La dura intervención del Diputado Eduardo Saffirio contra Longueira

       Señor Presidente, después de escuchar al diputado señor Longueira, no puedo callarme y quiero decir un par de cosas para que quede constancia en actas.

Este caballero que acaba de hablar, tiene mi misma edad: nacimos el mismo día del mismo año. El es de la UDI, yo soy democratacristiano. Cuando yo era jefe de la Democracia Cristiana universitaria de la Universidad de Chile, en los años 1980 y 1981, este caballero era jefe del gremialismo. Fue dirigente designado por los militares en la Universidad de Chile, fue delator de sus compañeros.

En 1979, el diputado señor Gabriel Ascencio, que se sienta en un escaño al lado mío, quien habla y Guillermo Pickering, ex subsecretario del Interior del gobierno del Presidente Frei, fuimos expulsados de la universidad a
petición de estos caballeros al ministro del Interior, señor Sergio Fernández.

Esos son los demócratas que hoy día hablan de libertad de expresión, de pluralismo y contra el fascismo.

El señor Longueira delataba, junto con otra gente de aquí, a personas como Felipe Sandoval, ex subsecretario y ministro del Presidente Frei; a Marcelo Leseigneur, funcionario de la Tesorería General de la República; a Enrique Fanta, director de Aduanas; iban a pedirle al señor Sergio Fernández, partidario de la dictadura al igual que ellos, ministro y hoy miembro del mismo partido del diputado señor Longueira, que nos expulsaran de la
universidad.

Los decanos de derecha conseguían transformar esas peticiones de expulsión en simples suspensiones.

Dice este caballero aquí que él no tiene ningún interés en permanecer en esta institución porque hay censuradores, hay gente que no cree en el pluralismo. ¡Qué frescura! ¡Qué patudez! ¡Cómo miente! Fue miembro de instituciones antidemocráticas desde pequeño. Lo he escuchado en la cámara con asombro, viendo que es el mismo fascista de ayer y de hoy, porque ni viene de la democracia ni va hacia la democracia, atacando al diputado señor Camilo Escalona -en circunstancias de que el diputado señor Escalona propone una medida de caridad cristiana- en términos violentísimos.

Cada vez que abre la boca expele ácido.

Hoy lo hemos visto en este alegato ridículo, que nadie cree. No tiene sentido hacer una sesión especial. El juicio sobre la actuación de este caballero está en las encuestas, es uno de los políticos más repudiados de Chile; el juicio sobre este caballero está en la calle, el estupor de los comités de cesantes, de los trabajadores, de los pequeños y medianos empresarios; incluso de grandes empresarios ante lo que ha dicho en Miami, ya selló un juicio: este señor ni viene de la democracia ni va hacia la democracia, están desesperados.

Si no le ponen bozal, Lavín no va a sacar ni treinta puntos en las próxima elección presidencial, con los términos que se expresa, con las actitudes que ha tenido en sus veintitantos años de historia política.

Habla contra los políticos. No ha construido ni siquiera una casucha de perro como ingeniero; no ha calculado una vivienda social, no ha calculado un puente en un lugar campesino y nos viene a hablar en contra de los políticos. Lleva cuatro períodos de diputado y no ha trabajado nunca en la empresa privada.

Es Catón, viene aquí a darnos lecciones. Y hoy día ha cometido el tremendo error que ha significado que el país entero repudie sus dichos, porque ha quedado claro que ante la desesperación de una candidatura presidencial de Lavín que se hunde, el lavinismo no trepida incluso en jugar con la suerte económica del país en medio de turbulencias tan grandes como las que estamos viendo en América Latina, porque están enceguecidos.

Es un soberbio, lo ha demostrado aquí una vez más. !Acúseme constitucionalmente! ha dicho; le falta hidalguía. Ha recordado en ocho ocasiones la actitud de la UDI respecto de la mala inscripción de la Democracia Cristiana. No tiene generosidad, es un fascista pequeño.

Por eso, la ciudadanía ya tiene un juicio sobre él; por eso van a seguir perdiendo las elecciones, como las han perdido todas, porque la gente no es tonta.

Esta ya no es una discusión de políticos. Ahora es el tiempo de que hable la  gente de nuestro país y que diga si Longueira le ha hecho o no un enorme daño a nuestro país, sobre todo a la gente más modesta, que está sin
empleo; al pequeño y mediano empresario, con lo que ha expuesto en Miami.

Por eso, no es necesaria ninguna sesión especial.

Termino diciendo -vienen entrando algunos matones de la UDI a gritar, después de que habían abandonado la sala, porque saben que lo que he dicho es cierto; he citado nombres y fechas- que estoy aburrido, en estos seis
meses, de ver a estos fascistas que nos quieren dar lecciones de democracia, en circunstancias que tienen las manos manchadas de sangre. Incluso fueron cómplices de los mayores robos de este país y ahora vienen a hablar en contra de los políticos, de la corrupción y a favor de la transparencia y de la honestidad.

He citado nombres de connotados diputados que los conocemos desde pequeños a ellos en la universidad, incluso de ministros que saben que lo que he dicho es cierto.

 He dicho.

 Jueves, 17 de Octubre de 2002

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