Info Misiones. Donde los duendes te hacen millonarios

 
 
 
   
CUANDO IR:
En verano las temperaturas son muy altas, llueve bastante y los diferentes saltos están más caudalosos para bañarse. En Febrero el atractivo más interesante son los carnavales que se realizan en cada ciudad o pueblo. Durante el resto del año, el clima es templado aunque con mucha humedad.
 
       
   
COMO LLEGAR:
El vuelo a Iguazú desde Bs.As., ida y vuelta, cuesta $222 + imp. en ambas temporadas. El bus semi cama por Vía Bariloche a Posadas cuesta $55 y a Iguazú $75 la ida, o $140 ida y vuelta.
 
       
   
COMO MOVERSE:
Dentro de la provincia la forma de viajar es en buses de línea que van hacia cualquier pueblo o ciudad. Por ejemplo, el tramo de Posadas a Oberá cuesta $7 y tarda 2 horas. El alquiler de un auto chico con 200 kms. libres por día + seguros de respons. Civil cuesta por 3 días $363 + IVA.
 
       
 
   
DONDE DORMIR:
En la capital provincial hay diferentes posibilidades, En Puerto Iguazú: Hotel Sheraton Internacional: (5 estrellas) $288 la hab. doble. Hotel Esturión (4 estrellas) $ 85 la habitación doble. Hotel Orquídeas Palace, (tres estrellas), $62 la habitación doble. Hostería Los Helechos (dos estrellas), $ 35 la habitación doble. Camping El Pindó, $5 por carpa más $3 por persona, con agua caliente y piscina. En La Cabaña Hostel, de la cadena Hostelling International, las habitaciones (tipo dormys) con baños a compartir cuestan $15 por persona la noche. En Oberá: La Chacra de M. Inés Nosiglia, con servicio de cuarto, tv color, piscina es muy recomendable (consultar precios por mail: [email protected]). San Ignacio camping Playa del Sol: $3 la carpa más $2 por persona, a orillas del río Paraná, con agua caliente y proveeduría. En Victoria: camping Victoria: $2 por carpa $2 por persona, con agua fría, restaurante y balneario.
 
       
   
DÓNDE COMER:
Los restaurantes en cualquier pueblo se puede comer bien. Siempre es recomendable probar algún plato que lleve mandioca o cualquier plato que contenga pescado. En Posadas se come bien y barato (por $3 con gaseosa) dentro del supermercado California.
 
       
   
QUÉ LLEVAR:
En verano no llevar mucha ropa, más que una campera para la lluvia, bolsa de dormir y calzado de trekking. En invierno hace menos calor, así que con un buen abrigo es suficiente. No pueden faltar unos buenos binoculares gorro para cuidarse del sol.
 
       
 
   
QUE HACER:
Trekking en el Salto Encantado. Rafting en los Saltos del Moconá. Botes y helicóptero en Cataratas del Iguazú: $12 la entrada al parque nacional. Ruinas de San Ignacio: $5 la entrada. maríaymarí[email protected]
 
       
   
PRESUPUESTO:
Por persona una semana durmiendo en carpa $105 como mínimo, haciendo una comida afuera, con transportes internos. Durmiendo en un hotel de 2 estrellas $250 por semana, con algún traslado. En los lugares más turísticos los precios son más altos, sumando las entradas a los parques nacionales y museos.
 
       
   
SEGURIDAD:
En toda la provincia, la gente es muy cordial y solidaria. Es recomendable no manejarse de noche por los tramos más selváticos de las rutas. Los lugares de frontera son más inseguros para movilizarse por cuenta propia.
 
       
 
 
 
 
Misiones. Donde los duendes te hacen millonarios
texto:   fotos: Martin Raffo
 
 
 
caminos colorados de mate y té "11:15 sale el próximo Singer para Oberá, si corren lo alcanzan". No hubo ni un minuto para salir en busca del colectivo que llevaba a la terminal. El interior del ómnibus 28 estaba tan atiborrado de personas, y objetos varios, que no era nada fácil hacer espacio para el equipaje en tránsito. Un reloj de muñeca marcaba las 11:10 y la terminal todavía no se veía. Un cóctel de galletas y tereré (mate frío con jugo de limón o naranja) desfilaba entre las diferentes butacas del autobús. El paisaje comenzó a cambiar sus estructuras de cemento (aunque inundadas de vegetación)   por una ruta cada vez más roja y circundada de grandes pinos, altos cactus y verde densidad. El mapa indicaba la Región de los Cerros bajos, donde se encuentra la zona de más producción yerbatera, tetera y aserradera de la provincia. En el municipio de San Martín de Tours los terrenos están parcelados en 25 ó más hectáreas, que es la cantidad mínima para poder producir. "La chacra de los Nosiglia se encuentra 500 metros para allá", indicó una mujer con su niño en brazos. El sol aumentaba el peso de las mochilas, mientras el aire permitía una respiración oxigenada. Las fragancias de cada flor se podían sentir cada vez más.
  El viaje había comenzado. Apareció en el camino la cerca que conducía al interior de la chacra. Un sendero de altas coníferas a los costados, con plantaciones de mandioca, se hacia presente detrás. Un perro corría y parecía ladrar de alegría con la llegada. Ramonita, una mujer de baja estatura, de rostro apacible y transparente, era la encargada de que todo en la chacra estuviese bien. Tenía una trenza larga que caía hasta la cintura, y una sonrisa tranquilizadora que instantáneamente hacía sentir confortable a cualquier huésped. "Hay tanto silencio por estas zonas que, si la muerte te viene a buscar, la vas a escuchar", musitó Don Rodolfo Martín desde su banquito, con el termo bajo el brazo y el mate empuñado. Su corpulenta silueta se recortaba en la sombra, mientras sus historias iban dibujando el encuentro predestinado. "Yo, con mis 63 años, me voy todas las mañanas al monte a desmalezar la tierra con el machete. Siempre trabajé, desde gurisito". Sus palabras iban entretejiendo un diálogo cada vez más amistoso. Los temas de conversación variaban, desde mujeres infaltables "para combatir la soledad" hasta rateros que hacían desaparecer bicicletas de su garaje. Don Rodolfo, al igual que la mayoría de los hombres de la zona, trabaja en el monte (así le llaman   a las porciones del terreno que, una vez limpias, son aptas para el cultivo), desde la mañana temprano hasta el atardecer. En su piel podía verse claramente la fuerte incidencia del sol, al igual que el cuerpo bien trabajado, producto de tantas horas macheteando y limpiando los terrenos para el cultivo. El vino tinto y el puchero escondido (especie de guiso de carne y verduras que se cocina dentro de un zapallo) compusieron la cena. Las panzas se echaron a descansar en la galería de la chacra, plateada por la noche de luna llena. selva y lluvia de mariposas La lluvia entraba por las ventanillas sin vidrio del camión de Thiel, el conductor, quien, entre mate y mate, se reía de las palabras de los copilotos. En la parte descubierta del camión viajaban tres hombres. Don Thiel detuvo la marcha y una mujer se bajó con su hijo en brazos, en el hospital provincial de Oberá. El Próximo destino era el parque provincial Salto Encantado, situado en Villa Salto Encantado, municipio de Aristóbulo del Valle. Esa región, corazón de las serranías centrales, tiene a sus alrededores más de 30 caídas de agua, y muchas en estado virgen. La ruta provincial más transitada de Misiones es la 12, que, paralela al río Paraná, limita con Paraguay y llega hasta Iguazú. La 14 va por el centro de la provincia, bordeando el río Uruguay.

El parque está ubicado a 4 km de esta ruta, por lo cual, si no se tiene auto, o se camina o se viaja a dedo. "En este momento no se está cobrando ni entrada al parque ni la parcela para acampar", fueron las palabras del guardaparque alto y flaco con aspecto de soldado. De fondo, una incesante corriente de agua se dejaba escuchar por detrás de los tupidos árboles. El salto que le da el nombre al parque apareció a los pocos metros de distancia. Un chorro blanco y furioso, proveniente de un silencioso arroyo, entregaba sus aguas a una olla de agua transparente, a 60 m río abajo. Sinuosos senderos conducían a diferentes puntos selváticos, mientras el sol volvía a mostrarse tras las espesas nubes. Innumerables tipos de mariposas comenzaron a aparecer. Naranjas, azules con negro, blancas, negras, violetas, y verdes volaban entre los árboles. El sendero a la olla recorría 266 escalones de piedra que separaban la zona de acampe de la olla del Salto Encantado. Enormes arañas patonas vigilaban en silencio la selva desde sus entreverados tejidos arácnidos. Las víboras, hasta entonces imaginarias, podían hacer su aparición en el momento menos esperado. Regla Nº 1: andar con cuidado. Regla Nº2: no pasar por encima de ningún tronco de árbol caído, sino pisarlo y después pasar.

En caso de ser picado por uno de estos venenosos reptiles, hacer muchos cortes en la piel entre la zona afectada y el corazón; esto, para que drene todo el veneno y no paralice los músculos cardíacos. En el horizonte la bruma aumentaba y ascendía entre las laderas de las verdes montañas. "Yo hice todos los senderos y los casi 300 escalones que conducen a la olla, allá por el año ´81", explicó con orgullo Eustaquio Rodríguez, el primer guardaparque de la provincia que, en cada sonrisa, dejaba entrever su desdentada boca. Bajo la gorra auspiciando una marca de yerba mate, explicaba que el gobierno de la provincia les da muy poca plata para mantener el parque, y que, por lo tanto, casi todos los arreglos que se hacen en el lugar son gracias a la colaboración de la gente y del esfuerzo de los tres guardaparques que custodian el Salto Encantado. Prácticamente este hombre vive en el parque, por lo que sabía la utilización de todas y cada una de las plantas medicinales que había en la zona. Luis pedía que le saquen una foto abrazado con su amigo. La forma de hablar de este remisero polaco hacía reír a un hombre que tomaba mate apoyado en su auto-remis. Por debajo de sus grandes bigotes, Luis contaba con orgullo que siempre había vivido por la zona de las sierras medias,


que estaba repleta de saltos por todas partes, y que nunca se iría de ahí. Mientras iba maldiciendo a todos los políticos por haber dejado el país en la miseria, expulsaba de su boca pedazos de tabaco masticado. Al igual que otras regiones de Misiones, ésta se caracteriza por la notoria inmigración centro-europea y escandinava. A principios del siglo pasado llegaban grandes masas de inmigrantes que salían de sus tierras en busca de un porvenir para sus familias. Traían la esperanza de asegurarse la paz y cierta tranquilidad económica, si trabajaban con empeño y continuidad. Veían en Argentina el país donde reconstruir sus vidas y hogares; conservar sus tradiciones, su idioma y culto. Esta oleada inmigratoria influyó notoriamente en el desarrollo de la provincia de Misiones. La noche caía. En el horizonte los refusilos transformaban el cielo en un mapa subterráneo de líneas blancas, cual si fueran las propias venas de la noche. El último automóvil, un Peugeot 403, desapareció entre la neblina y, con él, la esperanza de volver en coche. No quedaba más que una caminata a la luz de la tormenta. Cada treinta segundos un relámpago iluminaba la desolada ruta. El camino se hacía más y más agradable. Sueños con música de lluvia dejaron atrás el primer día de selva.
 

“con sólo pisar sus huellas ya te perdés” El siguiente fue un día gris y húmedo. Dos horas al costado de la ruta sin ningún vehículo que parase. Al fin, un Bus se detuvo. El cartel decía: "San Vicente". El escenario contaba con algunas casas, unos pocos aserraderos, mucha lluvia, barro y la terminal de ómnibus. Había sólo15 minutos para devorar una milanesa completa y una hamburguesa al paso, antes de meterse de nuevo en un bus; pero, esta vez, hacia un pueblo llamado Pozo Azul, primer destino en la zona de selva propiamente dicha. Separado de la ciudad de Eldorado, por el río Piray-Miní, se encuentra Victoria, un pequeño pueblo de campesinos. Bajo un gran puente, el camping bautizado con el nombre del pueblo ofrecía sus comodidades: parcelas para acampar, muchos árboles y, lo mejor, un muellecito sobre el río. Dos hombres pescaban con sus tanzas agarradas a un envase de Raid antipolilla; dos chicos daban piruetas antes de caer en el correntoso río; y una mujer cambiaba los pañales de su hijo. Risas de niños se alternaban con los retos de sus padres por estar quebrando el silencio necesario de todo pescador. Un contingente de mosquitos invadía el ambiente, mientras el Off en crema comenzaba a despedir su perfume. Luego de presentarse, Corcho, "para los amigos",

un chico moreno y musculoso, se acercó a una pareja que tomaba sol y les preguntó algo. La pareja hizo un gesto de no saber de qué les estaba hablando, por lo que el chico empezó: "El Yaci-Yateré es rubio, de pelo largo y mide 1,34 m. No es muy viejo, es bueno y tiene un bastón dorado o plateado que, si se lo sacás, te llenás de plata. Pero corre muy rápido, a 6 km por hora. Hay que darle de comer cuando lo ves, para que no se esfuerce, porque no es tan fuerte. También tiene una bolita de color del semáforo que, cuando la ves, él te lleva al medio del monte y te perdés. En cambio, el Pomberó es un duende que, con sólo pisar sus huellas, ya te perdés y quedás como en un laberinto". Mientras relataba la historia, su compañero, con camiseta de Boca raída, escuchaba con mucha atención, sabiendo que su amigo estaba hablando de cosas serias. Cuando les preguntaron si ellos habían visto a algunos de estos míticos personajes, los dos contestaron negativamente moviendo sus cabezas. Luego, Corcho se animó a decir que su abuela una vez se había encontrado con Pomberó, en el fondo de su casa. Al día siguiente, Corcho apareció con una bolsa llena de mandiocas y paltas, cosechadas por él en su propia tierra. "No tenemos plata, pero nunca falta para comer", dijo sonriendo.

Al igual que todos los chicos de la zona, Corcho y su compañero xeneize estaban descalzos y dejaban ver unos pies rústicos y ensanchados. "Nosotros vivimos descalzos porque estamos acostumbrados. No tenemos plata para comprarnos zapatos, no los necesitamos", explicó Genaro antes de zambullirse ornamentalmente en el río. Corcho y Genaro almorzaban mandioca frita y arroz con palta y tomate. La mandioca es la base de la alimentación de todo misionero. La comen hervida, frita o en forma de almidón en las diferentes masas que preparan. Finalizada la comida, Corcho sacó un pez del anzuelo de su tanza antes de volver a arrojarla al río. Repitió este acto un par de veces más, y se fue caminando a su casa con un balde lleno de pescados y los pies colorados de tierra. iguazú y san ignacio Los camiones venían a toda velocidad pero se detenían al llegar al peaje de Victoria. El calor se hacía cada vez más insoportable a medida que se acercaba el mediodía. "Párense en el cartel de Coca Cola que ahí levantan a los mochileros que hacen dedo", dijo el soldado de guardia de la parada del peaje, después de ofrecernos un trago de agua fresca. El cartel indicado no apareció hasta el momento en que una camioneta se detuvo. En su parte trasera, unos trabajadores miraban a sus

nuevos compañeros de viaje que subían con esfuerzo por el peso de sus mochilas. Faltaban 200 km para llegar a Iguazú. "En el semáforo de la avenida habrá comparsas bailando a partir de las 22 horas", anunciaron dos chicos, desde su motocicleta estacionada, a un grupo de chicas que esperaban para cruzar la calle. Un policía de barba acomodaba al público al costado de la calle mientras, desde unos grandes bafles, se escuchaba la voz del animador. Una chica le llenaba la cara de espuma a otra; un chico hacía piruetas descontroladas al ritmo de la música; otro policía, lo miraba y estallaba de risa. Las comparsas aparecieron en escena. El público imitaba los movimientos de los murgueros al tiempo que refrescaban sus gargantas con cerveza helada. El animador anunciaba la comparsa ganadora mientras la música desaparecía en el aire. El Carnaval 2003 de Iguazú llegaba a su fin. Al día siguiente, en las Cataratas de Iguazú, el calor era cada vez más insoportable. Una señora mayor buscaba sombra para sentarse a tomar una gaseosa helada. La selva alrededor lo envolvía todo. Una hormiga gigante y negra se cruzó en el sendero. De fondo, el ruido del motor del helicóptero tapaba cualquier otro sonido. Personas de diferentes nacionalidades caminaban en fila por una estructura

de metal sobre el agua, que conducía a los puntos panorámicos del lugar. Un niño de rasgos orientales entrecerraba los ojos frente a las pequeñas gotas que invadían la atmósfera. Iguazú es un nombre de origen guaraní que significa "aguas grandes". El área turística del Parque Nacional que lleva ese nombre incluye la localidad de Puerto Iguazú en Argentina y Foz de Iguazú en Brasil, y es compartido por ambos países. Éste se encuentra a 12 kilómetros de la ciudad argentina. Y está compuesto por un semicírculo de 2700 m, con 275 saltos de agua que se precipitan desde las alturas a más de 80 m, y que, al caer sobre el río, transforman el aire en un vapor de gotas grandes y refrescantes. El agua mojaba los cuerpos de una pareja que posaba para la foto, con un agujero de espuma blanco por detrás, conocido como la Garganta del Diablo. Un turista extranjero, rosado por el sol, parecía hipnotizado por la masa de agua que, con fuerza, caía en las profundidades de la tierra. "Un lugar energético", se escuchaba en el aire. Tres horas de bus separan Iguazú del pueblo de San Ignacio. A 2000 m de distancia del complejo de las ruinas jesuíticas, se ubica el camping. Sobre la costa del alto Paraná se veía un campo densamente arbolado y coloreado por un conjunto de carpas armadas.

En el aire ya se podía oler la carne asada. Terminada la cena el chamamé comenzó a sonar, mujeres y hombres danzaban al ritmo del vino tinto. Mientras se preparaba una tormenta, los vendedores de la feria descansaban a la sombra de una palmera. Sentado en la mesa de un bar, un hombre con acento centroamericano discutía con su mujer acerca de lo que estaba sucediendo en Irak: "Lo único que tengo claro es que la guerra no es ninguna propuesta de nada. Petróleo y paz es la gran paradoja". De fondo, el complejo de ruinas se recortaba entre las nubes negras. Las ruinas de la Reducción de San Ignacio son los restos de una civilización, diseñada por mentes jesuitas y construida con manos guaraníes, que descolló por su eficiencia hace casi 400 años y por eso mismo debió perecer. El área se encuentra en pleno centro de la localidad de San Ignacio, por la ruta número 12, a 60 km de Posadas. Antes de atravesar la fachada del templo, un hombre se llenaba los pulmones en una profunda inspiración. Al tiempo que un guía de aspecto indígena le indicaba a un niño que hiciera silencio, el padre le explicaba al hijo que el silencio era una vía de conexión con el espíritu del lugar. A la salida, un grupo de niños guaraníes intercambiaban pedazos de cuarzo con el primer transeúnte que les diera una moneda.

Cuando se la negaban, uno de los niños insistía: "No importa, llévela de regalo… Para usté, mister".
             
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