es tan hermoso el paisaje.
	- Sí, cómo no, admirando el paisaje. ¡Qué ridículo!.
	- Mejor cierra la boca, Ranma - le contesta Akane de mala
manera -. Y agradece que no te hicimos lo de Happousai - responde
Akane mirando el paisaje.
	El poco espacio sin civilización entre Tokio y Yokohama era
realmente hermoso: enormes árboles, inmensas praderas donde los
animales salvajes podían correr y divertirse, arroyos, sauces, y
el monte Fuji de fondo hacían de este paraje un verdadero paraíso.
	De pronto, arriba de ellos, donde se guarda el equipaje,
del interior de un bolso Happousai asoma la cabeza algo furioso.
	- ¿¡Por qué me hicieron esto!?. ¡No pueden tratar así a uno
de los grandes maestros de las artes marciales de todos los...!.
	- Shhhhh... Maestro, guarde silencio - le murmura Nabiki.
	- Maestro, entienda, por muy grande que sea en las artes
marciales, usted es el único suficientemente pequeño para caber
en un bolso - le dice Tendo muy comprensivo, casi llorando -.
Acuérdese que nuestros ahorros no dan para más.
	- Está bien, está bien. No tienes que repetirlo... ¡Pero
a la vuelta se viene Ranma!. Así me voy al lado de mi Akane -
expone el picarón y degenerado maestro.
	- ¡Hmmm!. Será mejor que deje de soñar y se calle que
cualquier persona lo puede descubrir - le dice Ranma no muy de
acuerdo con lo que había propuesto anteriormente el maestro.
	Y pasó lo que a Ranma más le disgusta de Happousai: se
puso a llorar y diciendo “¿Por qué nadie me comprende?. Sólo
soy un pobre viejecito que necesita cariño y afecto”.
	Ranma se estaba parando de su asiento para ir a golpearlo
para que se callara, pero Akane lo detiene y le dice que “No vale
la pena. Deja que se le pase solo. Si se ponen a pelear nos van a
descubrir”. Él le obedece y se queda sentado, esperando que el
lloriqueo del maestro termine.
	Al llegar a la estación de trenes de Yokohama, dejan salir
al maestro de la maleta, y todos juntos van en busca de la casa del
tío Takino y la tía Obe.
	El calor los azotaba mientras iban en el autobús, y lo fue
más cuando bajaron de él con todo el equipaje.
	Al fin llegan. Era una casa parecida a la de los Tendo,
hasta un dojo tenía, con un amplio antejardín y patio con hermosos
árboles y un pequeño estanque.
	Mientras se adentraban en el antejardín, a Ranma le cayó
una pelota de playa en la cabeza que venía con mucha fuerza.
	- ¡Disculpa, no quería pegarte!.
	Una hermosa niña de pelo corto y medio ondulado, de color
oscuro, y unos hermosos y brillante ojos café se les apareció
enfrente. Tenía un increíble parecido a Akane cuando era niña.
Se denotaba su rostro sonriente.
	- No importa - responde Ranma.
	- Tú debes ser Nakita, ¿no? - le pregunta Akane.
	- Sí - responde sonriendo -. Ustedes deben ser los Tendo,
pasen.
	Entran todos a la casa. Los tíos los esperaban con té frío
por el calor. Pasaron todos al comedor.
	- ¡Qué delicioso está el té, tía! - comenta Kasumi.
	- Gracias, Kasumi. Hmmm... veo que trajeron invitados.
	- ¡Ah, sí!. Él es mi maestro, el señor Happousai, él es mi
amigo, Genma Saotome, y éste es su hijo, Ranma, el prometido de
Akane.
	- No tenías que haberlo dicho - dicen Ranma y Akane.
	- Mucho gusto - contestan los presentados, inclinándose
levemente.
	- Así que tú eres Ranma - dice el tío Takino -. Hemos oído
hablar mucho de tu reputación como luchador de artes marciales.
	- ¿En serio?. No sabía que era tan famoso.
	- Seguramente el tío Takino tiene que haber leído un aviso
de “Se busca a este fenómeno, ofrezco recompensa” - dice Akane
provocando una risa general, menos la de Ranma.
	Nakita escucha la conversación muy atenta.
	- Supongo que ya conocieron a mi hija Nakita, ¿no? -
pregunta la tía Obe.
	- Claro que sí. Es una niña muy hermosa y encantadora -
comenta Ranma sacándole celos a Akane a propósito.
	- ¿De verdad lo crees, Ranma? - le dice Nabiki riéndose -.
A mí me parece que es igualita a Akane cuando era niña.
	Todos se rieron, y Ranma y Akane se avergonzaron poniéndose
rojos. Pero él no se iba a quedar así como así.
	- Pues no sé qué le habrá pasado a Akane que ha cambiado
tanto.
	Todos la toman como una broma muy graciosa. Akane se limita
a aguantarse la ira y decirle al oído a Ranma “Ésta me la vas a
pagar”.
	Nakita ríe en silencio, pues le parecía muy graciosa la
relación que ellos tienen como una supuesta pareja.
	Más rato, Akane y sus hermanas desempacan sus cosas en una
habitación que les pasó la tía Obe. A pesar de ser una pieza de
alojados, era bastante amplia y se acomodaron perfectamente, pues
habían justo tres camas.
	Sin embargo, Akane hacía todo de mal humor y se urgió mucho
cuando la maleta no le quería abrir. Kasumi le dijo que se calmara
y Nabiki le preguntó si se trataba de Ranma. Obviamente, Akane
respondió negativa y malhumoradamente, pero en su interior sabía
perfectamente lo que sintió cuando Ranma le dijo eso.
	En la otra habitación de alojados no había camas, así que
dormirán en sacos, pero al desempacar, se dieron cuenta que sólo
habían tres. No eran suficientes, los hombres eran cuatro.
	Desempacaban Happousai, Genma y Tendo.
	- Vaya, creo que alguien tendrá que dormir acompañado -
dice Tendo -. ¿Por qué no usted con su hijo, Saotome?
	- No, cómo se le ocurre, Tendo. ¿No ve que los sacos son
muy angostos? - rehuye Genma.
	- ¡Qué bueno!. En ese caso, yo dormiré con Ranma, no hay
ningún problema - decía muy contento Happousai, pensando en que
en la noche le echaría agua fría a Ranma convirtiéndolo en chica.
	- Pero aún así tendríamos que preguntarle. ¿En dónde está
su hijo, Saotome?.
	- Creo que se quedó conversando con su sobrina en el salón.
	Entre tanto, conversaban los dos anteriormente mencionados.
La campanilla que está colgada en el techo saliendo al patio no
sonaba pues no corría ninguna brisa.
	- Es una casa muy agradable, además, es muy similar a la
casa de los Tendo en Nerima. Es como si estuviera allá.
	- Sí, hasta tenemos un dojo.
	- Sí, me di cuenta. Quizás después vaya a verlo.
	- ¿Oye, siempre se llevan así?.
	- ¿Quién?.
	- Tú y mi prima.
	- Yo y tu... - ahí se dio cuenta que se refería a Akane
y se puso algo nervioso -. Ah, no... sólo a veces...
	- Te gusta, te gusta, te gusta...
	Ante la imprudencia de la niña y su nerviosismo obvio,
decide cortar la conversación.
	- Bueno, creo que será mejor que no hablemos más de esto.
Voy a desempacar.
	- Nos vemos en el dojo entonces.
	- Claro - se levanta de la mesa. “Qué niña, realmente se
parece a Akane por lo entrometida”, piensa asombrado. Iba a salir
del comedor cuando... -. Oye, Nakita, ¿dónde queda mi habitación?.
	- Qué tonto, yo te llevo.

	Después de desempacar sus cosas, Ranma y Akane acompañaron
a Nakita a jugar al dojo Heichi, que por cierto, tenía un increíble
parecido con el dojo Tendo.
	Jugaron a la mímica. Mientras Nakita la hacía, Ranma y
Akane tenían que adivinar. La dificultad era que tenían que dar
una sola respuesta, y Nakita se divertía mucho porque nunca se
ponían de acuerdo y discutían como dos niñitos chicos.
	Después de dejar de pelear y junto con Kasumi y Nabiki, van
a la playa a disfrutar de las tan esperadas vacaciones de verano.
	La única obligación que tenían era cuidarla, pero no era
problema. Aparte que Kasumi estaba con ella, Nakita nadaba
excelente, lo que Ranma aprovechaba para molestar a Akane.
	- ¿Quién iba a pensar que una niña tan pequeña pudiera
nadar tan bien, no es cierto Akane? - se burlaba mientras jugaba
con ella y Nabiki con una pelota de voleibol.
	- ¡Cierra la boca, fenómeno de mierda!.
	- ¡¿Qué me dijiste?! - exclama exaltado perdiendo de vista
a la pelota, cayéndole en toda la cara.
	- No te distraigas, Ranma - le reprime Nabiki, quien le
había lanzado la pelota.
	Nakita se ríe desde el mar junto con Kasumi.




II



	Mientras la niña se seguía divirtiendo con su prima mayor
en el mar y Nabiki fue a dar un paseo por la orilla para ver si
conocía a alguien interesante, Ranma se queda con Akane.
	Él miraba cómo Nakita se divertía en el agua.
	- ¡Oye, Ranma, mira esto! - le grita la niña para que él
le ponga atención. Se para encima de los hombros de Kasumi y se
tira un piquero. Ranma la ovaciona.
	- Parece que Nakita te ha tomado cariño - le comenta Akane.
	- Creo que sí. Si fuera un poco mayor, no me disgustaría
que fuese mi novia.
	Akane reacciona de tan mala forma que sus ojos parecieran
que echaban fuego de rabia por la actitud de él, no de celos,
porque a pesar de todo, es irreal que Ranma se enamore de una
niña de nueve años.
	- ¡Y si es así, por qué sigues viviendo en mi casa si no
te agrado!.
	- Sólo era una broma... ¿no me digas que estás celosa de
una niña? - pregunta irónicamente.
	- ¡¡¡Claro que no!!!.
	- ¡Oye, Akane, deja de gritar que hasta acá se escuchan! -
le reprime Kasumi desde el mar. Akane se molesta aún más cuando
Ranma se empezó a reír.
	Más tarde, casi atardeciendo, Nakita estaba sentada mirando
el mar desde la orilla de la playa mientras los demás arreglaban
las cosas para irse a casa de los tíos.
	Al mirar a dos gaviotas en pleno vuelo, la niña analizaba
la situación de Ranma y Akane como pareja: “Debió ser difícil para
ellos lo que les pasó cuando los juntaron. Me gustaría hacer algo
por ellos...”.
	Luego, Nabiki la llama para irse a casa.

	Eran como las siete y Ranma con los adultos estaban en el
dojo. Él se enfrentaba a Takino en un duelo de práctica, mientras
Genma y Sound observaban.
	Aunque sólo era eso, una práctica, Ranma luchaba con todas
sus fuerzas dejando impresionado a Takino, especialmente por su
decisión y velocidad.
	- Estoy realmente impresionado con este muchacho. Me he
enfrentado a muchos maestros de las artes marciales y este chico
no tiene nada que envidiarles.
	- Gracias y eso que no he entrenado últimamente. Usted
también es muy bueno... Mucho mejor que mi papá - comenta Ranma
burlescamente.
	- Oye, chiquillo insolente. Sólo estoy fuera de práctica -
se excusa Genma.
	- Ya lo creo Saotome. El problema es que siempre está fuera
de práctica - se burla Tendo y las risas se extienden por todo el
gimnasio Heichi.
	Luego, toda la familia reunida, es decir, los Heichi, los
Tendo y los Saotome, se acomodan en el comedor para cenar.
	Aunque se sentaron al lado, Ranma y Akane no se dirigieron
la palabra durante la comida y esto lo notó Nakita.
	Más tarde, como a las diez de la estrellada noche, Nakita
sale a la terraza de su habitación y ve a su izquierda que Ranma
también estaba en la terraza de la otra habitación. Estaba mirando
hacia el cielo, cómo buscando la explicación de algo y, al parecer,
no la encontraba.
	De pronto, aparece Akane y se pone al lado de Ranma.
	- ¿Qué quieres Akane? - pregunta un poco agresivo sin dejar
de mirar el cielo.
	- ¿Yo?. Nada - responde muy nerviosa -. En realidad, sólo
quería ver las estrellas. Están hermosas esta noche.
	- Si sólo quieres verlas, podrías ir a la terraza de tu
habitación.
	- ¿No entiendes, verdad? - dice Akane algo disgustada -.
Lo que quiero es que me digas qué demonios te pasa conmigo.
	- ¿A mí?. Nada, siempre he sido de la misma forma. No sé
por qué te quejas ahora - contesta indiferente mirando el cielo
fijamente.
	- Eso es lo que me molesta: siempre eres así de frío y
antipático conmigo. ¿Por qué no eres así con los demás como con
Kasumi, con Nabiki, con Ukyou o incluso con Shampoo?.
	Ranma al fin deja de mirar el cielo y su mirada se desvía
hacia el enojado rostro de Akane.
	- Quizás no soy yo el que estoy fallando. Date cuenta como
me tratas y quizás encuentres la respuesta. Por mí parte, me da
lo mismo, estoy bien así.
	Nakita no se convencía del tremendo orgullo de Ranma y de
la excesiva agresividad de Akane.
	De repente, y de la nada, cruzó una estrella fugaz. Esto
llamó su atención.
	- Mira, Ranma, una estrella fugaz. Pediré un deseo.
	- Vaya, ¿no me digas que crees en esas cosas?. Te creo que
Nakita crea en esas cosas pero tú ya no eres una niña.
	- ¡Óyeme, no tiene nada de malo, estúpido! - exclama Akane
en tono fuerte.
	- ¡¡¡Pues a mí me parece una ridiculez!!!.
	Mientras, Nakita pensaba: “Ranma es muy orgulloso. Desearía
que, aunque sea por un sólo día, la mirara con otros ojos y se
diera cuenta de lo contrario. Desearía que dejara de mentir”. Sin
embargo, y sin quererlo, le pidió un deseo a la estrella fugaz,
mientras el par seguían discutiendo.
	- ¡Lo ves, Ranma, por tu culpa no pude pedir el deseo!.
	- ¡Oh, qué pena!.
	En medio de la pelea, el reloj marcaba las diez y media, y
Nakita prefiere ir a acostarse en vez de seguir escuchando tanto
griterío.

	Ranma despierta a las nueve de la mañana con mucho sueño,
por supuesto. El motivo de despertar tan temprano era el pie de
Happousai en su cara, pero al tener tanto sueño, espera a que él
lo saque. De pronto, el maestro comienza a moverse y recorre el
cuerpo del afectado. Se detiene en un lugar sobresaliente del
pecho de Ranma y éste reacciona de forma inmediata, lanzándolo
lejos, exclamando “¡qué asco!”.
	Ya bien despierto, Ranma se da cuenta que estaba como mujer
y que había dormido con el viejo. Con el escándalo, Sound y Genma
se despiertan con mucho sueño también.
	- ¿Qué escándalo es ese, hijo?.
	- Ranma, ¿tienes idea de qué hora es?. Queremos dormir.
	- ¡Y yo quiero saber de quién fue la brillante idea de que
yo durmiera con el viejo apestoso del maestro!.
	Sound le echó la culpa a Genma y viceversa, así que a ambos
les llegó la furia de Ranko, que es el nombre que se puso cuando
no quería que su madre descubriera sobre la maldición.
	Luego de la paliza, con una tetera con agua caliente vuelve
a la normalidad. Ve la hora y se da cuenta que ha pasado ya un
cuarto de hora y estaba sudando, así que saca una toalla y va al
baño a ducharse.
	Tenía la mente en blanco mientras se dirigía al baño. Al
llegar a la puerta la toca y de adentro una voz dice “estoy
duchándome”.
	Ranma reconoce la voz, era Akane y su corazón empieza a
latir muy rápido y, por un lado, comenzó a sentir el deseo de
entrar para verla; pero, por otro lado, su conciencia le decía
que no lo hiciera. Su mano estaba que tocaba la cerradura de la
puerta para abrirla. No entendía nada, sólo se dejó llevar y
entra al baño sin medir las consecuencias.
	La chica ve a través de las cortinas el contorno de un
hombre y una trenza, con lo que deduce que era Ranma, así que
toma rápidamente una toalla para cubrirse y le da un golpe en
el rostro sacándolo del baño.
	- ¡Y ojalá no te atrevas a hacerlo de nuevo o te irá peor!.
	Ambos se preguntaron qué podría haber pasado, ni el propio
Ranma encontraba la respuesta de “¿por qué sentí ese tipo de deseo
si ni siquiera me gusta?”, se preguntaba extrañado, pero se confió
de que nunca más iría a pasar.
	En el desayuno, Kasumi dijo que los escuchó discutir y
preguntó el motivo. Akane respondió que “no había sido importante”
y Ranma dijo que “las diferencias ya estaban arregladas”, pasando
su brazo por las espaldas de ella llegando al hombro.
	Akane reacciona instintivamente alejando a Ranma con un
leve empujón. Quizás en otras circunstancias no se hubiera sentido
tan incómoda, pero con el problema del baño quedó muy quisquillosa.
	Ya a solas, Ranma piensa qué diablos puede estar pasando: 
“Qué raro... En el desayuno cuando abracé a Akane, sentí que mi
corazón latía rápidamente, como en el baño... ¿Qué significará?...
Quizás me estoy... - lo dice como si fuera la cosa más terrible del
mundo, pero se detiene al darse cuenta que no era tan malo.

	Ya casi en la hora del almuerzo, Akane trataba de hacer el
postre, pero no le salía nada bien y se había puesto a llorar.
	Ranma pasaba por afuera de la cocina cuando ella se estaba
lamentando. Echa una ojeada y decide entrar. Ella le dice que
saliera, que no quería que la molestara por no saber cocinar. Él
responde que no la molestaría y que más encima la iba a ayudar.
	Akane se seca las lágrimas y le contesta con una sonrisa
aceptando; por supuesto, le extrañó un poco pero prefirió la
ayuda ya que no siempre está de ánimos para estas cosas.
	Todos disfrutaron el almuerzo y el postre.
	- Qué sabroso está esto - comenta Happousai.
	- Hace tiempo que no comía tarta de arándanos - decía la
tía Obe.
	- Los hizo Akane - dijo Ranma.
	- ¿¿¿¿¿En serio????? - se extrañan todos.
	- Sí, pero Ranma me dio algunos consejos, ojalá no se me
olviden.
	- ¿Cómo cuál? - pregunta Nabiki.
	- En los postres, nunca echar más sal que azúcar.
	La reacción de los demás fue sujetarse la cabeza y murmurar
“cómo es que no lo sabía”. 
	A las cuatro de la tarde, Akane estaba jugando solitario
con las cartas y tarareando una canción en su habitación. La
expresión en su rostro reflejaba algo que hace tiempo no lo hacía:
felicidad.
	Se aparece Nabiki con una revista y unas galletas, se
recuesta en una cama a leer. Al escuchar a Akane y ver su cara:
	- Creo que sé por qué estás tan contenta.
	- ¿Ah, sí? - se pregunta sin dejar de tararear la canción.
	- Bueno, yo creo que Ranma está tratando de acercarse a ti
de alguna manera.
	- ¿Tú crees? - le pregunta algo sorprendida.
	- Claro, qué más va a hacer si lo tratas tan mal.
	- No lo sé, Nabiki. Para mí que hay algo extraño en todo
esto.
	Por otro lado, Ranma estaba tomando la siesta y tocan la
puerta de la habitación. Ranma despierta y dice “pase”. Era Nakita.
	- Ah, eres tú... Si quieres jugar espérame una hora más...
uhhh*, que no dormí bien anoche, ¿sí? - balbuceó medio dormido. 
(*uhhh: onomatopeya de bostezo)
	- No venía a eso. Vengo a confesarte algo, pero antes
prométeme que no te enojarás.
	- ¿Enojarme?... - bostezó -. ¿Pero qué puede haber hecho
una niña como tú para molestarme? - decía medio dormido aún.
	- Ayer en la noche, pasó una estrella fugaz y le pedí que
miraras a Akane de otra manera por un día aunque fuera, que dejaras
de mentir, pero te prometo que no fue con la intención de que se
cumpliera...
	- Ah, era eso... ¡¿Ah!? - exclama despertando totalmente -.
¿Qué estás diciendo?.
	- ¿Por qué crees que has estado actuando así hoy día?.
	- Bueno, no lo sé... Pero, cualquiera que sea el motivo,
lo que tú estás diciendo no puede ser. ¿Cómo es posible que
todavía la gente crea en esas tonteras?.
	- No son tonteras. Te haré una prueba. Trata de negar que
quieres a Akane.
	- ¿Qué cosa?.
	- Niega que quieres a Akane.
	- Claro que lo... - pero no puede seguir -... lo... lo...
	- Ves que no puedes, yo sabía que eso era...
	- ¡Basta! - exclama Ranma liberando tensiones -. Quién iba
a creer que me iban a convencer de una ridiculez como esa - dice
Ranma ante la mirada irónica de la niña -. Así que esa era la
razón por la que tenía deseos de...
	- ¿Deseos de qué?.
	Ranma la mira con pena pues le muestra esa carita que nadie
puede resistir, pero no se deja engañar y le acaricia el cabello.
	- No... eres muy niña para saberlo. Es increíble que esas
tonterías sirvan, si fuera así podría pedir lo que fuera. ¿Cuánto
dura el efecto del deseo? - le pregunta todavía no muy convencido.
	- Un día.
	- ¡¡¡UN DÍA!!!.
	- Exactamente hasta las diez y media.
	Concluyó que debería tener más cuidado y estar lo más lejos
de Akane, por lo menos hasta que se termine el efecto del deseo.
	Un rato más tarde, Ranma y Nakita estaban jugando a las
escondidas en el patio. Akane llega y pregunta si puede jugar. La
intención de Akane era acercarse a Ranma para que él no se sienta
tan distanciado de ella.
	Ranma estaba consciente de que no podía acercarse a ella,
pero tampoco le podía decir que no, pues el efecto del deseo le
impedía. La base del deseo de Nakita es la “honestidad”, así que
Ranma no podrá decir mentiras. Por lo tanto, tenía que buscar una
excusa que realmente sea verdadera.
	- Sabes, juega con Nakita que yo tengo que ir de compras a
la tienda de la esquina - dice mientras se retira.
	- ¿A la tienda?. ¿Y qué es lo que tienes que comprar?.
	- Una goma de mascar para mantener la boca ocupada y no
decir tantas bobadas.
	Ante la extraña respuesta de Ranma, Akane decide jugar con
Nakita, pero no se rendiría tan fácilmente.
	En el negocio, Ranma hacía la cola para pagar la goma de
mascar (un chicle). Mientras lo hacía, vio como un hombre inmenso,
como uno noventa de estatura, exuberantemente gordo, con muchos
músculos, vestido de negro, cabello largo, del estilo metalero con
cadenas y todo, sacaba sospechosamente dulces, cigarros y otras
cosas pequeñas que se las guardaba en los bolsillos.
	Ranma no aguanta y su consciencia lo obliga a delatarlo al
cajero.
	- Señor, señor. Ese hombre de allí está robando - decía con
voz de niño indicándolo con el dedo.
	El robusto hombre se acerca y dice “¿hay algún problema?”.
El cajero temblando de miedo le contesta “no, s-señor, tome lo que
guste”.
	- Oiga, cajero, cómo puede dejarse dominar por una bola de
grasa como ésta - dice Ranma olvidando que está el metalero allí,
además, lo dice porque lo siente, pues el deseo le hace ser el
hombre más honesto del mundo. Más encima, lo dice como si se
estuviera burlando de él, pues la actitud es de un niño, es como
si hubiera vuelto a la época de la infancia.
	- Oye, chico. No te entrometas - presumía el metalero. Se
veía hasta gracioso la diferencia de estatura: los uno noventa del
metalero y los casi uno setenta de Ranma. Lo toma de la ropa a la
altura del pecho con fuerza -... ¿o  quieres que te dé una paliza,
enano de mierda?.
	- ¡Qué palabrotas!. Mira, para ser honesto contigo, me hace
falta una golpiza porque, ¿sabes?, soy un pobre diablo y lo único
que hago es decir idioteces, así que me gustaría que...
	El gigante metalero estaba harto y creía que se estaba
burlando, pero lo que decía Ranma era lo que él pensaba.
	- ¡¡¡Ya basta, lo vas a lamentar, pendejo imbécil!!! -
exclama alterado levantando el brazo y cerrando el puño para darle
un golpe.
	- ... Pero, por otro lado, no quiero tener un ojo morado.
Qué dirá mi padre si me ve así. No perderé más tiempo contigo, así
que por qué no me dejas.
	Pero ya era demasiado tarde, el metalero ya no se podía
detener y el puño ya estaba cerca del rostro de Ranma y venía con
una fuerza increíble. Todos los presentes se taparon la cara para
no mirar.
	- Tú lo pediste.
	Y Ranma con un rápido movimiento, utilizó toda esa fuerza
para aplicarle el “dragón volador”, truco que utiliza la fuerza
destructiva del oponente para ser devuelto mucho más fuerte,
lanzando lejos al metalero.
	Después, Ranma va hacia donde el cajero y le deja el valor
de la goma de mascar.

	El reloj marcaba las diez veinticinco de la noche, Ranma
estaba comiendo la goma de mascar con muchas ganas y arreglando sus
cosas pues al día siguiente se irían de vuelta a Nerima.
	Llega Akane a la habitación, siguiendo con las mismas
intenciones que antes. Se sienta enfrente de él.
	- Oye, ¿te ayudo?.
	- No, no creo que sea prudente, aunque me gustaría, pero
va en contra de lo que dije en la tarde... ¡¡¡AY!!!... ¡¡¡Por qué
tienes que confundirme de ese modo!!!.
	- Calma, sólo quise ayudarte y... ¿Yo te confundo?.
	- Bueno, para no confundirme, entonces será mejor que... -
pero Ranma no podía seguir pues su consciencia se lo impedía.
	- ¡Qué te pasa, Ranma! - exclama enojada -. Primero me
tratas mal, luego me espías en el baño, después tratas de acercarte
y nuevamente te distancias. ¡No te entiendo!.
	En ese momento suena el reloj a las diez y media.
	- ¡¡¡Y cómo vas a entenderme si eres tan... tan... tan... -
y nuevamente le pasa lo mismo, pero desea completar la oración y no
se atreve -... bonita.
	- ¿¿¿¿¿Eh, qué fue lo que dijiste?????.
	Pero Ranma no responde. A Akane le brillaban los ojos como
nunca y Ranma se acerca poco a poco. Sus corazones laten más fuerte
y rápido que nunca. Se acercaba más y más y más... pero se abre la
puerta y caen de hocico al suelo el maestro, Sound Tendo, Genma,
Nabiki, Kasumi, la tía Obe, el tío Takino y Nakita.
	- Me lo imaginaba - comenta Ranma.
	- Oye, Ranma. Ya son más de las diez y media, el efecto del
deseo ya pasó - le dice Nakita.
	Ranma sorprendido, traga saliva y al mirar a Akane, ella le
pregunta “¿qué deseo?” y él se desmaya.
	- Qué lástima. Se desmayó - dice Genma.
	- Estuvo a punto - complementa Tendo.

	Al día siguiente, se despiden y prometen volver en otras
vacaciones. La despedida entre Ranma y Nakita fue diferente, pues
ella le agradece mucho a Ranma por pasar los mejores días de verano
de su vida, y él... bueno, le promete ya no ser tan mentiroso como
antes.
	En el tren, Ranma estaba sentado con Akane nuevamente.
No se habían dirigido la palabra desde anoche, hasta que...
	- Oye, Ranma. ¿A qué deseo se refería mi prima anoche?.
	- Ah, qué. No... ninguno en especial.
	Mientras Akane todavía no tenía las cosas claras, para
Ranma había algo muy cierto: de la niña y el deseo nunca se va
a olvidar.

Un fanfic de LG
(c) 1999 Felipe Torres.


Éste es el quinto capítulo donde conocemos a una pequeña e inteligente niña que lo único que quería era que la relación entre Ranma y Akane mejorara. Bueno, ni ella ni los demás lo saben, pero en los futuros capítulos la pareja de adolescentes no tendrán tanta paz y descanso como en este fanfic de vacaciones.

Ya saben, mátenme escribiéndome un mail por cualquier reclamo o sugerencia.

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