Muchas
veces el miedo y la timidez suelen ser disfraces con los que el
lobo se viste de cordero. Muchas veces un hilo de transpiración
traza una delgada línea entre la sinceridad y la hipocresía
más vil.
Y
de eso se trata todo esto, de tener la capacidad de poder discernir
entre la sinceridad y la hipocresía. La triste actualidad
en la que nos toca vivir nos ha hecho acercarnos cada vez mas
a nuestro lado animal, al egoísmo, ajenos a lo que la sociedad
proporciona porque ya no proporciona, quita.
Y
cuando lo que se te quita es tu futuro, tus sueños, tu
fe, tendemos a dejar de soñar, a descreer, a vivir el hoy
lo mejor posible dado que el futuro se hace tan incierto que dudamos
que alguna vez llegue.
Es
entonces, gracias a ese descreimiento, a la falta de confianza
en el otro, que vemos a la hipocresía hasta en el mas sincero
de los gestos. Y él sacarle ventaja al otro nos asegura,
hoy en día, un presente más agradable. Y por más
momentáneo que este sea lo vemos como una pequeña
victoria entre tantas derrotas.