La Bicicleta de Frances


THE CURE: EL TRISTE CAMINO A PORNOGRAPHY



Pornography fue la consecuencia lógica de los dos discos anteriores: Seventeen Seconds y Faith; la última parte de la conocida como trilogía siniestra. Por eso puede ser interesante analizar estos LPs como pasos sucesivos que a punto estuvieron de acabar con su principal responsable.
En los primeros singles y el primer album del grupo Robert Smith ya demostraba talento y originalidad a pesar de la dispersión estilística. En Seventeen Seconds (1980) todo se concreta más y se pone de manifiesto que la depresión se está adueñando del grupo, aunque más que tristeza este disco expresa extrañeza y confusión (personales, no musicales). A Smith no le hace ninguna gracia convertirse en adulto y eso va a marcar su carrera y su vida. El sonido es similar al de canciones anteriores como “Three Imaginary Boys” pero se introducen teclados que ayudan a crear mejor los ambientes y dan más cuerpo a las canciones. Los arreglos son tremendamente simples y minimalistas, Smith por entonces solía decir que “menos es más”. La producción es muy buena, la mejor de la trilogía, consigue que todos los instrumentos estén integrados y a la vez destaquen y se distingan. Contiene dos de las canciones más importantes del grupo: “Play for Today” y “A Forest”. En la primera se muestra egocéntrico, cruel y cínico; no nos debe sorprender que se convirtiera en estrella del pop. La segunda es una de esas canciones que se puede escuchar miles de veces sin cansarse. Musicalmente es una joya con un inicio intrigante, unos desarrollos de guitarra estupendos y un acertado final con el bajo en solitario. Además es una de sus letras más conseguidas, con esa chica a la que persigue por el bosque hasta darse cuenta de que no existe. Pero hay otras canciones que, aunque no tan accesibles, también son muy buenas: “Secrets”, “In Your House” y sobre todo “M”. El ambiente tétrico de “At Night” anticipa el que se desarrollará en Pornography. Cierran el disco recordándonos lo efímero de la vida (“Seventeen Seconds”)
Con Faith (1981) queda claro que Smith está en crisis personal. Contiene algunos de los mejores textos que ha hecho, además de ser los más reflexivos y tristes. Hay imágenes de iglesias, cementerios y funerales. La muerte está presente como algo real y cercano y no como una idea abstracta. También hay reflexiones sobre la imposibilidad de sentir las cosas como cuando las descubrimos en la infancia y adolescencia (“Primary”). Todo ello de forma reposada y sin estridencias, salvo "Doubt" que, a pesar de ser lo más prescindible, introduce un elemento enfermizo que anticipa el siguiente disco. Pero Smith no es ninguna lumbrera del pensamiento y es mejor como creador de piezas musicales que como letrista, por eso es en el terreno musical en el que expresa su estado de ánimo de forma más brillante con canciones preciosas como "The Funeral Party”, “ The Drowning Man” y “Faith”. La tristeza queda perfectamente reflejada; son canciones lentas, repetitivas y ambientales, con el bajo llevando el peso y bonitas guitarras jugando discretamente a su alrededor, y simples y efectivos teclados. Sólo rompen la calma dos canciones: “Primary”, que es una de las clásicas del grupo, y "Doubt". Aunque en la época Smith hablaba de Nick Drake, el referente más claro serían las últimas canciones del Closer de Joy Division. La producción es pobretona y esquelética, pero por lo menos mantiene gran parte del minimalismo del anterior a pesar de que los arreglos sean más complejos. Se trata de un disco en el que Smith busca algo a lo que agarrarse pero no lo encuentra, observa a la gente que tiene Fe pero él no la tiene. Esto hace que esa tristeza se transforme en angustia y desesperación: eso es Pornography.
Pornography (1982) es un disco excesivo y enfermo. La producción es bastante tosca y con pocos matices, las guitarras son más sucias y la batería tiene más fuerza y más protagonismo que en el anterior. El ambiente es denso, agobiante e insano. No ha recibido muy buenas críticas, es un disco para fans dispuestos a escucharlo muchas veces para penetrar en él. No hay canciones a las que engancharse en una primera escucha, todas se mueven entre los 4 y los 7 minutos. A mí la atmósfera que tiene me recuerda algo a Birthday Party, pero debe ser por lo enfermizo porque la verdad es que no hay discos que suenen como éste, ni siquiera ningún otro del propio grupo. Destacan “One Hundred Years” con un estupendo riff de guitarra, “The hanging garden” y “A Strange Day”, que posiblemente sea la más bonita (en letra y música) de un disco que no es nada bonito. Tras unas cuantas escuchas podemos descubrir “Siamese Twins”, “The Figurehead”, que ha ido ganando importancia entre los seguidores del grupo y que también tiene un buen trabajo de guitarras, y la que cierra y da título al disco que es la más extrema. Las otras dos (hay ocho al igual que en Faith) contribuyen al ambiente general sin llamar mucho la atención. Smith canta de forma angustiada en consonancia con unos textos algo confusos y muy macabros que nos muestran al autor al borde del colapso. No es sólo que no encuentre sentido a la vida sino que parece aborrecer todo lo que le rodea, llegando a describir con asco una primera relación sexual (“Siamese Twins”). Tampoco encuentra en las relaciones sociales algo que merezca la pena, por lo que no es de extrañar que el suicidio aparezca como solución a tanta angustia (“The Hanging Garden”, “A Strange Day”). A lo largo de todo el disco Smith deja claro que su mente está enferma, pero a pesar de no haber mostrado esperanza en ningún momento termina la última canción con la frase “I must fight this sickness, find a cure”.
Parece ser que en esta época Smith se convierte en una persona intratable. Las sesiones de grabación y la gira posterior son bastante tensas. El uso de las drogas y sobre todo del alcohol, que ya eran importantes en la gira de Faith, se incrementan. Se pasa el día colocado y hasta llega a dormir en el estudio. Con todo este panorama parece que es un claro candidato a seguir a Ian Curtis, pero afortunadamente se agarró a las últimas palabras del disco y en los siguientes meses fueron apareciendo algunos de los singles más desenfadados del grupo ("Let's Go to Bed", "The Walk" y “The Lovecats”). Luego vendrían el excéntrico The Top (1984), que tendría que grabarlo él solo, y el importante The Head on The Door (1985), en el que de nuevo contaba con todo el grupo y que les abriría las puertas del estrellato. La tristeza seguiría presente a lo largo de la discografía de The Cure pero nunca más de esta forma tan angustiosa.
Con Pornography The Cure triunfan al reflejar musicalmente la angustia vital y la náusea. Aún sin entender las letras adivinaríamos los sentimientos que se quieren transmitir (lo mismo vale para Faith). El problema está en el interés que esto pueda tener para el público y en si realmente merece la pena dedicarle mucho tiempo para penetrar en él, ya que a diferencia de Faith, del single que sucedió a éste (“Charlotte sometimes”) y de “Seventeen Seconds”, aquí no hay belleza que descubrir. Sin embargo los amantes de lo morboso tienen en él un festín.
Manolo Barrero


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