La Ley y los profetas eran hasta Juan

 

Lucas 16:16 dice: "La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él".

Al leer este versículo algunos creen encontrar un fundamento para anular la vigencia de la ley. ¿Afirma este texto que "terminó" o dejó de tener valor la ley?.

Para comenzar, "la ley y los profetas" era una expresión que designaba todo lo que nosotros conocemos por Antiguo Testamento. "La ley" incluye los cinco libros de Moisés; y "los profetas", los escritos de los profetas.

El hecho de que se dijera que eran hasta Juan, quiere decir que esos escritos eran los únicos documentos que contenían, hasta entonces, lo revelado por Dios respecto de su reino (ver Mt.11:13). En Mateo 5:17 encontramos que Cristo declara que su misión no era "abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir". En efecto, El cumplió las figuras y sombras ceremoniales contenidas en los libros de Moisés como la gran realidad prefigurada, y en El se cumplieron las profecías mesiánicas. Por eso declaró que las Escrituras daban testimonio de El (Juan 5:39). De manera que "la ley y los profetas" (Antiguo Testamento) no fueron abolidos por Cristo, sino cumplidos en El.

Pero hay un aspecto que también está implícito en esto de "la ley y los profetas".

Al señalar los dos grandes mandamientos, los cuales son un resumen de los Diez Mandamientos (ver preguntas 1 y 2), Cristo dijo que de ellos "depende toda la ley y los profetas" (Mt.22:40). En otras palabras, el Señor afirma que el Antiguo Testamento es la exposición de los dos grandes principios enunciados: amor a Dios y amor al prójimo. Esto queda más claro al recordar lo que Cristo dijo en otra oportunidad: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mt.7:12), y con lo que Pablo declara: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" (Gál.6:2).

En consecuencia, los principios que sustentan el Antiguo Testamento permanecen vigentes para nosotros. Las profecías mesiánicas y las sombras de Cristo se cumplieron en su persona, pero ello no quita validez ni a la Palabra de Dios ni a su Ley, sino que por el contrario, las confirma

(DVM)

 


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