La Bicicleta de Frances


NATHANIEL HAWTHORNE




MUSGOS DE UNA VIEJA RECTORÍA (Mosses from an Old Manse)


La marca de nacimiento (The Birthmark)
Esa pequeña mancha en el bello rostro de Giorgiana es el símbolo del pecado original y la imperfección humana. Locos quienes quieran enmendar la plana a la Naturaleza: esos espiritualistas que aspiran a llevar al ser humano a un "estado superior" aquí y ahora. Infeliz quien no quiera convivir con los defectos de los demás y no sea capaz de ver los suyos propios. El hombre es espíritu y materia, cielo y tierra. La perfección únicamente en el Paraíso.
Maravillosa parábola que es infinitamente más que las paridas que pueda yo expresar.


Una fiesta selecta (A select party)
Fiesta a la que no conviene ser invitado, la de las fantásticas e irreales ambiciones mundanas; y en caso de serlo, mejor salir por patas, por muy atractivas que sean las luces de colores. El peligrosísimo país de Nunca Jamás.
Hawthorne da un inteligente consejo a los que aspiran a crear obras duraderas: "Vivir auténtica y sabiamente para su propia época, pues si hallan ustedes una fuerza original podrán vivir para la posteridad". Para ser universal hay que ser local, que venía a decir Flannery O'Connor. No se comprende al Hombre sin conocer al tendero de la esquina.
Aun teniendo su interés, este tipo de relato metafísico no me gusta mucho. Da pie a soltar rollos (tonterías) pero no disfruto leyéndolo, ni tengo ganas de releerlo.


El joven Goodman Brown (Young Goodman Brown)
Logradísima pesadilla gótica. ¿Fue un sueño o una real misa diabólica lo que presenció? Lo mejor y lo peor de la sociedad convivían amistosamente en el interior del bosque. Después de aquello entendemos que viera el mundo como "una mancha de culpa, una enorme mancha de sangre"; a nosotros nos puede ocurrir algo similar tras leer la historieta. Repongámonos y no nos quedemos con que la naturaleza humana es todo pecado y corrupción. Hay blanco y hay negro. Pintando lo blanco de negro le hacemos el juego al diablo. No nos dejemos arrastrar por ese calvinismo al que tan propensos somos algunos.


La hija de Rappaccini (Rappaccini's daughter)
Empieza aludiendo burlonamente a la impopularidad de su obra y a su criticada afición a lo alegórico, para a continuación soltarnos una siniestrísima y locamente fantasiosa historia de esas que se le daban tan bien. Una dulce y bondadosa señorita es víctima de la sabiduría pervertida de su padre. Experimentos con humanos en el jardín de Satán.
Hagan caso al autor, no se vuelvan locos buscándole significados. El sólo quería hacerles pasar un buen rato (o malo, según se mire).


El ferrocarril celestial (The celestial railroad)
Aquí toma como punto de partida la alegoría de John Bunyan, "El progreso del peregrino" (1678), para escribir otra que sirve de mofa y advertencia a los que pretenden ir al Cielo en cómodo y lujoso vagón, ahorrándose las penalidades del camino. Mucho nos tememos que ese tren se dirige irremediablemente hacia las tinieblas.
Pesadilla imaginativa, educativa y extrañamente humorística.


Feathertop
Decididamente nuestro amigo (así nos considera él a sus lectores) sabe introducir comicidad dentro de los ambientes diabólicos. Y es que seguro que Belcebú ríe malignamente mientras contempla al personal bailando al son de su flautilla.
Una bruja otorga un simulacro de vida a un espantapájaros y lo lanza a triunfar al gran mundo. A buen seguro que lo habría logrado con su vacía artificiosidad, pero en el momento que se contempló en un espejo tuvo suficiente juicio y sensibilidad para admitir su verdadera condición. Lástima que muchos petimetres y charlatanes que por ahí circulan no vean el espantajo en que se han transformado. Divertidísimo.


Los nuevos Adán y Eva ( The new Adam and Eve)
Mientras la humanidad ha sido llamada al Juicio Final, los nuevos Adán y Eva pasean entre los restos que dejaron los antiguos pobladores. Su conclusión es que debían ser una especie de recolectores de basura, la cual guardaban en extraños lugares (juzgados, museos, iglesias, bibliotecas, cárceles y viviendas). Calmosa, encantadora y devastadoramente "punki".
Cuento a favor de la pureza y simplicidad de la naturaleza frente a las perversidades elaboradas del arte y el intelectualismo.
A mí tampoco me place el aire de las bibliotecas. Me produce pavor la visión de todos estos estudiantes tantas horas aquí metidos. ¿Se marchitarán?


El egoísmo o La serpiente del pecho (Egotism or The bosom serpent)
Impresionante relato alegórico en el que un desgraciado es corroído por la serpiente que alberga en sus entrañas. Sea remordimiento, pena o enfermedad, desarrolla un conocimiento tal sobre su reptil que le permitirá reconocer los distintos monstruos que anidan en la mayoría de sus conciudadanos. Como a nadie le gusta que le descubran sus bajezas, será apartado de la sociedad para que se consuma a solas con su demonio y les deje a ellos continuar con el suyo oculto.
Únicamente rompiendo el estado hipnótico en que nos sumerge la serpiente del egoísmo alcanzaremos la redención.
Este cuento y el siguiente conforman el díptico "Alegorías del corazón".


El banquete de Navidad (The Christmas banquet)
La portentosa imaginación de Hawthorne nos proporciona un festín de inmundicias. Cena navideña por la que cada año van pasando los personajes más miserables. Ninguno tan desdichado como Gervayse Hastings, el hombre que nada siente, ni alegrías ni penas; para él todos eran sombras parpadeantes en la pared, incluidos él mismo, su mujer e hijos.
Algunas de las estampas aquí descritas bien podrían estar acompañadas de esas estupendas ilustraciones de Edward Gorey.


El entierro de Roger Malvin (Roger Malvin's burial)
Uno de sus relatos clásicos. El peso de la promesa incumplida, la mentira y el secreto ocultado hasta a la esposa. Amargura y aislamiento. El corazón del bosque como testigo y tumba. Final de los espectacularmente macabros.


La correspondencia de P. (P.'s correspondence)
Satírica crítica literaria hecha a través de un pirado que confunde a los vivos con los muertos. Rollo pretendidamente cómico que no tiene mucha gracia.


El holocausto de la Tierra (Earth's holocaust)
Sueño apocalíptico en el que unos locos reformistas van echando a la hoguera lo bueno y malo de las creaciones humanas. Todos estos revolucionarios ignoran que el mal reside dentro del hombre y ningún sistema podrá curarlo.
Dios nos libre de los filántropos quemadores de Biblias. Es igual, lo bueno siempre sobrevivirá al fuego.
Interesante aunque denso y poco divertido.


La colección de un virtuoso (A virtuoso's collection)
El hombre inmortal y el Aleph. Borges, o el anti-Borges. ¿Para qué todas las cosas y el tiempo del mundo si no hay alma? La nada del frío coleccionista.
Curioso pero con el mismo problema que la mayoría de estos últimos relatos.


El artista de lo bello (The artist of the beautiful)
Inesperadamente Hawthorne se une a los del arte sublime. El artista en busca de la belleza pura y divina incomprendido por materialistas, utilitaristas, cínicos y brutos. Aunque la figura del sensible Owen Warland resulte algo ridícula -es lo que me impide disfrutar plenamente este bonito cuento-, es admirable en su lucha contra la socialización del arte.
Cuando se consigue una obra buena de verdad poco importa su destrucción o marginación, siempre quedará lo mejor: el placer de haberla creado. Al menos eso piensa el escritor.
Precioso aunque demasiado lírico. Personalmente me quedo con el Hawthorne oscuro que resta importancia a las cosas.



CUENTOS CONTADOS DOS VECES (Twice told tales)


El velo negro del ministro (The Minister's black veil)
Un velo negro separa al buen ministro de sus parroquianos durante toda su vida. No es más que el símbolo de los crímenes que todos ocultamos en nuestro corazón; pero al personal no le gusta mirarse al espejo y reconocerse feo. Él sabe lo que hace: renuncia al amor de sus congéneres para ganar en respeto. Repudiado por la buena sociedad, es de gran ayuda a los desesperados y angustiados que se identifican con el trozo de crespón oscuro; vetado de fiestas y alegrías, es buscado en los momentos de aflicción. Cumple su voto hasta la tumba. Sólo ante Dios nos quitaremos esa máscara que todos llevamos.


Wakefield
Un caballero se exilia de la humanidad abandonando, sin motivo aparente, el puesto que le corresponde junto a su mujer. Podría haber sido una sola hora lo mismo que terminaron siendo veinte años. No nos importa si fue maldad, capricho o locura ("¡Wakefield, Wakefield, estás loco!", se dice a sí mismo); lo que fascina es fantasear con esos cien metros convertidos en paralizante y absurdo abismo. A veces doblar la esquina supone saltar a otra dimensión y perderse.
Estas son las historias que, además de emparentarle con su amigo Melville (pienso primeramente en Bartleby), le convierten en precedente de Kafka. En ocasiones es difícil entender el entramado y la sucesión de aparentes sinsentidos, pero creo que debemos dar gracias por estar inmersos en la partida.
Apunta Enrique Villa-Matas muy acertadamente que la diferencia está en que en Kafka el cuento habría finalizado con el personaje vagando por las calles, mientras que con Hawthorne acaba volviendo a casa.


El experimento del Dr. Heidegger (Dr. Heidegger's experiment)
El viejo y siniestro doctor, auténtico matasanos, organiza un íntimo guateque para unos decrépitos, decadentes y finamente corruptos amiguetes.
El experimento es todo un éxito: Por muchos años que pasen, nuestros amigos siguen siendo los mismos gilipollas de hace 10, 20 o 50 años; y si tuvieran la oportunidad volverían a cometer los mismos errores una y otra vez. De lo efímero de la juventud y lo perenne de la estupidez.


La ambición del forastero (The ambitious guest)
Aun cuando Hawthorne no era hombre de iglesia, sí estaba interesado en las "ideas de iglesia" e influenciado, dicen, por el oscuro determinismo calvinista.
Los sueños de grandeza de un ambicioso jovenzuelo sepultados por la decisión tomada en un segundo. Junto a los suyos también los más modestos, aunque no por ello menos locos, de una humilde familia. Todo suele depender de esos pequeños detalles que nosotros no controlamos.


David Swam
Mientras David duerme, la Riqueza, el Amor y la Muerte danzan a su alrededor, pasando de largo finalmente. Cuando estamos despiertos es igual y si fuéramos plenamente conscientes de esos acontecimientos, que nos rozan sin afectarnos, nos volveríamos locos. La Providencia -sabia y buena- juega con ellos sin vulnerar nuestra libertad. En cualquier caso, es bueno saber que nuestra cabeza pende de un hilo.
Dios no tiene un esquema rígido. Él sabe cómo encontrar al hombre y convertir sus extravíos en caminos. Siempre que pongamos algo de nuestra parte, claro.


El asesinato de Mr. Higginbotham (Mr. Higginbothan’s catastrophe)
Menor y entretenida. Ligera y humorística, aun sin abandonar el misterio. El destino se muestra favorable al alegre, desenfadado y algo frívolo Dominicus Pike.


El gran rubí (The great carbuncle)
Parábola sobre el egoísmo y la ambición. Didáctica y divertida. Objetivos equivocados conducen irremediablemente a dramáticos resultados.


Una boda extraña (The wedding-Knell)
Siniestra boda, con repiques y cortejo funerario, entre dos amantes de juventud convertidos ya en viejos caducos. La novia, casada varias veces, ha llevado una vida de frívola vanidad; el novio, abandonado por ella de joven, ha vivido triste y desesperadamente, marcado por aquel hecho. A las puertas de la muerte se unen para la eternidad.



OTROS CUENTOS


El día de Acción de Gracias de John Inglefield
La pobre Prudence opta, o se deja arrastrar, por el pecado, rechazando la bondad de su hogar, lo mismo que algunas almas rechazan el Cielo y la gracia de Dios para entregarse al infierno.
La elección entre lo celestial e infernal puede ser cuestión de minúsculas decisiones; de la dulzura al horror a veces sólo hay un pequeño paso.
Joselete Pérez


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