POR UNA SEMAPA POPULAR

Roberto Laserna

Muchos plantean la necesidad de respaldar a la actual administración de Semapa, con el argumento de que su carácter social es una garantía de que el servicio de agua y alcantarillado sirve a los más necesitados. Ojalá fuera así, porque todo indica que ni siquiera estamos en camino de lograrlo.

Desde que la Coordinadora de Defensa del Agua asumió la responsabilidad de administrar Semapa, con la venia municipal, la inexplicable complicidad del nuevo Superintendente de Saneamiento Básico y el respaldo que le otorgó la protesta social, las expectativas cochabambinas se han limitado a esperar una propuesta viable de provisión del servicio de agua a la población de Cochabamba. Propuesta que no llega nunca.

Ya antes del conflicto de abril del 2000, dos economistas anunciaron que estaban trabajando en una propuesta que sería mucho mejor a la contenida en el Contrato de Concesión con Aguas del Tunari. Tal propuesta no llegó nunca, pese a que uno de esos profesionales –Samuel Soria- goza de las dietas de Semapa como Director.

"OJOS QUE NO VEN..."

Para avanzar en una propuesta realista hay que empezar por reconocer la magnitud y la gravedad del problema que aflige a la población. Lamentablemente, hasta el Gerente de Semapa afirma que la situación del agua en Cochabamba "no es tan grave" y que todos, mal que bien, ya están resolviendo su problema. No faltan quienes plantean fortalecer las pequeñas cooperativas y asociaciones con el argumento de que ofrecen agua más barata y "socialmente controlada", olvidándose que ese modelo está limitado y tiene efectos negativos a largo y a corto plazo. La mayor parte de esos pequeños sistemas se abastece de agua subterránea y con el tiempo aumenta su impacto ambiental negativo. Y es dudosa la calidad del agua que distribuyen, ya que sin cuidado ni tratamiento alguno puede estar causando enfermedades y hasta la muerte de muchos niños.

Así, tanto al negar la gravedad del problema como al pretender que el mismo se solucione "como sea", en los hechos se está dando la espalda a la gente e imitando al avestruz, que se cubre los ojos para no ver el peligro.

QUE EL SERVICIO SEA PUBLICO

Frente a esto, necesitamos una Semapa que esté auténticamente preocupada por la vida de la gente. Lo que necesitamos es un cambio radical del actual sistema, en el que los pobres consumen la peor agua (en turriles) al precio más alto (de cisternas), por uno nuevo que permita que todos, sin exclusión, puedan acceder al servicio pagando tarifas diferenciadas a fin de mejorar la situación relativa de quienes más lo necesitan. Necesitamos un servicio que sea efectivamente público, abierto a todos y sujeto a regulación y control para garantizar que funcione para el bien común.

Una gestión realmente popular de Semapa rechazaría que se la utilice como trampolín para la acción partidista, la captura de organizaciones vecinales y cívicas, o para respaldar movilizaciones violentas como las que Cochabamba soportó las pasadas semanas.

Al parecer a la Coordinadora poco le importar la solución de los problemas reales de la gente que, en este tema, se expresan de una manera simple: agua. Y lo peor es que la impotencia de sus líderes en este tema los ha llevado a crear nuevas distracciones como la situación del LAB, las tarifas eléctricas o la Constituyente.

¿POR DONDE EMPEZAR?

Los nuevos ideólogos del agua han concentrado su atención en la forma de organizar y de administrar la empresa y siguen discutiendo sus nuevos reglamentos. Pero no dicen nada de las metas de servicio que Semapa debe alcanzar y menos aún de las maneras de lograrlas. Hasta los audaces financistas que prestaron consultoras y cooperativas locales han dejado de prometer ilusorias inversiones y de jugar con cifras como si fueran chuwis.

El sacrificio demostrado por la gente en las calles, y en especial por los que creyeron en el liderazgo de la Coordinadora, merece que se ponga en marcha ya un proyecto que mejore sustancialmente el que se había negociado con Aguas del Tunari en tiempo, costos y cobertura.

Por lo tanto, las metas mínimas de cualquier propuesta deberían garantizar una red de distribución de agua y recolección de deshechos que cubra cuando menos el 90% de los hogares hasta el año 2004, ofreciendo un promedio diario de 150 litros de agua a cada familia, con normas de calidad continuamente supervisadas, y sin subir las tarifas más allá del porcentaje que se negoció con Aguas del Tunari.

Por ahora estamos lejos de esas metas. La Coordinadora - Semapa no ha presentado hasta ahora informes de gestión. Aseguran haber aumentado 4000 conexiones en estos dos años. Si es así, quiere decir que el déficit de cobertura ha seguido creciendo, porque el número de viviendas aumentó el doble en ese mismo período. Aguas del Tunari hubiera recibido una severa multa si no alcanzaba 3850 conexiones nuevas de agua y 4150 conexiones nuevas de alcantarillado solamente el año 2000, y otras 12 mil en el año 2001. Ahora ni siquiera sabemos cuál es la meta que la Coordinadora ofrece para el 2002 y mucho menos qué es lo que está haciendo para cumplirla.

En poco tiempo más tendremos listo el túnel de Misicuni por el cual podría hacerse un trasvase que, sin la represa, dará apenas unos 200 litros por segundo en el invierno. Será agua carísima dado el costo del túnel... Pero ni siquiera llegará a Cochabamba porque Semapa no tiene un plan de inversiones con respaldo financiero para construir el canal y la planta para tratarla, y mucho menos para ampliar la red de distribución.

¿Qué están haciendo la Municipalidad y la Superintendencia? ¿Cuándo presentará la Coordinadora su tan prometida estrategia del agua? ¿Cuándo informarán a los cochabambinos lo que han hecho con los 15 millones de dólares que posiblemente hayan recaudado a través de Semapa entre mayo del 2000 y febrero del 2002? ¿Cuándo demostrarán la transparencia que tanto exigen de los demás?

Publicado en Los Tiempos, 17 de febrero de 2001

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