La Bicicleta de Frances


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THE SONICS: Y TODO PARA DIVERTIR A LA CHAVALERÍA



The Sonics pertenecían a la escena garagera del Pacific Northwest, que incluía a otros grupos con cierto nombre como The Kingsmen, Paul Revere & The Raiders, The Ventures o Don & The Goodtimes. No fueron los primeros, ese honor recaería en The Wailers, pero sí los mejores.
Hay ocasiones en las que personas sin mucho talento realizan obras de gran importancia. Y es que estos no eran más que cinco tipos de provincias sin otra pretensión que tocar rock and roll de la forma más salvaje posible. Pero se dieron las circunstancias necesarias para que sus grabaciones de 1964 y 1965 terminaran adquiriendo una dimensión mucho mayor de lo que pudiera esperarse.
Su primer LP, Here are The Sonics!, es una de las piezas fundamentales y fundacionales del garage-punk americano. Resulta brillante en su brutalidad exenta de cualquier coartada intelectual. Todo para divertir a los chavales.
Los responsables de este atentado sonoro fueron Larry Parypa (guitarra), Gerry Roslie (voz, piano, órgano y único compositor del grupo), Rob Lind (saxofón), Andy Parypa (bajo) y Bob 'Boom Boom' Bennett (batería). Los chicos entregan todo lo que tienen y acometen sus instrumentos con todas sus fuerzas. El guitarrista aprovecha su afición a manipular los amplificadores y Roslie, que sin ser un gran cantante tenía una buena y poderosa garganta, grita como un loco a lo largo de todo el disco.
Roslie no era ningún genio, pero se las arregló para escribir unos cuantos clásicos absolutos del género. Temas simples, primitivos, guarros y estupendos como "Witch", "Boss Hoss", "Psycho" y "Strychnine".
No menos poderosas son sus versiones de éxitos del rythm and blues: "Money", "Walking the dog", "Night time is the right time" y por encima de todas su influyente apropiación del "Have love will travel" de Richard Berry, que convierten en un monumento garagístico.
Más rutinarias resultan "Do you love me", "Roll over Beethoven" y "Good Golly Miss Molly". No todo les iba a salir perfecto a estos dementes desgarramantas. Eso sí, hasta éstas están a años luz, en cuanto a energía, de las "mariconadillas" de Beatles y Stones.
El segundo, Sonic Boom, ya no es lo mismo aunque contenga suficientes atractivos para los que gusten del primero e incluso para considerarlo un disco importante dentro del rock de garage. Pero ya no es lo mismo, no.
Las canciones propias, "Cinderella", "The Hustler", "He's waiting" y "Shot down", de nuevo son un acierto; sin embargo, entre las versiones sólo "Louie Louie" da en el blanco. Hay otras que tienen fuerza pero que no dejarían de ser de las prescindibles en el primero, y cuando prueban con material más blando el resultado es bastante decepcionante.
No hace falta decir que nunca repitieron estos triunfos iniciales. No importa, la mayoría nunca alcanzará lo que ellos lograron.
Joselete Pérez


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