La Bicicleta de Frances


JULIUS DANIELS: NOVENTA Y NUEVE AÑOS EN SING-SING


Atendiendo a la calidad en lugar de a la cantidad, situaremos la escasísima producción de Julius Daniels por delante de las extensas discografías de muchos insulsos artistas. Repartidas en dos sesiones de 1927, registró únicamente siete canciones pero todas bien sustanciosas. El por entonces joven cantante y guitarrista interpreta, con ruda voz y solventes maneras de veterano, un variado repertorio. Hace blues recio (“My Mama Was A Sailor”, “99 Years Blues”) y afligido (“Richmond Blues”, “Crow Jane Blues”), espirituales (“I’m Going To Tell God How You Doin’”, “Slippin’ and Slidin’ Up The Golden Street”) y country arcaico (“Can’t Put The Bridle On The Mule This Morning”). Son tan buenas que hasta por una vez se agradecen las dobles tomas, pues apetece escucharlas dos veces seguidas. Además, en cada sesión estuvo respaldado por un segundo guitarrista –Bubba Lee Torrence en febrero, Wilbert Andrews en octubre- que le ayudó a crear una sólida base instrumental; aplicando artes de punteo a las piezas profanas o técnicas deslizantes a las religiosas.
“99 Years Blues”, la más famosa, trata sobre un tipo encausado tras liarse a tiros en un arranque de violencia. El pobre hombre suplica clemencia por ser novato en los juzgados; el juez le responde que espera no volverlo a ver, condenándolo a noventa y nueve años de trabajos forzados. Es otro de los temas incluidos en la esencial antología de Harry Smith.
Como pueden imaginar, apenas tenemos información relativa a sus andanzas. Al parecer, este músico itinerante procedente de Carolina del Sur se enteró de que los cazatalentos de Victor Records iban a realizar audiciones en Atlanta y hacia allí encaminó sus pasos para probar suerte. Y, aunque solo fuera parcialmente, la tuvo: Fue el primer músico negro al que grabaron, convirtiéndose de paso en el primer cantante de blues de Carolina en publicar un disco. Lo malo es que no alcanzó ninguna repercusión y nunca más tendría otra oportunidad. Después de un par de años deambulando por el país, decidiría instalarse definitivamente en Carolina del Norte, donde se ganaría las judías desempeñando oficios poco artísticos aunque no menos meritorios, como pueda ser el de bombero. En 1947 falleció a consecuencia de la sífilis, sin poder asistir al resurgir del blues en los cincuenta.
Joselete Pérez


La Bicicleta de Frances 1

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