Luther Vera Realpe
Apariencias e intereses políticos
En un sentido político en donde es frecuente que se actúe con sujeción al principio de que el fin justifica los medios, el que las apariencias tengan un valor inversamente proporcional al de las verdades, no pasa de ser más que un prejuicio moral. De hecho si en los actuales momentos el Partido Social Cristiano junto con el PRE, ambos aliados al gobierno del inefable Gutiérrez han comenzado, el uno con la peculiar hipocresía que le es consustancial así como el otro a la sazón del desparpajo que lo caracteriza, a manifestar dudas, contradicciones o desacuerdos a cerca de las acciones e intencionalidades del régimen, verbigracia respecto a los denominados tribunales sin rostro para designar autoridades en el área petrolera, la contratación al parecer dolosa de un seguro en Pacifictel, el que en el Ministerio de Vivienda se mantuviese una cuota política que recibía órdenes desde Panamá y ya no, o que haya quedado insubsistente el nombramiento de una asesoría dirigida desde allá, no se debe tanto a la quijotesca recuperación del sano juicio, cuanto a la no precisamente pulcra maniobra de corte electoral con cuyo uso pretenden marcar distancias, alejarse al menos en apariencia de un circunstancial amigo que no producirá ningún rédito en cuanto a votos dada su paupérrima credibilidad y el rechazo popular que rápidamente se ha granjeado. Se trata del jueguito de siempre dentro de un año estratégico, de reubicación de piezas en el tablero y posicionamiento de prioridades e intereses que se expresarán en el tamiz de la opinión pública, aunque por debajo continúen arreglándose onerosos y lucrativos contratos y los regateos alrededor de la sempiterna intención roldosista de traer al país a su principal líder.

Otros, los atrabiliarios y los que prefieren ubicaciones neutrales deberán conformarse con lo que buenamente la sociedad ecuatoriana les reconozca, en el primer caso por su participación directa para lograr la asunción de un gobierno al que sólo no aborrecen quienes ejercen alguna función dentro de él ,y respecto al segundo porque nadie considerará plausible lavadas de manos ponciopilatescas en busca de deslindar responsabilidades, lo cual no deja de ser una forma refinada de hipocresía.
Hay que esperar que Maquiavello no tenga razón al decir que la mayoría se deja guiar por las apariencias, “pues todos ven lo que pareces ser, mas pocos saben lo que eres”

 
 
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