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Para
comprender las complejas tramas políticas en que estuvo
implicada Elizabeth Báthory, hay que adquirir un profundo
conocimiento de la historia de Europa Oriental durante finales del
siglo XVI y principios del XVII.
Los Báthory pertenecían
a un entramado de nobles protestantes de origen húngaro que
vivían entre el Sacro Imperio Romano Germánico de los
Habsburgo (católicos) y el Imperio Otomano (musulmanes). Estos
nobles pactaban con unos y con otros, o se enfrentaban a favor de unos
o de otros, según su mayor conveniencia de cada momento. Los
monarcas con aspiraciones absolutistas e imperiales les consideraban
señores feudales potencialmente
traidores y rebeldes, pero demasiado poderosos para eliminarlos
fácilmente.
Estamos, pues, ante un típico conflicto
entre
monarcas que aspiran al absolutismo imperial, aristócratas
feudales que no desean ceder un ápice de su poder y una
burguesía urbana emergente pero aún muy débil, en
medio de la Guerra de los Trece Años entre los Habsburgo y los
otomanos. De fondo, constituyendo más del 90% de la
población, un campesinado pobre y radicalmente sometido a unos y
otros por la vía de la fuerza, del orden tradicional y de la
religión. Alquimistas, astrónomos, místicos y
brujos apuntaban ya la Revolución Científica, sacudiendo
todo ese orden tradicional y apuntando futuras revoluciones
políticas... pero, al mismo tiempo, sus mayores mecenas y
proponentes eran los más beneficiados por el mismo. Se trata de
un mundo en transición, único y ya desaparecido en el
Occidente desarrollado.
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Por
tanto, no resulta posible adscribir las tendencias
reales o supuestas de Elizabeth a ninguna
ideología contemporánea. Posiblemente fuera una
partidaria de la renovación
renacentista, y por tanto opuesta a diversas
características del medievalismo. Pero, como cualquier otro
agente político de la época, su principal lealtad estaba
con su apellido y con el ejercicio del poder... y eso incluía la
reivindicación
de un mundo feudal capaz de hacer la transición a la
modernidad por sí mismo. Por encima de ninguna
otra cosa, Elizabeth Báthory fue una hábil
política que operaba en el entorno de la Corte Imperial de los
Sacros Emperadores Romanos Germánicos Rudolf II y Matthias II,
así como de los sultanes del Imperio Otomano, a favor de...
Elizabeth Báthory y los suyos.
En
el plano religioso, Elizabeth era una noble cristiana
que había sido educada en el protestantismo
calvinista. Como hemos visto, tuvo grandes encontronazos con el
clero
católico, por la vinculación del mismo con el poder
imperial absoluto que ella y los suyos trataban de contener. Para
ocultar sus crímenes y enterrar a las
víctimas fallecidas "por causas misteriosas y desconocidas", se
apoyó con frecuencia en el clero protestante local. Poco tiempo
después de su muerte comenzaría en Europa la Guerra de
los Treinta Años, donde las diferencias entre católicos y
protestantes tuvieron un papel muy relevante.
No obstante, si su leyenda contiene aunque sea
sólo parte de verdad, es obvio que Elizabeth no se identificaba
a título personal
con ninguna forma de cristianismo. Más bien, se habría
introducido en diversas áreas del ocultismo
que proliferaban en su tiempo a través de diversas sociedades
secretas. Pocas de tales sociedades perviven hasta hoy. |
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