¿El Nuevo Testamento presenta sólo dos mandamientos?

 

Muchos, al leer Marcos 12:28-34 creen que Cristo enunciaba dos mandamientos nuevos. En aquella ocasión un escriba le preguntó cuáles eran los grandes mandamientos. "Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos"

El mismo Jesús mencionó el segundo gran mandamiento como un mandamiento nuevo: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros" (San Juan 13:34). ¿Eran realmente nuevos estos mandamientos?

La verdad es que no. El primero mencionado por el Señor está en Deut.6:5, y el segundo en Lev.19:18. Entonces ¿por qué Cristo presentó el segundo gran mandamiento como un mandamiento nuevo?.

El apóstol Juan nos aclara el dilema. 1 Juan 2:7-11, dice: "Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio. Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. El que dice que está en luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe adonde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos"

En consecuencia, el mandamiento del amor al prójimo y el del amor a Dios habían sido dados desde un principio, pero pocos los habían comprendido. Para los judíos eran como mandamientos nuevos, ya que Cristo con su ejemplo dio una nueva luz para comprender su real significado (ver estudio anterior). Concluimos pues, que el Nuevo Testamento no presenta dos mandamientos nuevos, aunque para los judíos sí lo parecían. Estos dos mandamientos constituyen los mandamientos de Cristo, y deben ser los mandamientos de nosotros también.

(DVM)

 


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