BOLIVIA Y EL LIBRE
COMERCIO
Entrevista de
1. ¿Qué es un TLC?
Definirlo
Un Tratado de Libre Comercio es un mecanismo que regula las
relaciones de intercambio comercial entre los países que lo firman,
estableciendo con precisión las condiciones bajo las cuales se otorgan
liberaciones arancelarias mutuas para la importación y exportación de bienes y
servicios. Se basa en la comprobación empírica de que el comercio facilita el
desarrollo de las economías al permitirles aprovechar sus ventajas naturales, es
decir, las ventajas de su dotación de recursos y de localización, y satisfacer
las necesidades de sus poblaciones mediante la complementariedad. La idea opuesta
es la del autosostenimiento o autoabastecimiento,
según la cual cada país o grupo de países debe y puede producir toda la gama de
bienes y servicios que necesita, así no tenga ventajas o condiciones para ello.
2. ¿Cuáles son los
tratados que tiene Bolivia en ese sentido con algunos países?
Bolivia no tiene tratados de libre comercio con ningún país. Los tratados comerciales que ha firmado han sido casi siempre destinados a dar a los productores bolivianos un tratamiento especial y por plazos limitados para poder vender sus productos en otros mercados siempre que se den ciertas condiciones. Un ejemplo cercano es el ATPDEA, que otorga liberaciones arancelarias en la medida en que el país cumpla compromisos en la lucha contra las drogas. Pero hay también otros casos en los que Bolivia tiene el estatus de nación favorecida por las condiciones de pobreza, o de mediterraneidad, etc. Incluso en los acuerdos comerciales con otros países Bolivia tiene un trato especial que supuestamente le permite proteger a sus productores y tener ventajas de acceso a otros mercados. La realidad de nuestro comercio exterior, incluidos los contrabandos de importación y exportación, sugiere que esos mecanismos son poco eficientes.
3 ¿En el caso de
EEUU, hay probabilidad de un TLC con ese país? Si fuera así cuáles serían las
ventajas y desventajas para nuestro país.
El libre comercio con Estados Unidos fue una demanda latinoamericana de los años 50 y 60. Es paradójico que, cuando se la empieza a lograr, se la haya convertido en sinónimo de imposición imperialista.
En general, tenemos que pensar que aún cuando nuestra legislación es proteccionista, nuestras fronteras son demasiado amplias y permeables y la industria nacional ha competido siempre con la extranjera que llega de contrabando. Esto quiere decir que ya tenemos nuestra frontera bastante abierta a los productos de los demás. Lo que nos queda es lograr que los demás abran sus fronteras a nuestros productos, y la mejor manera de lograrlo es con tratados de libre comercio.
4 ¿Qué podríamos exportar
a Estados Unidos, un país que aparentemente lo produce todo?
Con frecuencia se leen y escuchan comentarios que presentan
la imagen de un enano económico, Bolivia, negociando con un gigante económico,
Estados Unidos. Es una imagen en gran medida falsa. Estados Unidos no es un
mercado gigante, son miles de mercados de todo tipo, tamaño y color, en los que
también hay cabida para miles de oferentes. Y es un país que está lejos de
producir todo lo que necesita. Para tener una idea de lo que digo, piense que
solo en un mes, en diciembre del año pasado, el déficit comercial de los
Estados Unidos fue de 61 mil millones de dólares. Eso es 30 veces más que todo
lo que exportamos en el año entero. Lo que Estados Unidos compró del resto del
mundo, solo ese mes, fue 187 mil millones de dólares. Aún más, sólo el
incremento en las compras de ese mes con respecto al de noviembre fue ya el
doble de lo que exportamos nosotros en todo el año. Menciono esas cifras para
que tengamos en cuenta el enorme espacio de oportunidades que representa esa
economía para la producción boliviana. En realidad, bastaría un convenio con
una cadena de supermercados o con WalMart para que
todo nuestro aparato productivo empiece a trabajar al 100 por ciento de su
capacidad y pueda incluso expandirse, multiplicando las exportaciones y el
empleo. ¿Por qué no puede hacerse esto? Todo es cuestión de convencer al jefe
de compras de WalMart de que vamos a satisfacer su
demanda en cantidad, calidad y tiempos, y de que no le vamos a fallar
disculpándonos por los bloqueos, los papeles que no pudimos hacer a tiempo, las
coimas que hubo que pagar para conseguir permisos o la falta de materia prima o
combustible, o la fiesta del Carnaval y de
5 ¿Qué otras
perspectivas hay de TLC con otros países?
El ejemplo anterior quizás sea desalentador, así que podemos
pensar en algo más cercano. Digamos Chile. Es una de las economías más
dinámicas de América Latina. Tiene TLCs con Estados
Unidos, México,
6 ¿Acuerdos como el Mercosur y otros son TLC?
Ese tipo de acuerdos incluyen entre sus objetivos el establecimiento de un mercado común por lo que, en perspectiva, podrían ser considerados tratados de libre comercio. Pero suelen crear mecanismos muy lentos de apertura, que además los entregan a burocracias que tienden a perpetuarse y a demorarla. Hubo un ALALC hace años. Era un Acuerdo Latino Americano de Libre Comercio… no llegó al libre comercio y se convirtió en De Integración (ALADI). Eso dice mucho de la hipocresía de nuestros gobiernos a los que les seduce mucho hablar de integración, hermandad y libre comercio entre pueblos y naciones, pero que en los hechos terminan cediendo a las presiones de quienes lucran del proteccionismo, para terminar bloqueando la integración.
7 ¿El denominado TCP
del presidente Morales, qué alcances y diferencias tiene con un TLC?
La diferencia inicial está en el nombre, pero hay por detrás una intencionalidad política. Al establecerlo, los presidentes de Venezuela, Cuba y Bolivia quisieron decirle al mundo que prefieren asociarse entre ellos que con los Estados Unidos. En cuanto a sus aspectos prácticos, ya lo hemos visto desde que se firmó, no tiene relevancia. Venezuela tiene prácticamente un TLC con Estados Unidos, donde lleva su petróleo casi libre de impuestos y donde compra la mayor parte de lo que necesita. Y los cubanos no tienen capacidad adquisitiva como para comprar lo que exportamos. Todo esto se ve en las estadísticas, que son más difíciles de cambiar que los discursos.
8. Para comparar ¿A México le fue bien
con el TLC del norte?
Hay mucha controversia al respecto, porque el impacto de un TLC, como el de cualquier proceso económico, es muy desigual. Lo que para unos representa mayores y mejores oportunidades, para otros puede representar puras pérdidas. Los estados norteños y los que tenían una buena base industrial en México salieron ganando, los del sur, más retrasados y agrícolas, perdieron. La suma total de los beneficios parece ser muy superior a la de las pérdidas, pero lo que parece fallar en México es la capacidad del sistema político para compensar a los que pierden.
México es el tercer vendedor a los Estados Unidos y el segundo comprador. El comercio entre ambos países suma casi 289 mil millones de dólares. Sólo el déficit comercial de Estados Unidos con México alcanza casi a 50 mil millones anuales, y no son productos primaros solamente, porque las fábricas mexicanas abastecen casi la totalidad del mercado de televisores en Estados Unidos, por mencionar un ejemplo.
El problema es que este proceso no ha sido acompañado por mecanismos que protejan a los campesinos pobres del sur de los mercados que pierden, o por mecanismos que faciliten la transformación productiva de sus economías y les ayude a aprovechar las oportunidades de un mercado expandido. La economía del ch´enko también funciona en México y por eso hay mucho que podemos aprender de lo que allá sucede.
9 ¿Estamos preparados
para un TLC?
Muchas veces escuché que un TLC será bueno cuando Bolivia
pueda realmente competir. Esto no tiene sentido. Bolivia no tendrá jamás una
industria competitiva en base a su reducido mercado. El proteccionismo no ha
funcionado ni siquiera en gigantes demográficos como la ex Unión Soviética o
Roberto Laserna ofreciendo una conferencia en un Seminario
de