La Bicicleta de Frances


La Bicicleta de Frances


GETATCHEW MEKURYA: LA CAZA DEL ELEFANTE AFRICANO

Mientras la mayoría de músicos de jazz etíopes intentaban asimilar las tendencias imperantes entre sus colegas estadounidenses, el saxofonista Gétatchèw Mèkurya optó por sumergirse en las tradiciones autóctonas en busca de fuentes alternativas de inspiración. Esa vuelta a las raíces le llevaría a tratar de reproducir con su instrumento los agresivos cánticos improvisados por los guerreros antes de entrar en combate, obteniendo como resultado un estilo característico que le convertiría en un artista especial y un personaje muy apreciado entre sus compatriotas.

Las maneras libres e indómitas desarrolladas por Gétatchèw le han ganado comparaciones con los radicales cachorros del free jazz norteamericano. Pese a que presumiblemente no pudo conocerlos hasta años después de haber definido su forma de tocar, ni mucho menos ellos a él, la curiosa coincidencia no debería sorprendernos demasiado ya que África siempre ha estado presente en la mente de numerosos músicos negros de Estados Unidos. No es extraño, pues, que llegaran a converger de algún modo. En cualquier caso, la equiparación es válida sólo si atendemos a su interpretación. Por lo demás, hemos de tener en cuenta que las bases y el contexto son muy diferentes, puesto que los estupendos músicos que le acompañan –batería, bajo, piano-órgano, trompeta y segundo saxo- no se dedican a su vez a la improvisación sino que en todo momento se ciñen al ritmo y la melodía requeridos por el tema. De esta forma, los furiosos fraseos del saxofonista semejan los desesperados bramidos de un animal salvaje que se revuelve dentro de los límites a los que se ha visto reducido por sus hostigadores. Y aunque en principio la bestia a imitar por los guerreros, y a consecuencia también por el intérprete, fuera el león, la sonoridad del instrumento evoca más bien al elefante.

El volumen 14 de la serie Éthiopiques está dedicado al escaso material registrado por Gétatchèw como líder de banda. Reúne los dos sencillos y el elepé grabados en 1972 para Philips-Etiopía. Añade además una pieza de finales de los 50 que viene a documentar, con un sonido precario en extremo, que ya entonces practicaba su particular estilo en la orquesta del Teatro Haile Sellassie.

La audición de este recopilatorio me sugiere tres escenas distintas. Primero la persecución del elefante por las llanuras en “Almaz yèharèrwa” y “Akalé wube”, dos buenas muestras de la exuberancia desplegada por el conjunto. A continuación el paquidermo barita enfurecido al sentirse atacado y privado de libertad. Lo reflejan una serie de fascinantes títulos en los que el saxo establece diálogo con otros instrumentos. El órgano en “Yègènèt muziqa”, otro saxo en “Aha gèdawo”, una trompeta repetitiva en “Shellèla” y ambos metales en la brutal “Gèdamay”. Por último la fiera aparece cansada de tanto pelear, resignada a su cautiverio. “Muziqa heywèté“ o “Ambassèl“ son cortes más reposados, de una bella melancolía crepuscular, a medio camino entre el exotismo oriental y una suerte de jazzístico vals de la sabana.

Solo le ponemos una pega al disco: La uniformidad melódica. Las composiciones de Gétatchèw tienden a ser muy similares entre sí. Escuchar dos o tres seguidas es una experiencia auditiva más que recomendable para cualquier aficionado a la música moderna africana; todo lo que pase de cinco o seis puede cansar. Gétatchèw es bueno y único pero también bastante limitado. Para disfrutarlo adecuadamente conviene administrarlo en pequeñas dosis.
Joselete Pérez


La Bicicleta de Frances 1

Hosted by www.Geocities.ws