A HARD DAY'S NIGHT (1964).Película de Richard Lester. Con Los Beatles.








Más peliculas








A HARD DAY'S NIGHT


Domingo de mañana. El radio repica con Los Beatles. Otra vez, piensa el Anónimo, y sólo las canciones de inicios de los 60s exactamente, los días de la llegada al show de Sullivan, en febrero del 64. Basta. Hago el clic.

Tarde. Voy a ver A Hard Day's Night al Harris. Todo es UNO en estos días, pero yo sigo prefiriendo el DOS; por cierto la mejor canción de Los Beatles, la que yo me llevaría como emblema a la tumba, es "Strawberry Fields Forever", y fue la primer canción que no llegó al número 1 se quedó en el 2. Sigo confiando en el Tarot del domingo, en mis constelaciones y suburbios enunciadores. Habrá que informar a McCartney de la idea de hacer también un disco con los DOS.

A Hard Days Night, renovada recientemente (es decir remasterizada y en copia nueva), es simple pero no cándida, incluso cuando se piensa que es una película que ya cumplió los 36 años. Su línea dramática arranca en un viaje en tren y termina en otro en helicóptero, viajes referidos al deseo que tienen estos entusiastas muchachos (son 4) de escapar de las fans. Al inicio corren por la calle para tomar el tren que los lleva a un estudio de TV donde deberán grabar un programa musical. Al final escapan del estudio en un helicóptero.

La película dramatiza con excelencia esa relación repelente, fascinada, novedosa y frenética entre los artistas y su público, entre los artistas y el establishment, entre los artistas y el comercio publicitario. Estas relaciones, por cierto, no están destinadas a verse desde la solemnidad. Al contrario, una clave de la película es dejarse arrastrar por el frenetismo. Sobre todo, en la secuencia donde suena "Can buy me love", tomas aéreas en que Los Beatles se dedican en cámara rápida a los juegos de viejos cómicos, o en la parte final (la grabación propiamente del concierto) y las intensas tomas de las fans que gritan, lloran o se desmayan.

La fascinación y el frenetismo de la fama son cosas para verlas en panorámica, parece pensar el agudo Richard Lester, que bajo una presión inaudita (la película no estaba destinada a convertirse en clásico) logró terminar esta “dura noche” en pocas semanas. En tanto logró desquiciar un poco el montaje y comprendió la clave del videoclip musical pero en 1964. Hay que recordar un mundo sin MTV, sin Woodstock, sin los Rolling Stone ni Gimme Shelter. Un mundo que no había atravesado la era disco y era en efecto poco psicodélico. A Hard Days Night está filmada en espléndido blanco y negro. Mientras son agredidos por las fans, Los Beatles se dedican a desquiciar el mundo circundante, que tiene sus toques de asfixia. Un señor inglés muy atildado, por ejemplo, entra al camarote del tren y trata de instalar el orden (su periódico, su aire, su respetabilidad). En secuencia famosa Los Beatles, luego de abandonar el tren, aparecen corriendo fuera del tren (de forma “absurda” para la gramática cinematográfica) en una especie de asedio inverso o progresivo o circular. Asediados por las fans asedian la respetabilidad.

El guión del modesto Alun Owen introduce a un abuelo de McCartney (Wilfrid Brambell) que es como la ruina, el truco y la decadencia de lo respetable. Con Los Beatles se reaviva la sinceridad (muy años 60s) que una sociedad tan estratificada como la británica había olvidado en la etiqueta, el traje y la pose. Entre estas ruinas se alza la mirada irónica y cómica de Los Beatles y, ante todo, la sensualidad de su música.

Porque A Hard Days Night es también un testimonio de esa sensualidad que se pierde muchas veces en la repetición, las ventas y el fetiche (iba a añadir el radio de domingo, pero entiendo que ya lo testimonié al principio). De manera que la música vuelve. Ahora ya estamos acostumbrados a ver a Los Beatles en camino al cementerio de la Academia, o en camino aéreo de las ventas que se repiten y repiten. Es bueno recordarlos es su magnetismo, cuando el pie desnudo de una muchacha podía moverse al compás de “All My Loving”, cuando se bailaba “Happy Just to Dance with You” o “I Wanna Be Your Man”, y “A Hard Days Night” desquiciaba a las fans.

La riqueza de la película trasciende en cada gesto, porque prefigura muchas cosas de la cultura pop y la cultura musical que después serían moneda corriente (y multiplicable). Desde el modelo narrativo hasta la preferencia por los escenarios estrambóticos y surreales (en el tren de alta categoría Los Beatles buscan un gallinero para jugar a las cartas y cantar). Desde las citas entre las artes (una compañía de baile convencional aparece ensayando “Happy Just to Dance with You”) hasta la “desconstrucción” de la tramoya televisiva, en donde Los Beatles aparecen compartiendo honores con cantantes de ópera y actores de todo tipo. Pero ante todo A Hard Days Night prefigura un desenfado que ya vibraba en el ambiente y que luego daría todas las revoluciones en la moda y la forma de pensar de los 60s.

Un buen resumen de la idea narrativa de A Hard Days Night lo entrega Fito Páez desde la Argentina, cuando canta aquello de que lleva todo el día escapando de los fans, y que preferiría andar borracho en el subte, y que "hay un hippie dentro de mí". A Los Beatles en A Hard Days Night durante una conferencia de prensa no los dejan tomar ni una gota de alcohol, y ni siquiera un bocadillo. Esto parece una ironía de unos tipos famosos después por “colgados”. Por cierto, a gente como Cabrerita Infame y demás, les parece que eso los resume.

Con A Hard Days Night renovada y repasada podemos ver con claridad que la sensualidad de la música de Los Beatles (insisto: algo del cuerpo) sigue teniendo poderes. En los resquicios del filme se puede apreciar que esa sensualidad desatada provocaba fuerzas incontrolables que pugnaban sobre las vidas de los 4 de Liverpool. No sólo las fans, sino ante todo el mercado. Esas fuerzas diseminadas dieron en la voracidad que no termina, y a su paso acabaron incluso con la vida de Lennon. Luego, es frívolo pasar desapercibido que las fuerzas destructivas no están en las drogas. Pero aparte de esta digresión pesimista, A Hard Days Night es “peligrosamente” optimista, sobre todo para los espíritus solemnes. La moraleja dice que A Hard Days Night con todo su fulgor, previene, presiente, alienta, pero no orienta ni profetiza. Y a un documental, en tanto testimonio de una época, no se le puede pedir mejor cosa.


Volver a la pagina principal

Ver más películas

Estrenos

Foro


Correo al autor

Hosted by www.Geocities.ws

1