La Bicicleta de Frances La Bicicleta de Frances


THE SAINTS



(I’M) STRANDED (1977)

Sin duda uno de los artefactos fundamentales vinculados al punk del 77. Ni un segundo de respiro ni desperdicio en estas 10 abrasivas canciones. Hasta sus fenomenales medios tiempos –“Story of Love” y “Messing with the Kid”, con su puntillo dylaniano- son de una intensidad desarmante. Las distorsiones del guitarrista Ed Kuepper te dejarán la cabeza como un bombo si no puedes evitar disfrutar de cosas tan tremendas como “Wild About You”, “No Time”, “Demolition Girl”, “Night in Venice” o la misma titular. Tanto ruido y celeridad como pasión y clase.
El crudo debut de estos salvajes australianos es fruto de años practicando rock & roll y rythm & blues a lo bestia, con indudable influencia de Stooges, MC5, New York Dolls y los más fieros conjuntos británicos de los sesenta.
Junto a Kuepper, el otro líder y compositor era el cantante Chris Bailey, poseedor de una garganta muy adecuada para el rock. Grave y profunda, áspera y desgarrada en su justa medida, siempre creíble. El batería Ivor Hay también fue miembro estable desde que comenzaran en el garaje de los padres de Ed , allá por el año 73, hasta 1978. Al bajo se sucederían diversos personajes.
Los textos se centran en la natural desorientación, frustración y desarraigo juveniles.


ETERNALLY YOURS (1978)

Está claro, ni son un grupo punk al uso ni van a repetir fórmulas preestablecidas, aun a riesgo de despistar y espantar a aficionados cuadriculados. La escena londinense del imperdible no podía acogerlos amigablemente: Dominaban sus instrumentos, no se ajustaban a la estética y actitud predominantes y tampoco estaban dispuestos a reír las gracias de afectados jovenzuelos ni a bailar al son de amanerados dictadores de la moda. Los ingleses los considerarían cuatro desagradables garrulos de las antípodas. Ellos, que amaban la música de verdad, comprendieron el timo en cuanto llegaron. Benditos bárbaros australianos.
“Eternally Yours” es un trabajo más denso y disperso, de melodías y ambientes más enrarecidos, cuyas bondades irán descubriéndose en sucesivas audiciones. Eso sí, pese a ser menos inmediato, veloz y ruidoso, su energía vuelve a impresionar y enganchar desde el primer momento.
Siguen acertando con las brutas –“Lost and Found”, “No, Your Product”, “This Perfect Day”- y las calmadas –“Memories are Made of This”-. La sorprendente (sitúense en la época) inclusión de metales en “Know Your Product” y “Orstralia” produce un interesante cruce punk-soul.
Bailey aúlla ahora contra la alienación y estupidez generadas por la publicidad y medios de comunicación.


PREHISTORIC SOUNDS (1978)

Ante su olvidado tercer elepé no queda otra que quitarse el sombrero una vez más. Qué categoría tenía esta banda. La lástima es que va a ser el último con todos los miembros fundadores. Dos gallos talentudos como Kuepper y Bailey no podían durar en el mismo corral.
Poco más de un año ha pasado desde su estreno discográfico y ellos ya tienen contratado un equipo completo: trompetas, trombón, saxos y piano; no para revisitar el pasado, sino para acentuar los matices y el sabor soul, rythm and blues y jazz de su personal rock. Pese a versionar con devoción y decencia "Security" de Otis Redding y "Save Me" de Aretha Franklin, la chicha está en temas propios de la talla de "Swing for the Crime" (ritmo Bo Diddley), "All Times Through Paradise" (te dicen que es Van Morrison y lo crees), "Church of Indifference" o las oscuras "Brisbane (Security City)" y "The Prisoner" (a encuadrar en eso que llaman ahora post-punk).
A partir de aquí The Saints van a ser Chris Bailey más los músicos contratados en cada ocasión. A Kuepper, que decidió volver a Australia, habrá que seguirle la pista primeramente con Laughing Clowns y posteriormente en solitario o con The Aints.


PARALYTIC TONIGHT DUBLIN TOMORROW (1980)

Admito que quizá habría sido más correcto que Bailey no siguiera operando con el mismo nombre una vez finiquitada la formación original. Ahora, lo que no trago es el desprecio al material editado a partir de entonces. Porque los discos de los Saints sin Kuepper, no es que sean dignos y decentes, es que son buenísimos.
La primera entrega de la nueva etapa fue un EP, "Paralytic Tonight Dublin Tomorrow", estreno a su vez del histórico sello francés New Rose, especializado en apoyar a músicos de cierto prestigio ignorados por público y discográficas. Cinco impecables canciones, algunas de las cuales continúan en el repertorio actual de la banda. Una suerte de "power pop" interpretado con el entusiasmo y nervio habituales. "Simple Love", "Call It Mine", "Don't Send Me Roses" ... ummm, qué buenas. Y siempre queda espacio para el rock & roll: "On the Waterfront" recuerda a los Rolling Stones.
Inmejorable debut.


THE MONKEY PUZZLE (1981)

El primer elepé va en la misma línea del EP. Pop poderoso con destacable presencia de esas guitarras a lo Byrds que tanto influyeron en innumerables y variopintos grupos de los 80. A las recuperadas "Simple Love" y "Miss Wonderful" suman nuevas gemas del género como "Let's Pretend", "Always Always" o "Paradise".
En sus recovecos topamos con otros palos ya familiares: el "rythm and blues" de la clásica "Dizzy Miss Lizzy" o los aires souleros de "In The Mirror"; y otros nuevos: el saxo de la maravillosa "The Ballad" crea un ambiente cercano al Van Morrison más sombrío.
Por las letras deducimos que los fracasos amorosos y el alcohol tenían muy ocupado por aquel entonces a este descendiente de irlandeses.


OUT IN THE JUNGLE (1982)

Me encanta este trabajo supuestamente menor. El sonido y las canciones. A pesar de ser una producción humilde, no se escatimaron medios y arreglos: vientos principalmente, que son los que llevan el peso, y ocasionales cuerdas, piano y órgano. Sin excesos, todo muy cuidado y perfectamente ajustado. El resultado es un oscuro rock soul, por momentos afín a Graham Parker.
Comienza de forma exultante con "Follow the Leader" y la elegante "Rescue", una de mis favoritas de todo su cancionero. Luego están la dramática "Casablanca", la retorcida "Senile Dementia", "Curtains"... en ningún momento bajan la guardia.
El disco busca reflejar el Londres nocturno como asfixiante y peligrosa jungla urbana . Nada de alegres fiestorros , sino la tristeza y el deterioro, físico y mental, escondido entre locales y farolas. El frenético, enfermo y caótico ritmo de "Beginning of the Tomato Party" lo representa admirablemente; lo mismo que la adecuada portada expresionista.


A LITTLE MADNESS TO BE FREE (1984)

Es curioso. Ya no grabarán algo tan urgente y rabioso como “I’m Stranded”; sin embargo, perviven en Bailey los mismos sentimientos de inadaptación, aislamiento y confusión, si bien de forma más reflexiva y reposada. Ahora las guitarras quedan en segundo plano, cediendo el protagonismo a violines y metales. Pero para nada sale un disco derrotado, melancólico o depresivo. Aunque vuelque su malestar en ellas, sus grabaciones siempre son vigorosas, firmes y de alguna manera redentoras , cualesquiera sean los instrumentos utilizados.
La épica “Ghost Ships”, una de sus creaciones emblemáticas, es la canción estrella. No obstante, casi todas las piezas de esta sólida colección son destacables. Las emocionales “The Photograph” y “The Hour”, el folk de “Wrapped Up and Blue” o la entrañable “Angels”. Me gustan especialmente “Down the Drain” y “Walk Away”, muy próximas al pop de sus compatriotas The Go-Betweens.
Quizá nadie llegue nunca a comprendernos. No por ello vamos a hundirnos; seguiremos adelante haciéndolo (canciones en su caso) lo mejor posible. Y si es con esa pizca de sana locura, que es la mayor lucidez, mejor que mejor.
“Still I trhink it’s better to stand out in the rain / than go slipping on down the drain”.


ALL FOOL’S DAY (1986)

Su álbum de mayor éxito, gracias sobre todo a que se hizo hueco en el mercado norteamericano, lo cual no extraña siendo notable en la composición, como de costumbre, y de acabado más profesional y convencional.
Vuelve a servirse de montones de músicos e instrumentos para ahondar todavía más en la variedad de estilos y arreglos ya presente en “A Little Madness To Be Free”. Soul, blues, folk, música celta, gospel. Así, las guitarras (“jangling”) acústicas y eléctricas conviven en equilibrio con las distintas orquestaciones. El esfuerzo mereció la pena. Canciones como “Just Like Fire Would”, la balada “See You in Paradise” o el himno “All Fool’s Day” cuentan entre lo mejor de su carrera.
El disco contiene numerosas referencias cristianas y algunos de los pasajes están claramente influidos por el Van Morrison espiritual. Nuestro hombre, al igual que su colega Nick Cave, expresa bastantes dudas y aparenta no creer en la oración, optando por confiar en sus propias fuerzas. Lo positivo es que en general encontramos un trasfondo divino en sus obras, y que siempre da gusto tratar con personas conscientes de la lucha que a todas horas debemos librar con los diablos internos y externos. “When the world is cold and dark / And the rain comes, don’t let it fall on me / In a world as cold as ice / I’ll keep a fire burning, just to keep out the dark”.
Joselete Pérez


La Bicicleta de Frances 1

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