"La ley es una sola"

 

Una parte considerable de las profesas iglesias cristianas de la actualidad aducen equivocadamente que no podemos hacer distinción entre el Decálogo y el resto de las leyes dadas a Israel porque la ley es una sola de modo que los textos que se refieren a la abolición de las leyes ceremoniales incluiría la pérdida de valor y vigencia de la Ley de Dios. Basan esta posición en Santiago 2:10 que dice: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos". Según ellos, el versículo mencionado estaría aseverando que si estamos dispuestos a obedecer los Diez Mandamientos, debemos obedecer también la ley mosaica. ¿Es esto tan así?

Con seguridad podemos decir que no. Primero que todo, la acepción "ley" en la Biblia tiene muchos significados (pentateuco, ley moral, ley civil, ley ceremonial, ley como principio general, etc.), de modo que para poder interpretar el texto hay que utilizar el principio de interpretación contextual, es decir, ver el contexto del pasaje.

Casi como si Dios no quisiera dar lugar a dudas, el verso siguiente nos da la respuesta: "Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley".

Así tenemos que Santiago 2:10 se está refiriendo específicamente a los Diez Mandamientos y no a "ley" como principio general. Esto es más comprensible cuando recordamos cuál es la naturaleza de la Ley de Dios. Romanos 13:8-11 nos afirma que los Diez Mandamientos se resumen en un principio máximo: EL AMOR. Ahora entendemos a qué se está refiriendo Santiago cuando hablaba de la unidad de la Ley. Evidentemente el amor, como principio y esencia de la Ley de Dios, no puede dividirse. No puedo decir que amo a Dios si hay un aspecto en mi vida y en mi carácter, por pequeño que parezca y que revele mi falta de amor a El. Por eso Cristo dijo: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto" (Lc.16:10), "De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; más cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos". (Mat.5:19).

La ley de Dios jamás ha perdido su vigencia. Ella es el reflejo del carácter de Dios (1 Jn.4:8), de manera que posee una naturaleza especialmente preponderante con relación a las demás leyes que Dios ha dado a este mundo. La Ley de Dios es una ley universal, dada a la humanidad entera como manifestación de su voluntad y el espejo que revela nuestro carácter (Sant.211-13; 1:22-25).

A continuación transcribiré un par de testimonios de protestantes con relación a este tema:

"Los diez mandamientos no son diez leyes diferentes; son una ley. Si yo soy sostenido en el aire por una cadena de diez eslabones y rompo uno de ellos, caigo tan ciertamente como si rompiera los diez. Si se me prohíbe salir de un lugar cerrado, no hace ninguna diferencia cuál sea el sitio por donde salga" (D.L. Moody, Weighed and Wanting, [Pesado y hallado falto], ed. 1898, pág.119).

"Al amar él [un metodista] a Dios, guarda sus mandamientos, no sólo uno, o la mayoría de ellos, sino todos, desde el menor hasta el mayor. No está satisfecho con 'guardar toda la ley, y ofender en un punto'; sino que tiene, en todos los puntos, 'una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres' " (Juan Wesley, The Character of a Methodist [El carácter de un metodista], en Works [Obras], tomo 8, ed. 1830, p{ag.344).

(DVM)

 


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