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Muchas
veces te recuerdo por las noches, solo en las sombras, envidioso
de la felicidad ajena, deseoso de una felicidad propia.
Muchas veces tome tu recuerdo de las manos, me aferré
a él como si de ello dependiera mi estabilidad al
filo del abismo.
Debo
resignarme, debo asumirlo, debo quererte o ignorarte, pero
mi falta de valor me mantiene siempre en el borde, siempre
pendiente.
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Yo
no creo en fantasmas, los espectros no existen, no creo que las
almas vuelen libremente mientras el cuerpo vano y terrestre reposa
ajeno en su cama, no creo que seas vos la culpable de mis sobresaltos
nocturnos, ni de la agitación, ni de la congoja ni del
sudor.
No,
no lo creo, no creo que seas vos, porque vos no podes manejar
mi voluntad, no me podes intimidar ante miradas extrañas,
no me podes guiar a lugares que duelen, no sos vos quien me llama...Verdad?
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