Letras Salvajes                     Número 9                                        2005

 

 

Miguel antonio jiménez

 

 

 

Selección de Nervio de lo oscuro (Santo Domingo: Editora Búho, 2004)

 

 

EN MI VOZ

 

Corriendo en nuestra sangre la mirada del agua

altura del oído donde la sangre es sueño

es murmullo la huida que el silencio vulnera

ahonda el placer su convulso naufragio

se me oye la voz en el torrente líquido

el fondo funde el tiempo del mar y de sus mitos.

 

 

 

EL GRIAL

 

Escribe la lluvia sobre la tierra su epitafio

deshojando el florecer su neblina de labios

besa el vaso derramando su grial en el misterio

la espiga de la sangre espuma vierte

borrando las cifras las palabras del arte

es la semilla la música del agua

por fuera va apretando el amor su líquida existencia

duele lo que nos sangra por dentro es la raíz.

 

 

 

LA MÚSICA

 

El agua es un deseo de música

y la voluntad de ser es melodía

de la música relee el pensar mundos posibles

eleva el piano la voz

es el corazón la esencia de la música

ella nos hace el sol del movimiento

porque el sol y el amor se mezclan en música

es una furia de sonidos

en nuestros ojos un puñal que hunde su melodía

y adentro sueña

palpa el tiempo la música

y ella es sombra del arte en extinción del vértigo

la música es un sueño en sucesión

su distancia es un horizonte de sonidos

y su música nos embalsama en un suspiro

porque por la música morir es un hechizo

y más allá de tu voz queman las olas.

 

 

 

RESPIRANDO SU AUSENCIA

 

Todo lo que gime es todo lo que huye

cuando la tarde se desangra en los tejados

ahoga el temblor la nada de su lila

quemado en el hocico el ladrido del alma

lila en las aromas sus antiguos recuerdos

retuerce el mar los sentidos del sueño

descendiendo del aire la pluma de su agua.

 

 

 

ABISMO DE LA NADA

Son los tambores lagunas de sangre

donde se ve la luna redondear las miradas de la música

tiembla el tacto desnudo en las sombras del beso

 

huella hablan su angustia en el hueco del tiempo

un sudor yodado se derrama en la sed

en el oído un hueso agoniza la vela

el aire se desliza respirando silencios

destroza el mudo su tejido de santo

quemar tus ojos es crecer en el abismo de la nada.

 

 

 

APUNTE A LÁPIZ

 

Y ayer cuando la calle moraba en el olvido

volví a hallar en los libros la nostalgia

la luna escribe en sombras su escritura de sueños

desabrocha el desnudo su talbia de recuerdos

e imantan los contenes la lluvia su imagen

la familia va creciendo en el sendero

y un silencio de agua transparenta la vida.

 

 

 

AHUECA LA MANO SU DOLOR

Telas danzan el dolor

mientras flamea la lluvia su retozo de sueño

hilan los dedos el mar desde la vida

y se arremolina el llanto del ninguno.

 

 

 

SOBRE EL AIRE AL OÍDO

 

Sobre el aire al oído vibra el tiempo

inaprensible el alma es un violín de lluvias

crece el musgo su sal en el plomo del aire

llama la luz que abre su final en la página.

 

 

 

CAPITALES DE SUEÑO

 

Como gotas de agua doblan en su elegía

los desnudos del alma

y el imán de su música va dejando en la huella

los caminos de carne

muerde la huida el fantasma de sus muros

imposible el movimiento disminuye su punto

busco al alba despojos de una sombra

     que en el aire se inhibe

voy quemando el deseo venciendo el horizonte

ahondando en sus raíces capitales de sueños.

 

 

 

HABLA LA SANGRE SU VUELTA A LA MEMORIA

Háblame del instante dormido en el silencio

del tiempo donde gira la posesión del ser

y se desliza el sueño en el umbral del alba

h;ablame de la palabras danzando en la boca de un mudo

háblame del olvido en las crestas del siglo

y de las puertas rotas mecidas por el viento

háblame de desnudo que en su dolor de huecos absorbe el aire

háblame del tacto de la sombra en la nada del mundo

háblame del oído en la llama del eco

y del ámbar de luz cristalizando el ojo

de la médula de astro en la caída del ser

háblame de la huella extendida en el trigo

háblame tu luz de ayer tu soledad de mar

quebrada en el silencio

háblame del éxtasis oscuro torciéndose en el grito

háblame en tu hueco de venas fábulas sollozando tus raíces

háblame del vencido flotando su cuerpo entre tu voz

háblame de la sed transformada en rocío

descendiendo en el pétalo de la rosa en la vida

háblame del desnudo definido en su imán

de la convulsa tentación del náufrago

fundiéndose en el verbo en la primera sílaba

háblame de la curva del agua soñando sus orillas

donde durmientes borran en glorias sus perfiles

háblame de los muertos que sus manos de tierra

arañan el temblor de las miserias

háblame de los pies oscuros ladrando por sus bordes

cicatrices del tiempo

háblame de la mejilla desangrando la tarde de aquel lunes

de octubre bebiendo entre tus ojos el cristal de la sed

háblame de las lluvias corriendo por su solas penetrando

en tu boca

háblame de la sangre lilando en las esquinas

un sueño apuñalado

háblame de la sangre desgarrando la herida

corriendo sobre el luto vengándose en su forma.

 

 

Miguel Antonio Jiménez. Nacido en Hato Mayor en 1955.  Dirige el Taller Literario César Vallejo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.  Fue colaborador del suplemento “Ventana” del periódico Listín Diario.  Su poesía ha sido traducida al italiano.  Ha sido antologado en la Enciclopedia dominicana (1994), Novísima poesía dominicana (1984), Estos días (1984) y Juego de imágenes (1995; 2001).  Ha editado los dos tomos de la antología de poetas del Taller César Vallejo: Al filo del agua (2000). Sus poemarios son: Temblor de pasos (1995), Amante del amor (1999), El laberinto terrestre (2003) y Nervio de lo oscuro (2004).  El poeta y crítico Frank Martínez menciona lo siguiente: “En la obra de Miguel Antonio Jiménez el tiempo sucesivo de la historia y el lenguaje comporta una significación negativa en virtud de su vinculación al desastre. En su afán por escapar de los límites que la realidad histórica y la vivencia cotidiana imponen, el protagonista poético pugna por fraguar su zona sagrada, un espacio autónomo sólo habitante a fuerza de la palabra.  Al igual que la inmensa mayoría de los poetas de la década del ochenta, en la obra de Jiménez, el influjo borgeano es irrefutable.  Dios, el mito, la noche, el sueño y la voluntad de absoluto son algunas de las constantes temáticas que definen el impulso esteticista y filosófico de esta poesía en la cual el arte, lejos de exhibir una condición derivativa con respecto al orden de la naturaleza, parecería afirmar su precedencia” (Juego de imágenes: La nueva poesía dominicana.  San Juan & Santo Domingo: Isla Negra, 2001. Pp. 128-129).

 

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