La Bicicleta de Frances


REVOLVING PAINT DREAM: REIVINDICANDO A ANDREW INNES

Las grabaciones al fin recuperadas de Revolving Paint Dream deben servir para reconsiderar el peso de Andrew Innes en Primal Scream, donde siempre ha gustado de permanecer a la sombra, no ya de Bobby Gillespie, sino del resto de sus más parlanchines compañeros.
Sabido es que los de la banda escocesa no son grandes compositores de canciones; pero sí unos entusiastas enciclopedistas de la música, que de vez en cuando aciertan de pleno al jugar con el puzle sonoro. Y aquí encontramos parte de lo caleidoscópico de sus mejores obras -psicodelia, garage, ruidismo, pop, dub, baladas narcóticas, gospel, soul- solo que sin batir los distintos elementos y de acabado mucho más casero y modesto.
Revolving Paint Dream estuvieron presentes en los orígenes del sello Creation compartiendo formación en un principio con Biff Bang Pow, el grupo de Alan Mc Gee, jefe de la empresa. Su misterio reside tanto en el secretismo de los autores como en la escasa distribución de sus trabajos y el nulo interés despertado entre público y plumillas. Pese a ello, aseguramos que el núcleo de la banda eran Innes y su novia Christine Wanless, y que en diferentes etapas les ayudaron otros habituales de la casa: McGee, Joe Foster, Richard Green, J. C. Brouchard, Luke Hayes y Dave Musker.
En "Flowers in the Sky: The enigma of the Revolving Paint Dream" (Rev-Ola, 2006) se recoge todo lo publicado, los dos sencillos y los dos elepés.
Se estrenaron en 1984 con "Flowers in the Sky", encantador single de inocente psicodelia pop. Segunda referencia de Creation y uno de los clásicos "indies" de la época.
Su primer elepé, el también psicodélico "Off to Heaven", supondría una decepción. Contenía demasiadas ideas con cierto interés pero sin desarrollar adecuadamente -las siniestras "The Judges" y "Walter Valentine's Dead", la amable "Yellow Ball" o incluso la versión larga de "Flowers in the Sky"- y pocas canciones buenas -quizá "7 Seconds" la única, aunque bien están "Stop the World" y "Sun, Sea, Sand".
A continuación llegaría otro bonito single con apuntes de northern soul en la cara A, "Green Sea Blue", y belleza lánguida en la B, "Sun, Sea, Sand".
Y ya en el 89, se despedirían con su mejor obra, el largo "Mother Watch Me Burn" (me encanta el título), en el que, a pesar de seguir mostrándose como una banda sin personalidad definida, resuelven con notable acierto sus ejercicios y experimentos. Ruido oscuro ("The Dune Buggy Attack Battalion"), pop C86 (mi favorita, "Mother Wash My Tears Away", y "Burn This House Down to the Ground"), rock progresivo ("Mandra Mandra"), delicadas piezas de orfebrería ("Fever Mountain"; "Electra's Crying Loaded in the Basement", de influencia evidente pero preciosa; "Untitle Love Song"), garage Detroit ("Garbagebrain") y hasta una especie de country gospel ("300 Coda"), además de incluir lo mejor de su repertorio anterior. El cajón de sastre funciona estupendamente ya que, esta vez sí, en su saqueo del pasado dan con melodías inspiradas.
Aunque en definitiva es música derivativa y no esencial -no descubren nada que no hicieran Pastels, Velvet, Spacemen 3, TV Personalities, Pink Floyd, Swell Maps o Jesus and Mary Chain-, los interesados en el C86 y el pop independiente de los 80 pueden, y deben, acercarse sin ningún reparo al consistente periodo formativo de Andrew Innes.
Joselete Pérez

Un saludo a Migue. No hay noche que Bobby no aparezca en nuestra conversación.


PRIMAL SCREAM: JIM BEATTIE Y EL C-86

Curioso lo del disco "Sonic Flower Groove", tan maltratado por la inmensa mayoría de la crítica profesional de ayer y hoy, y tan querido por algunos aficionados, supongo que criados con él, como yo.
Aquí, desde luego, tenemos mucho cariño a la etapa C-86 de Primal Scream, aquella que va del 85 al 87 y comprende sus dos primeros singles además del arriba citado primer elepé. Cuando Jim Beattie trenzaba tintineantes guitarras Rickenbacker y Bobby Gillespie cantaba con inocente, delicada y aniñada voz.
No eran más que otros chicos tristones condenados a las catacumbas (nadie imaginaba su transformación en estrellas del rock) que perseguían fantasmas de los sesenta, principalmente los de Byrds y Love. Pero Beattie, quien sospecho se ocupaba en gran parte de las melodías, es un infravalorado compositor con buen gusto y maña para las pequeñas y modestas tonadillas. Y el álbum está repleto de bonitas canciones: "Gentle Tuesday", "Silent Spring", "Aftermath", "Love You" (pariente directa del "Some Candy Talking" de Jesus and Mary Chain), "Leave"...
No obstante, las verdaderas joyas de este periodo son los dos sencillos que lo precedieron, los brillantes "All Fall Down" y "Crystal Crescent", que junto a sus caras B, "It Happens" y por encima de todas "Velocity Girl", son piezas de cabecera en esta casa.
Tras su publicación, Beattie abandonaría la banda para formar Spirea X y posteriormente Adventures In Stereo.
Joselete Pérez


La Bicicleta de Frances

Hosted by www.Geocities.ws

1