Realmente no es recomendable. Algunos padres lo hacen por sentir que protegen mas a sus hijos; en otras ocasiones por que los niños tienen miedo por las noches, o porque no hay espacio físico en casa.
Pero en cualquier caso, se debe evitar esta situación, ya que se puede generar en el niño una dependencia excesiva para con los padres, e incluso puede modificar su desarrollo. Lo ideal sería que el niño cuente con su propia habitación, pero en caso de no ser posible, se le debe proporcionar un área de privacidad tanto para él como para los padres. En nuestro medio, podríamos hablar de una pequeña división de madera, de una cortina, o algún otro recurso que cumpla el efecto de separación y delimitación de los niños con respecto del espacio de los padres.
A los niños les llama mucho la atención el hecho de dormir con los padres, ya que además de sentirse seguros con el contacto físico, es entretenido, ya que para ellos es como ir de campamento, por eso no se les debe fomentar ésta costumbre, debido a que después será muy difícil hacérselas olvidar. Si se presentan situaciones como que el niño esté algo enfermo o que tenga una pesadilla, lo recomendable es acudir a su lado, hasta que se calme o mejore, hablarle de tal forma que tenga la confianza que sus padres están cerca de él, que no hay nada que temer.
También existen los casos, en que se presenta ésta situación pero no por iniciativa del niño, sino de parte de los padres; esto puede ocurrir en casos de matrimonios con problemas que no quieren enfrentar la intimidad y optan por poner al niño como mediador entre ellos. O en el caso de madres que han quedado solas, por cualquiera que fueren las circunstancias. En estas situaciones quizás, no se tenga claro las confusiones que podemos crear en el niño, ya que no se le da su lugar propio, independiente de los padres, sino que se le coloca como un comodín y esto puede afectar el desarrollo emocional de los niños.
En cualquier caso, si tratamos de erradicar este hábito lo mejor será que el niño note la firmeza de la decisión, no vaya a ser que nos convenza de retomarla. Podríamos hacer atractivo para el niño su habitación o el lugar donde duerme, dejándolo que lo llene con figuritas o cosas que le gusten, así se apropiará de ese espacio sabrá que es suyo y le gustará permanecer en él.