Ataque al ciudadano
Roberto Laserna
La reciente reforma constitucional, que intenta abrir las
puertas a la Asamblea Constituyente, está también abriendo cauces para un ataque inaceptable a la noción misma de ciudadano.
Remarco la idea de que la reforma “intenta” abrir las puertas
a la Constituyente, porque
no es necesario ser un experto en derecho
constitucional para reconocer que la fórmula adoptada se presta a interpretaciones divergentes y la ley promulgada contradice un pronunciamiento específico
Lo que sí alarma es que
el ataque a la noción de ciudadano parece caminar hacia la institucionalización de principios
corporativos en la composición
misma de la Asamblea Constituyente.
Un primer anuncio de este ataque provino
de quienes postulan que la Constituyente tenga representación proporcional de las identidades étnicas. Incluso empezaron a ensayarse fórmulas de elección que permitirían
que la Asamblea tenga un porcentaje
“apropiado” de originarios.
Ahora han
levantado su voz otras organizaciones
que exigen que por lo menos
la mitad de los representantes a la Constituyente
sean mujeres, puesto que la mitad
de los electores lo serán también.
Creo firmemente en la necesidad de combatir y superar todas las formas
de discriminación, y especialmente
las que afectan
a grandes grupos poblacionales. Pero para lograrlo es
fundamental ampliar la ciudadanía
y fortalecerla, de modo que todos participen
de ella sin restricciones, y no restringirla
Porque con el criterio de cuotas, lo lógico será pensar que,
además, la Constituyente
tome en cuenta la representación
proporcional por departamentos y, dentro de éstos, por provincias
e incluso municipalidades. Recordemos que las circunscripciones
electorales a veces agrupan a varias provincias y a veces las recortan. Y
Es claro que con 116 miembros la Constituyente no alcanzará la representatividad que se propone en esta nueva forma de cuoteo, porque las jóvenes
quechuas de Punata solamente podrán elegir a menos de media delegada, o en el mejor de los casos a una
delegada que solamente tenga media voz y medio voto
en las deliberaciones de la
Constituyente.
Este extremo ilustra cuán absurdo
es el criterio corporativo que orienta estas demandas,
unidas —
En este debate parece haberse olvidado que el fundamento de la democracia es la condición ciudadana y que ésta consiste en reconocer que los
individuos pueden ganar libertades en una comunidad política
mediante la adquisición de derechos y el ejercicio de obligaciones. Y una libertad básica es la de elegir representantes sin que la adscripción étnica, generacional o de género que la persona pudiera tener, y que no depende de su voluntad,
signifiquen un obstáculo o una restricción.
Frente a estas
nuevas formas de cuoteo y tutelaje que erosionan la condición ciudadana y restringen en definitiva las libertades políticas, el cuoteo partidario que provocó tantas iras y repudios era más aceptable, porque ocurría después de que el electorado se pronunciara y reflejando, precisamente, las voluntades expresadas en las urnas.
Si los principios
de identidad étnica, de género, generacional o de territorio son tan fuertes
e importantes
Publicado en LA PRENSA, La Paz Edición de Marzo 13, 2004, y en LOS TIEMPOS,