La Bicicleta de Frances


TELEVISION PERSONALITIES



AND DON'T THE KIDS JUST LOVE IT (1981)

Aunque su punto de partida estaba en la cultura pop de los sesenta, los Television Personalities lo eran todo y no eran nada. En el "do it yourself" encontraron su razón de ser y, sin la menor agresividad, resultaron más punk que los de la cresta. También fueron precursores del lo-fi y el indie; y mods bizarros y arties psicodélicos.
Dan Treacy era otra bendita anomalía dentro del rock. Tenía un enorme talento para hacer grandes cosas con los medios más pobres y creaba arte a partir de la chapuza. Las habilidades instrumentales o vocales no eran su principal virtud, pero todo acababa funcionando; incluso el cochambroso sonido servía para disimular los defectos. Era un tipo extraordinariamente complejo en el que se mezclaban agudeza, ironía, exaltación, amargura, trazo infantil, ternura, sensibilidad, frustración, inocencia y locura. Entre Ray Davies, Daniel Johnston, Paul Weller y Syd Barret.
En el periodo 1978-1980 publicaron dos singles y un EP absolutamente fundamentales. Un total de ocho canciones, casi todas clásicas de su repertorio: "14th floor", "Part time punks", "Where's Bill Grundy now", "Posing at the Roundhouse", "King and country"... Están en el obligatorio recopilatorio "Yes darling, but is it art?".
Su primer LP, "And don't the Kids just love it" (1981), es una formidable sucesión de canciones a la altura de los mejores trabajos de los Kinks o los Jam. Musicalmente tiene un empuje y un entusiasmo que nunca volverían a mostrar de forma tan global. Eso de "unos Jam amateur y de baja fidelidad" sirve para hacernos cierta idea.
Entre tanta energía, destacaría "Silly girl", "Look back in anger", "This angry silence", "Geoffrey Ingram" y "The glittering prizes". Luego encontramos alguna más "artística" -"Diary of a young man", el recitado de un diario sobre una vibrante guitarra- y otras acústicas y preciosistas -el instrumental "The crying room" y la de las sesiones de té y salchichas con Barret, que es de lo mejor-.
En los textos, sin embargo, domina lo negativo. Familias en las que todo es un desastre ("This angry silence" o "A family affair"), personajes grises y solitarios que sueñan equivocada y desesperadamente ("World of Pauline Lewis", "Diary of a young man"), total desencanto con la vida ("Jackanory stories") y montones de chicas tristes. Hay otras menos oscuras: la estupenda canción de amor "Silly girl", la simpática descripción del triunfador "Geoffrey Ingram", la esperanza del que se sabe perdedor de "The glittering prizes" y la encantadora y aniñada "I Know where Syd Barret lives". Pero hasta en los pasajes más positivos hay un poso de tristeza. Y ese sería el problema de Dan, que dejaría que la depresión se fuera adueñando de él y de su música.
"I spend the days on my own / Writing silly poetry / Writing poems for the girl I love / But she doesn't love me"


MUMMY YOUR NOT WATCHING ME (1982)

Se mantienen las maneras tímidas e infantiles y el sonido cutre –parece que forman parte de la idea artística de Daniel-, pero las canciones son más largas y complejas y el conjunto mucho más oscuro y psicodélico. Con el tiempo se revela como otro muy buen disco aunque haya sido infravalorado por carecer de la brillante sencillez del primero. Uno de los pocos críticos que le prestó atención en su momento lo definió como Swell Maps haciendo versiones de Ray Davies y Paul Weller. Perfecto, basura sónica post punk + sólidas composiciones sixties.
Las primeras siete forman un mal viaje en el que Dan exhibe sus miedos e inseguridades. Sueños rotos, decepciones y búsqueda desesperada de amor y comprensión. Es tremendo eso que suelta en “Mummy your not watching me”: “I don´t know why but I’m still crying / If only you’d see / I’m not the fool you think I am / If you could see, if you could see”. (Seguramente, al igual que sus personajes e ídolos, buscaba donde no podía encontrar). Hay momentos reposados como la bonita aunque devastadora “Where the rainbow ends”, otros más potentes (“Adventure playground”, “Scream quietly”, “Mummy your not watching me”) y uno especialmente asfixiante (“David Hockneys diaries”).
En las cuatro finales el imprevisible y contradictorio Treacy recupera el pulso de sus primeros tiempos mostrándose eufórico. “Painting by numbers”, “Lichtenstein painting” y “Magnificent dreams” son de las más luminosas de su carrera. Y en este álbum sí hay correspondencia entre música y letra: “If I had a ladder I’d climb up to the sky and take my paintbox with me to paint your face up high” es ejemplo de ello.
Terminan con la gloriosa “If I could write poetry”, una de mis favoritas de todos los tiempos. Tiene cierto sabor agridulce porque, como suele ocurrir, la señorita a la que va dirigida no parece responder de forma positiva, pero es tal su fuerza y convencimiento que arrasa con todo, deficiencias técnicas incluidas. Con ese estribillo (“If I could write poetry I would write a thousand poems to tell the world that I love you”) o te toman por alguien ridículo o por un tipo maravilloso.
Manolo Barrero


Buenas páginas sobre los Telefamosos:
http://www.televisionpersonalities.co.uk
http://www.popfloor.com/tvps/home.html


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