Rock y poder Existe
alguna vinculación entre poder y rock, entendiendo a éste último
como una expresión, además de musical, socio-cultural. Aunque
parezca una obviedad, en el caso del Rock and Roll ligado a la palabra
Poder, debe establecerse una diferenciación epistemológica, porque poder
tiene dos acepciones: Como verbo y como sustantivo. Podemos, entonces,
hablar de impotencia o de no poder. El
poder como verbo tiene mucho que ver con el Rock and Roll. El Rock es un
resucitamiento de la violencia, que viene de los negros y que penetra en
nosotros, en Occidente, a través de, por ejemplo, Elvis Presley; se
mueve, entonces, todo el culo del mundo, todo Occidente se contornea con
ese bamboleo. Hay que recordar la "moral lease" que regía
en Estados Unidos de Norteamérica, la cual dicta la ley moral de todo el
mundo, y que esos bamboleos era violencia y era poder, le quitaba la
impotencia a la gente. Luego vinieron los Beatles y desaletargaron a la
gente de otra manera: pusieron el poder en verbo. Así la palabra poder se
transforma en poder en sí, en poder que luchaba contra el Poder
como sustantivo. Ahora,
existe un dato muy curioso: durante la segunda guerra mundial, los aliados
por un decreto instaurado, tenían la obligación de confesar las bajas,
mientras que los alemanes no debían hacerlo, no tenían decreto alguno
que los obligase a ello. Entonces los grandes sesudos estos, se
dedicaron a leer todos los diarios del país, prestando atención a todos
los muertos de determinada edad, lo cual arrojaba una muestra de los
muertos de la guerra. Sobre la base de esto se elaboró un sistema que
analizaba la manera, o el método, de cómo detenerlos o modificarlos. En
relación con esto y para volver al tema del rock, cuando se mezcló el
verbo poder con Poder, es decir, cuando comenzó a mirarlo y lo captó, y
se equivocó, y dijo no al rock, volvió a mirar y dijo no a lo otro, y no
a lo otro también, empezó a repetir una capacidad de congelamiento. Para
decirlo de alguna manera, la cultura sobre el arte. El arte está
en movimiento mientras, pareciese, la cultura convierte en historia cada
vez más rápidamente las cosas. La
cultura corre el riesgo de convertirse en un museo en el cual se exhiben
meras cosas, ya despojadas de movimiento... Me
pregunto cómo se llega a un Museo del Rock cuarenta y pico de años después
del fenómeno; cómo poner un museo, será que el universo se ha
vuelto más veloz. ¡ Ya existe un museo del rock ! En la velocidad de los
fenómenos, un pibe de catorce años, ya no sabe qué es el poder de la
acción, no sabe si su cuerpo mueve o no. El ya va al disco, va al hecho
concreto, y esto es lo terrible del poder. No sé por qué, yo lo comparo
- y trato de imaginarlo - con el nacimiento de un sacerdote, o mejor
dicho, lo comparo con cómo nace la hipnosis sacerdotal, que logra atrapar
un movimiento y decir algo sobre él. La responsabilidad mayor de este
acontecimiento la tienen la mayoría de los intelectuales de todas las épocas,
los filósofos, los teólogos y los científicos, que trataron rápidamente,
de captar un fenómeno en movimiento y congelarlo. Los científicos, por
ejemplo, tienen el atrevimiento de decir que las cosas caen por la Ley de
Newton, tratan de explicar algo que el lenguaje no sabe de qué se trata. Al
observar un evento de rock, uno puede descubrir allí el nacimiento de la
paganización del Rock and Roll. Para llamarlo de alguna manera, nunca he
visto nada tan parecido a un rito bestial, tan similar al rito de una
secta muy antigua, en el hecho de ver a un tipo, allá arriba de un
escenario, cantando lo que una multitud le pide que cante, repitiendo
canciones, ofreciendo su producto vil de consumo. Todo muy bien producido.
Se
supuso que el rock era lo más parecido al poder que habían perdido los
poetas y los actores, y que misteriosamente, habían recuperado los músicos,
los cantantes. El primero que sospechó esto fue Eric Clapton, que dijo
una frase que siempre recuerdo: "La culpa de toda esta porquería
la tienen John Lennon y Bob Dylan, porque le hicieron creer a la gente que
nosotros somos alguien que podemos hablar de algo". He
seguido las giras de muchos musicos. He estado en el recital de los
Rolling´s Stones, y siempre he visto y oído lo mismo: "¡ahhh!",
"¡ahhh! ", "¡ahhh!". Aliento. Pero sin
modificación sustancial alguna de la energía. Quiero decir: en una época,
ir a un recital de rock era en realidad, como en las películas; la música
era un elemento, pero en el recital ocurrían - se daban, pasaban -
modificaciones. Uno estaba dentro del recital y a uno le ocurrían cosas;
el cambio se ejercía en uno. Hoy, ahora, en los eventos de rock, todos
tienen que decir lo mismo, oír lo mismo, y el peor de los cantos que se
escucha es ése terrible que dice "es un sentimiento, no puedo
parar". Detengámoslo epistemológicamente y es: es un
sentimiento, que significa miento, es decir, un sentir fingido.
Sigamos : no lo puedo parar, porque es paralítico. Esa
uniformización es nazi. Creo
yo que cada persona es como huellas digitales diferentes. Somos tan
distintos, tan completamente diferentes, que para poder asimilarnos tendríamos
que hacer, no sé, una revolución. Nadie se suicida por lo mismo, nadie
escribe, ni hace o canta, por lo mismo. Parecía que en el rock esto se
notaba, digo parecía. Trasladémonos al underground. A mí siempre
me gustó lo chico, los recitales pequeños. Pero hoy, ya en lo chico o
pequeño se nota, por la disposición de los músicos en el escenario, que
apuntan hacia allá arriba, apuntan rápidamente al poder, que congela un
evento y lo trasforma en objeto de consumo. Cambiemos, ahora, la palabra.
En lugar de underground hablemos de upground, que expresa el
sentido o la idea de " levántate". Subsiste siempre un error en
el hecho de discutir si el margen o el centro. Pero, ¿el margen o centro
de qué?. En un árbol, por ejemplo, el centro permanece más inmutable.
Los cambios que se van a producir, se dan a través de las membranas
externas. Bueno, yo llamo el underground a lo más estándar en un
cuerpo vivo, suponiendo que exista un cuerpo vivo. Es aquello que,
curiosamente, antes se componía de los locos, los poetas, los guerreros
que surgían de esa zona. Toda la porquería surgía de esa zona, desde lo
mejor a lo peor surgía de ahí. Por otra parte, todo lo que surgía del
centro era siempre lo mismo. No importa quién es Napoleón, o quién Stálin,
siempre surgían del centro mismo del poder. Nacían siempre de una
continuidad sacerdotal. En última instancia, cómo tendríamos que
definir una Universidad sino como la cuna del poder y la tumba del saber.
¡Nadie sabe nada en las Universidades!. ¡Nadie!. Y, sin embargo, todo
sale de esos claustros. Los que nos van a juzgar, los médicos que nos van
a matar, ¡todos!. El
rock es cobarde. Los músicos de rock son seres tan insensatos y tan
miserablemente egocéntricos. La música aquí está tan dispersa que una
de las discusiones que tuvo lugar dentro del underground fue, si alguna
vez no había que comprar siete mil guitarras y repartirlas entre la
gente. Wagner discutió esto con Bakunin. Wagner dijo: "Yo estoy
destruyendo la música", y cuando se planteó esto argumentó que
las construcciones que él estaba elaborando, las realizaba para que la
gente no tocase más música. Entonces esto es lo más grave porque las
cosas deben ser devueltas; la música debe ser devuelta a la gente.
Cualquier lenguaje en poder de pocos, es temiblemente peligroso. Esto es
lo que quiso decir Wagner cuando maldijo la música. El
rock es Hitler. Una situación cualquiera: Estoy ahí, recital de los
Rolling´s Stones, un millón de personas. Si yo digo "matensé",
¡se matan!. Ese es el poder que ellos saben que existe. Otra anécdota útil
para el análisis: Hay músicos recontra revulsivos. Existen actualmente
unas 500 o 600 bandas de abajo, del pueblo, que las conozco, que tocan
mal. Agarran los instrumentos, como cuando un ignorante toma un libro, y
nada importa, cantan. Finalmente,
volviendo a la diferencia entre rock y poder, creo yo, que el rock nunca
intentó ser revolucionario. Lo creímos en un momento. Había muchas
revoluciones para hacer. Yo creo que sigue habiendo una revolución a
desarrollar en la pareja, en la vida cotidiana. Si uno no es capaz de
alterar su casa, no puede alterar su cuadra. Si uno es un punk y después
va al banco a trabajar, la palabra va adelante pero no es acompañada por
la acción. Si el verbo no va ligado al hecho, me parece entonces, que
todo es una gran decepción, una gran mentira brutal. Y como las palabras
se han alejado tanto de la acción, ya el mundo es una cosa que ha quedado
acartonada y entonces ahí se unifica todo. Así el rock va en camino de
extinguirse, si no se ha extinguido ya. Ojalá nos llevemos una sorpresa.
Tal vez la única sorpresa que nos puede ofrecer es que, los chicos de las
villas en lugar de tomar una ametralladora, agarren una guitarra. Quizás
sea mejor que en lugar de salir a robar, hayan usurpado las guitarras. Los
ignorantes saben hablar pero no leer. El lenguaje de la música, al igual
que todos los lenguajes criptográficos - llamémoslos sacramentales, que
están en poder de pocos - son tremendamente peligrosos y por ello sería
bueno que existiese algo así como la imprenta de la música, entonces, de
esta manera, se acabaría el poder actual que detentan los grandes
monopolios del negocio musical. Todos
tenemos que tocar y cantar. Las computadoras nos van a acercar al poder
tocar o cantar. Existen aparatos por medio de los cuales uno puede
programar y emitir la voz que quiera. No sé cómo hablaremos de aquí en
más, pero la música es el rock, la canción popular, todas las formas de
canción popular. Hablo en este caso del rock porque es la forma de la
canción hegemónica en el mundo. No hay que olvidar que lo que hacen los
sajones, que tienen sistemas de lenguaje poderosos, desde la lengua y la
tecnología, ha aportado al enriquecimiento musical, como por ejemplo con
el surgimiento de los Beatles, quienes han sido una genial bendición,
pero detrás de lo cual viene la escupida salvaje. Es decir, atrás de
ellos viene la invasión; ellos depredan. Vienen a depredar nuestro medio
interno. No vienen a hacer nada más que llevarse grandes cantidades de
dinero con esos brutales megashows. De todas maneras, el rock como
poder-verbo, no tiene demostraciones actuales. Las últimas que quedaban,
como las de Negú Gorriak y Mano Negra, ya extinguidas,
produjeron la muerte de
todo un movimiento latino, el cual se perfilaba como un poder y un
lenguaje musical alternativo. Espero que interfiera un fenómeno que
modifique esta situación. Cuando pierde poder el teatro y la poesía, la
leyenda que provenía de ellos se transfiere a la música. Pero ésta
posee una estructura que reproduce el esquema del andamiaje, que sostiene
el poder. Existe el África corbs, compuesto por el bajista y el
baterista, los cuales son productos, no participan; ellos son el África,
son el fondo verdadero. Luego se encuentra adelante, avanzando, el
Imperio. Viene la guitarra - que es una voz - y finalmente el cantante,
que es, digamos, como el cura. No importa lo que diga ni lo que haga. Por
otra parte, el público es dictador, quiere que sea todo como ayer. Es ahí
cuando éste se convierte en un forrito. De todas formas, en este momento el rock, no molesta ni a los porteros de Suiza. El arte en general va a tener que plantearse si va a sobrevivir el siglo que viene. El arte es en donde, en realidad, está escondida la palabra "magia transformadora". Si nos damos cuenta que los artistas tienen el mismo poder que los políticos, bueno, tal vez le transmitimos algo a la gente, y tal vez la gente escuche y obre de alguna forma. La magia también se encuentra oculta en la música: Si los Beatles dijeran "abandonen a sus familias", yo saldría corriendo. Quiero decir que existe un poder oculto en esto de la palabra y la canción. Ahora, nadie lo sabe usar o no pueden usarlo. El poder es una concepción abstracta. Se supone que existió una famosa charla entre Trotsky y un anarquista, en la cual se dijo lo siguiente: Trotsky dijo: "tenemos que decidir qué vamos a hacer con los ferrocarriles", y el anarquista contestó: "pero cómo, si vamos a hacer la revolución, es para que no existan más los trenes". ¿Para qué queremos derrumbar al poder?. ¿Para no hacer nada más?. ¿O alguien va a tener que trabajar?.
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