La anorexia y la bulimia

 

Desde sitios en Internet se alienta a la bulimia y anorexia. En Argentina, uno de cada 25 jóvenes sufre con estos desórdenes alimenticios, siendo el segundo país con más casos luego de Japón. Un mal que no disminuye y cobra vidas

 

Según una nota de investigación publicada en un diario argentino, muchos sitios web justifican y alientan la bulimia y la anorexia. El 78% de sus visitantes cibernéticos son menores y la mayoría de los de idioma castellano proviene de España pero tiene una gran cantidad de usuarias argentinas. En el sitio se encuentran concursos para adelgazar y consejos para engañar a los padres. La anorexia y la bulimia son dos de los trastornos alimenticios que comenzaron a tomar conciencia popular en la década de los noventa, influenciados por la cultura de la moda. A pesar de la información no ha dejado de ser un grave problema para los adolescentes y no ha disminuido entre este sector de la población, llevando a la muerte a quienes cargan con ella.
“Marisol murió el sábado pasado a la una de la tarde en una cama de hospital. Tenía quince años de edad, estaba en la flor de la vida. Era una joven muy bonita, con un elevado coeficiente intelectual y muy exigente consigo misma. También era brillante estudiante, admirada por sus compañeros del colegio”.
“En el panorama de su futuro estaban los elementos para una vida de provecho. Podría haberse dedicado a profesar alguna de las ciencias y con ello hacer de su dedicación académica una actividad de beneficio para la comunidad. Tal vez hubiera sido esposa y madre de familia. Tenía ojos azules y una voz dulce”, esta es la historia de Marisol, víctima de la anorexia, una historia contada en el sitio web.
Esta chica mexicana llegó a pesar 20 kilos, postrada en una cama de un hospital, su respiración era cada vez más dificultosa hasta que su corazón dijo basta y se fue con tan solo 15 años. Apenas un año antes, esa muchacha era una chica con una constitución normal; sin embargo, como narra su tío desde la página “tuvo la desgracia de contraer una silenciosa enfermedad, que adueñándose de su decisión, le fue consumiendo la voluntad de alimentarse”.
El caso de Marisol no es único, en el mundo son muchos, tanto mujeres como varones, que padecen la anorexia y la bulimia. Japón es el país con mayor número de personas que sufren estos desórdenes alimenticios, lo sigue la Argentina.


Un mal silencioso


La anorexia nerviosa como un desorden alimentario en el cual la persona afectada se niega a comer y su peso disminuye hasta comprometer seriamente la salud. En casi el 90% de los casos, las pacientes son mujeres de entre 10 y 29 años y, aunque hay pocos estudios epidemiológicos realizados, los expertos calculan que afecta a cerca del 1% de la población.
Un detalle particular de esta enfermedad es que las anoréxicas se -perciben- gordas aunque su peso esté muy por debajo de lo indicado para su contextura. Además, se han descubierto casos de anorexia en todas las culturas del mundo, y no solamente en países del hemisferio occidental.
Por otra parte, la bulimia es un trastorno en el que el afectado se da atracones de comida y luego se provoca vómitos, se administra laxantes o diuréticos y realiza ejercicios físicos extenuantes para -purgar- su comilona. Según datos de los National Institutes Of Health (NIH) de los Estados Unidos, entre un 2 y un 3% de las adolescentes mujeres tienen bulimia y las consecuencias físicas pueden ser graves.
Aunque no hay estadísticas que marquen un aumento en la incidencia de la anorexia, sí se registra un aumento de casos de bulimia. Por otra parte, estas cifras son más que variables. Es que los expertos tienen indicios para afirmar que la cantidad de casos de estos trastornos suelen estar subregistrados. Por ejemplo, un trabajo realizado en el Hospital de Clínicas de la ciudad de Córdoba reveló que aproximadamente el 23% de las estudiantes universitarias sufrían algún tipo de trastorno de la alimentación.
Por otra parte, y según la Asociación de Lucha contra la Bulimia la Anorexia (ALUBA), las estadísticas argentinas triplican a las de Estados Unidos. Y eso se refleja en las 70 personas que por semana reciben los centros de rehabilitación. Uno de cada diez jóvenes padece algún trastorno alimenticio. La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que el índice de mortalidad por bulimia y anorexia en el mundo es de un 15 por ciento, siendo el 90 por ciento mujeres.
Según ALUBA, uno de cada veinticinco jóvenes argentinos sufre de bulimia o anorexia. Desde el inicio de la página de la asociación se anuncia: “Sabemos que las pautas culturales han determinado que la delgadez sea un sinónimo de éxito social. Muchos de nuestros jóvenes luchan por lograr ‘el físico ideal’, motivados por modelos, artistas o por la publicidad comercial. Muchos de ellos creen sinceramente que ‘el mundo es de los flacos’.
Otros, cuyo peso natural excede el standard de delgadez que la sociedad impone, se deprimen, se autocritican y se sienten perdedores y desvalorizados.
‘Ser flaco es sinónimo de éxito’ o ‘si soy flaco todo será más fácil’, es lo que la mayoría cree firmemente y esto hace que todos los esfuerzos se centren en una ‘dieta mágica’. La presión social es muy grande, tanto, que no hay reunión en la que no se toque el tema del ‘peso’, de los ‘kilitos de más’ o de ‘la dieta de moda’.
Toda la población en general está preocupada por la figura. El culto al cuerpo es el caldo de cultivo donde la enfermedad brota y se expande.
Es importante que tomemos conciencia de lo que estos porcentajes reflejan, y que intentemos detectar qué pasa a nuestro alrededor, en nuestra familia y en la escuela, qué pasa con nuestros hijos y con los amigos de nuestros hijos”.

Los "NO" y los "SI" de la prevención

NO a comer en soledad.
NO al mal humor y al capricho.
NO al aislamiento y a la soledad.
NO a la agresividad.
NO a los escándalos familiares.
NO a la condescendencia.
NO a la doble personalidad.
NO a la autoexigencia exagerada.
NO al perfeccionamiento absurdo.
NO a la comida, al cuerpo y a las calorías como tema de conversación.
NO a la hiperactividad.
NO al uso de diuréticos, laxantes o pastillas para adelgazar.
NO a la automedicación.
NO a los productos dietéticos.
NO a los edulcorantes.
NO al abuso de café.
No al cigarrillo.
NO al alcohol.
NO a los caprichos con la comida.
NO al ayuno.


Lo que debemos practicar en casa:


SI a un proyecto de vida saludable.
SI a la comida como acto social.
SI a las actividades programadas.
SI al respeto mutuo, a la colaboración y a la integración grupal.
SI al compromiso mutuo o grupal.
SI a los límites.
SI al diálogo y la comunicación.
SI al respeto a la familia.
SI al buen modo y a la cordialidad.
SI al buen humor.
SI a la productividad y la creatividad.
SI al orden y cuidado de nuestro cuarto y de los espacios comunes de la casa.
SI a la puntualidad.
SI al progreso.
SI a la comida en familia.
SI a la sobremesa.
SI a la constancia y al esfuerzo diario.
SI al programa alimentario con responsabilidad.

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