"No se menciona el sábado"

Jesús no le dijo al joven rico que debía guardar el sábado (Mat. 19: 16-26); cuando se refirió a los grandes mandamientos, indicó sólo dos (Mat. 22: 35-40). Tampoco se mencionó el sábado en el concilio de Jerusalén (Hech. 15: 1-35). ¿Eso no significa que el sábado había dejado de ser un día de observancia obligatoria?

 

A fin de ofrecer una respuesta clara, convendrá analizar los tres casos por separado.

El joven rico: Jesús fue explícito con él recordándole cinco de los Diez Mandamientos. No citó los cuatro primeros ni el décimo. Si por no mencionar el sábado, que es el cuarto, estamos autorizados a desobedecerlo" por lógica nos asiste el mismo derecho a desobedecer los otros no mencionados. En lógica se señala la falacia de este argumento diciendo que "el que prueba demasiado, no prueba nada"
Jesús no mencionó al joven rico muchas cosas necesarias en la vida del creyente, como ser la fe, la gracia, el arrepentimiento, etc. No diríamos por eso que no son necesarias. Aceptamos, por otra parte, que Jesús como Maestro de los maestros no se equivocó en su método de enseñanza. Hizo lo único y mejor que convenía hacerse. No hay duda que si alguna vez ese joven reflexionó, se dio cuenta que era adorador de un dios ajeno: sus riquezas, pecado señalado por el primer mandamiento. Y es precisamente la fe, no mencionada al joven rico, la que a todos nos ayuda a ser obedientes (Rom. 3: 31; Heb. 11: 6). Por lo dicho, queda claro que no queda anulado el mandamiento del sábado porque Jesús no se lo menciono; como tampoco quedan anulados los otros mandamientos por la sola razón de que no fueron mencionados en esa ocasión.

Dos mandamientos y no diez: Los dos mandamientos citados por Jesús sus fueron tomados del Antiguo Testamento. El primero está en Deuteronomio 6: 5 y el segundo en Levítico 19: 18. Vale decir que fueron dada por el mismo Dios que dio los Diez Mandamientos; por lo tanto, no se anulan, sino que se complementan. Los dos son la síntesis de las manifestaciones de nuestro amor a Dios y al prójimo, y los diez son el análisis o la expresión detallada de cómo hacerlo.

"De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas", dijo Jesús. "Depende" quiere decir, estar en sujeción o subordinación de uno, provenir, proceder, ser consecuencia. Y eso es justamente lo que sucede, Los Diez Mandamientos son consecuencia o provienen de los dos principales. Los primeros cuatro nos enseñan cómo amar a Dios con todo nuestro corazón y nuestra fuerzas, y los últimos seis, cómo amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Así es que los dos mandamientos no anulan los diez, ni los diez contradicen a los dos. Los diez dependes o provienen de los dos. ¡¡

El concilio de Jerusalén: La carta apostólica dice: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bies haréis" (Hech. 15: 28, 29). En la carta se hace referencia directa al séptimo mandamiento. Si aceptamos que por no haberse mencionado el sábado, eso significa que no hay que guardarlo, ¿qué de los otros ocho mandamientos no mencionados? ¿Quedaron anulados? ¿Y qué de la fe, la gracia, el arrepentimiento, el bautismo, que tampoco fueron mencionados en la carta? ¿Eso nos autoriza a descartar tales verdades?

¿Qué cosas se estudian en un concilio? Los problemas que causan disputa o inseguridad, para encontrar la forma de resolverlos. Las doctrinas o mandamientos aceptados no se discuten en los concilios. Por eso nada dice la carta respecto al robo, al sábado, al bautismo, a la gracia, etc. En esas cosas no había desacuerdo. Para la iglesia cristiana de ese entonces no había duda si debían guardar el sábado o el domingo. Todos guardaban el sábado, y por esa sencilla razón nada se dijo respecto al día de reposo.

De haber habido cambio en cuanto al día de reposo, sin duda se hubiera levantado una seria polémica. Grandes fueron las reclamaciones de los judíos y serias las amenazas cuando Jesús se propuso enseñar la correcta observancia del sábado. Hasta quisieron matarlo (Mat. 12: 14; Juan 5: 16). ¡Qué clamor de protestas se hubiera levantado si los discípulos hubiesen enseñado que el sábado estaba abolido y el domingo era el verdadero día! Nada de eso aparece en el Nuevo Testamento. Ese silencio total en cuanto a un cambio, es la prueba mayor de que todos observaban el sábado.

(Tomado de "La Biblia Responde", de J.Armando Bonjour).

 


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