LECCIÓN 8: LA NATURALEZA DE LA LEY

(Parte 2)

 

 

La Biblia define la Ley de Dios como la Ley del amor, la Ley de la Vida y la Ley de la libertad. Estos tres conceptos bíblicos derriban toda idea que sostenga que la Ley de Dios es una carga pesada que no es deseable ni posible obedecer.

La Ley de Dios es la Ley del Espíritu, es la Ley del nuevo espíritu del cristiano. Ninguna persona puede comprender a cabalidad su significado sino hasta que la experimenta en su propio corazón por medio de la fe. La mejor manera que tenemos de conocer su aplicabilidad en la vida de los creyentes es viendo el ejemplo de Jesús. Cristo vivió conforme a la Ley. Su vida se ajustó plenamente a cada precepto. Demostró en El que la Ley no se puede cumplir de otra manera sino que a través del conocimiento diario de Dios. La Ley de Dios expresada en esos diez santos preceptos, es en realidad mucho más que eso. Veamos a continuación lo que declara la Santa Palabra.

 

1) ¿Cuál es la ley que Cristo obedeció y predicó? (Gál.6:2)

R = El Señor predicó la ley del amor, contenida en los Diez Mandamientos (como se vio en el estudio anterior).

 

2) El cumplimiento de la ley del amor ¿se restringe sólo a esos diez preceptos? (Sal.119:96; véase Jn.19:16-22)

R = "Amplio sobremanera es tu mandamiento". Los Diez Mandamientos no contienen diez deberes, sino que contienen el más grande principio del universo: el amor. El amor abarca nuestros pensamientos y sentimientos más profundos. El creyente que ama a Dios es guiado por el Espíritu Santo en su actuar. Los frutos de esa relación llevan al cristiano a vivir con la ley del amor en su corazón. Si no hacemos de Cristo el centro de nuestras vidas, cometeremos fácilmente el error de cumplir sólo la letra de la ley, y no su esencia o espíritu; caeremos en el ejemplo del joven rico (Juan19).

 

3) Si la naturaleza de la ley es el amor, ¿puede resultar sacrificado para nosotros el cumplirla? (Deut.30:11-14; 1 Jn.5:3)

R = La ley fue hecha de tal manera que sólo quien ame de verdad al Señor, puede cumplirla. Si la obediencia a la ley de Dios se manifiesta en un mero cumplimiento externo se torna en una obediencia tediosa. Dios requiere un genuino servicio de corazón, una obediencia afectuosa, fruto de nuestro amor a El.

 

4) ¿Cómo declara Pablo la naturaleza de la ley de Dios, según su propia experiencia? (Rom.7:12).

R = La ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno. Tales características coinciden con el carácter de Dios, quien es santo (1 Ped.1:15,16), justo (Jn.17:25), y bueno (Jn.10:11).

 

5) Por ende, ¿Dónde declaraba Pablo tener escrita esta ley? (Rom.7:22,25)

R = Esta ley se escribe en la mente y en el corazón (Rom.2:15). Tales han sido siempre los objetivos del pacto para la salvación del hombre (Heb.8:10; Deut.4:12,13).

 

6) ¿Es divisible la ley de Dios? (Sant.2:10-12)

R = No, porque el amor verdadero es completo. Por lo mismo, no puedo decir que amo a Dios si no amo a mi prójimo (1 Jn.4:20,21) y a la vez, no puedo decir que amo a mi prójimo si no amo a Dios (1 Jn.5:2). Esto es lo que demuestra el cumplimiento correcto del amor.

 

7) ¿Cuán abarcantes son estos mandamientos? (Ec.12:13)

R = Los mandamientos son el TODO del hombre. El amor debe abarcar todas nuestras acciones, pensamientos y palabras, para así vivir en armonía con la voluntad de Dios.

 

CONCLUSION:

La Ley de Dios tiene una naturaleza única. Es tal, que existe sólo una manera de poder cumplirla, y ello ocurre cuando Dios la escribe en nuestro corazón. Por eso es una ley espiritual, que rige nuestros actos y pensamientos. Es una ley perfecta, porque está basada en el amor y es un reflejo del carácter de Dios, de manera que al escribir su ley en nosotros, Dios imprime su carácter en nosotros.


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