Letras
Salvajes Número 9 2005
Roberto Sánchez
Selección de Azar de la lluvia
(Santo Domingo: Cocolo Editorial, 1996)
HONDURA DEL TACTO
Se disuelve en su capacidad la urgencia
inevitablemente material
rasguito no codificado como maquinaria
de abejas.
Están tus rodillas en mi cintura liberando su repertorio
descubriendo el acto donde los suspiros se quiebran.
Transformo la disposición de la carne
por esta realización
a lo soñado contrapongo inimaginada materialización
entero como obstáculo me dispongo
húmedo, simulando una madrugada sexual.
En éxtasis cómplice me ahondo
en pura confrontación con el presagio, distinto
con la atracción desplegada en la hoguera.
Tú surges de la composición primigenia y definitoria
yo me compongo en el testimonio del roce
privilegio la técnica del sudor y su cicuta
en la ortodoxia del acceso a mudas partes.
Voy hecho magia como burbuja satisfecha en su medida
agradezco interpuesto esta hondura del tacto
ahora transcurrida materia de retorno a la contracción.
CONMEMORACIÓN DEL RECUERDO
Te invento sobre mí cuando la noche se escurre
taciturna
y el aceite conmemora su afirmación
entre vellos y manos.
Con ojos de sándalo la forma del éxtasis te doy
imagino tu piel erguida al paso de mis dedos
y no me sacio.
A esta hora mi vida te ofrezco para que vuelvas
al instante primero;
tu estela me restablecería entrelazado por un torrente.
Desciendes a posarte en la ventana de mirar el plenilunio
asaltas mi lecho al tocar los grillos su prístina sinfonía
esa que jamás pudo entonar la garganta que me nombra
en la nada.
Te descubro estampada en el vuelo de alguna luciérnaga
su incandescencia la pasión destapa
y retorno de pronto a la iniciación
del roce primigenio.
La nocturnidad sólo la transita un espejo arrastrando
tu rostro.
Como granizo de fuego un sudor se apodera de mí:
es que tu redondez mi selva asciende.
Convulso como mar en júbilo pregunto
pero la memoria no existe.
Palpo en la lejanía de tus muslos de agua disolviéndose
la trama se tuerce y me sujeta
me ciño al clamor de la palma con un canario
en su centro.
Entonces arriba la destrucción y yo sumergido
en la exuberancia de tu cuerpo.
ARTIFICIO DE MORIR
Sólo sé morir desde que soñar es una daga
contigo tatuada.
Eres la hondera que trastorna mi equilibrio.
Tú mi más sosegadas zonas agitas
con ese pisar.
Libera tu artificio donde encantado se perece
cuerpo que se agranda en la mirada como tormenta
de peces.
Encender el corazón con otra llovizna es incendiar
las venas.
Tu corazón corroe mis rodillas
de su aletazo en mis sienes para la desmemoria.
Luego fluyen esquirlas ante la presencia de unos labios
ya huérfanos, fatigados
anhelando otra forma de sucumbir
a la vez que se redima la exactitud de la carne.
Destilada, ejemplar, florecida
tú inagotable tú más rotunda renaces.
Agoniza mi sol en tanta humedad inabrazable.
¿Cuál materia se multiplica contigo hasta hacerte atroz?
El bronce del rostro precipítase a tu catarata
escapa el sudario mientras incansable te derramas.
Exhausto contemplo tus apariciones sin vestuario:
agonizo al enlazarme tu fuga entre la bruma.
ESCENAS DEL SUEÑO
Arroja la aurora tu efigie y desciendo
tenuemente
sobre rastros que se quejan.
Recinto y vasijas devana hecha entrañable
presencia
como si la vida consigo transgrediera la soledad.
Su trayectoria acierta en sábanas que padecen tatuajes.
Restaura escenas desarrolladas en la penumbra
cuando el sudor moja la luz.
Es un puñal dirigido a rasgar el corazón que se resiste
al eco del olvido.
Colocada en mis ojos desarraiga lo venerable
echa montañas de fuego en el lecho y duerme conmigo
haciéndome soñar tu cuerpo como pluma en el mío.
Desde el espejo reinventa viejos dramas
donde tú eras yo soplando en el lugar destinado
a la agonía.
Todo lo toca.
Nada se resiste.
Es un castigo la historia.
Llegas y nadie te niega: mi sangre impune salta
a tu encuentro.
Te conozco tan perfectamente que despierto
y sólo existe imperceptible tu huella en el aire.
No cabe en la rabia tanta tristeza.
EN EL ESPEJO DE LA LUNA
Quien destapa la piel es otro:
vuelvo a ser nada cuando son tanto muerte
y olvido.
Sólo fantasmas ocupan la memoria
ruinas disolviéndose en una retrospectiva púrpura.
Aquello tan amado rodando está en la ceniza
se esparce donde el azufre se solaza.
Herido por el recuerdo le hablo al espejo de la luna.
Teñido de ti entro a las sombras con peticiones
inimaginadas.
Gotea el alba y yo deshilando esferas parecidas
a tus ojos.
En mi pecho aterriza tu anochecido navío
le acompaña el veneno emanado aquella vez.
Es más que el mar tu voz no estrenada:
la evidencia esa rotundidad empezando donde le paisaje
se extiende.
Acontece en tu garganta el signo enemigo
en la superficie se esparce bloqueando capullos
intocados.
Retornaré a reivindicar el suelo de mi casa
la ventana de contemplar anillos florales
o plenilunio chorreando lo divino.
Con ellos duermen colibríes que me abrazan
y prevalecen confidentes un nombre y una canción.
Es un abismo toda repentina belleza instaurada
en la noche.
MUJER DE LLUVIA
Sembrada en los párpados vas conmigo
adonde surca el plenilunio la noche
y blanquea vertical una paloma.
Te sitúo en la palabra que despeina
las araucarias
vibras en la arcilla más agua que arena.
Te integro a esta unión como prisma dignatario
que conmueve la aspiración del espasmo.
Traspasa la musculatura con renovada inquietud
yo extenderé el contagio en la acepción amarilla del día.
Erguida en trozos de viento revolotea mi floresta:
te acogerá insonoro el jaspe de mi cuerpo.
A tus ojos nada se parece: tienen el esplendor del ámbar
en su exacta longitud excluyen niebla e incendian
oscuridades.
Se han abierto amapolas donde ocurre la greda
es que sustituye la canción del musgo tu desnudez.
Al seco sonido de aleteos tu campanario se destapa
a ritmo de gota y vasija en otra orilla crece la certidumbre
antecediendo la coherencia del movimiento y su arista.
Después de tu piel sólo existe tierra
fantasmas de insomnio anunciando nulidades.
Estás precipitándote a la mansedumbre del tálamo
dando respuesta a la humedad que califica concesiones
y rebeldía.
Contigo se moja la mirada hasta hacer la arquitectura
de los sueños
gotea de tu pecho el humo mortífero que me salpica
entonces acuden tus acuáticas manos a deshilar
la osamenta
con determinada crucifixión y desmedido olvido.
ESA MUJER DESPIERTA EN EL SUEÑO
Dibujada permanece donde cuerpo y fantasía
se deshojan
inmensa como un puma petrificado
en la asechanza.
Sábanas me reverencian en densa caída hacia la trama
súbitamente empieza a propagarse su bestiario
edificando desgarraduras que se expanden
hasta vaciar las protuberancias y fluir en el desmayo.
Así me descubre un pájaro nocturno
oteando en los resquicios de la existencia
yendo a la residencia de un lecho húmedo todavía.
Dormido bajo la lluvia despierta está en el sueño
otra que no conozco es enarbolando menudas esferas
que agonizan una a una en mi boca.
Me ciega con sus labios, vence mi vientre
traspasas el sollozo y se establece como una flama.
Danza, anuda su balanza, asombra, celebra la cadencia
alcanza caravanas de quejidos mientras me moja
con fervor.
A esta amalgama responden músculo y aceite
como en otra ensoñación.
Desmemoriado, monstruosamente ausente, simbólico
regreso a los brazos del descanso
donde se tamizan los recuerdos y el origen se pierde.
CUANDO LOS DIOSES SE AMAN EL MAR CANTA
Insospechable está desmoronándose la luna
encima del mar
cuando los cuerpos se despliegan en un pozo
de coral.
A cada parpadeo de manos le corresponde un trébol
de este modo se devela la erupción causante del delirio.
Indetenible sobre el muro ella se despeina con el tacto
puesto en el fuego.
No rompe su estrela hasta no clarear otro sol
por la tempestad que desata el deseo.
A la orilla llegan quejándose las olas como calamares
enamorados
detrás canta un numen ebrio de
soledad y lujuria.
Poseídos de premura los poros engendran toda delicia.
La sangre estremece los quejidos, asume el ritmo.
Entre prisionera tersura luce el salitre su gala desnuda
funda torbellinos que instalan en la piel
campanarios de susurros.
En mí yace el reflejo casi al despeño
en ti nace el ímpetu que al mar quiere descarrilar.
AUSENCIA A DOS VOCES
No eres la mancha que ensucia la lumbre.
No creo en unos ojos sin el halo que rige
a ala mariposa nocturna.
¿Por qué te ocultaste si yo aspiraba
a eclipsarme con tus astro?
Ah, te perdiste en la luz como le sucede a los insectos
por eso mordí el cadalso de tu ausencia.
¿Imaginas cómo sucede la realidad de las sombras
tan distante de lo amado?
¿Acaso otro farol hiere más la intimidad o el sentir?
La estatura del amor se mide en soledad:
la presencia puede disolver la incógnita de la pasión.
Sin embargo te prefiero al sollozo de la agujas
consumiendo la vida.
Pero el instante sustenta la lejanía con su volumen
siempre transparente
la vigencia del asombro genera el nacimiento
de una flor acuática que sólo vive hasta el alba.
Después se confunden simetría y retorno.
Iluminación y lluvia generan otro suplicio
otra caída en una trama jamás imaginada.
Aunque el suicidio de un beso en una boca distinta
puede desamarrar la eternidad.
El día tiene grietas donde se puede morir
y no ser más que otra historia no contada por nadie.
PASIÓN POR OTRO ORIGEN
En la ruedas del; viento transito a extraviarme
en tus brazos
para prolongarme en ti hasta alcanzar
una muerte más digna.
Enrédame en tu mano y deposítame al sur del oasis
que devuelve la vida:
nadie detiene ahí la caída que provoca la catarsis.
Traspasa mis piernas sin premura
al desaboco te aguarda un ángel anhelando desdoblarse
al roce.
Que surque tu aliento el ombligo de mi territorio:
te pertenecen las partes más dóciles y secretas
esas que florecen con la sola respiración hacia dentro
o con la piel dispuesta a la barbarie.
Renacido en la carne está el obstáculo a ser deshojado
más bien sostiene el desahogo a que aspiran sangre
y corazón.
Ven a destronar la vivienda del polvo con tus garras.
Seré la gema y tú la pionera tejiendo su red.
Te acepto como la tierra al agua.
Sucédeme la agonía, edifícame en otra vida
sustituye mi piel por un líquido que te estremezcla
así me perdería entre tus poros procurando un origen
distinto.
Roberto
Sánchez. Nacido en San Juan de la Maguana en 1955. Poeta y narrador. En 1976 gana el segundo lugar en el concurso
de poesía de San Juan de la Maguana. En
1979 se traslada a Cotuí, donde ayuda a la conformación del Movimiento Cultural
La Zafra. Se traslada a Santo Domingo en
1986,y allí participa activamente de la vida cultural. En 1991 publica Candela,
su primer poemario. En 1992 funda junto
a otros escritores el colectivo literario Cardúmenes. Establece Cuentacuentos en Casa de Teatro de
Santo Domingo en 1993, espacio dedicado al análisis, discusión y crítica al
cuentero de turno. A finales de 1994 publica Tránsito de la carne. Su libro de narraciones El fantasma de
Alma Rosa se publica en 1996. En ese
mismo año aparece Azar de la lluvia